'Animal' tendrá segunda temporada en Netflix: Luis Zahera vuelve con más ovejas y más enredos

Este martes, Netflix ha confirmado la segunda temporada de 'Animal', la comedia rural gallega protagonizada por Luis Zahera y Lucía Caraballo que, entre ovejas, frases de taza y mucho costumbrismo del norte, consiguió colarse en el Top 10 español y alcanzar el número 1 en tres países: España, Argentina y Uruguay.

Un éxito que ni los más optimistas del plató esperaban y que ahora promete “más humor, más enredos… y más ovejas”.

La serie nació casi como una rareza dentro del catálogo de la plataforma: una serie gallega, rodada entre verdes imposibles, con un veterinario huraño y una sobrina que no sabe distinguir una cabra de un perro mestizo.

El resultado fue una de esas ficciones pequeñas que se hacen grandes gracias al boca a boca (o, puestos a hacer el chiste, balido a balido), convertida en fenómeno rural y con un acento gallego que se reivindica con más naturalidad que nunca tras la reciente polémica lingüística de Netflix.

“En la segunda temporada de 'Animal' volvemos a sumergirnos en el fascinante vínculo entre animales y humanos de la mano de Antón y Uxía. Habrá más peluditos, más granjas, más Antón y Uxía y, por supuesto, más comedia”, explica Jota Aceytuno, productor ejecutivo en Alea Media.

Y sí, vuelve Kawanda, el personaje viral de frases dignas de taza de desayuno, y regresa también esa mezcla tan gallega de sarcasmo y ternura que convierte lo absurdo en costumbrismo puro.

'Animal' no ha necesitado de grandes giros ni tramas imposibles: basta con una granja, un par de ovejas y Zahera poniendo cara de que el mundo se ha vuelto loco para que funcione.

La serie, creada por Víctor G. León y escrita por Teresa Bellón y César F. Calvillo, mantiene su espíritu original: una comedia con alma salvaje sobre lo que ocurre cuando la familia y el trabajo se mezclan más de la cuenta.

Antón sigue siendo ese veterinario rural que ha terminado en una tienda de mascotas; Uxía, su sobrina, continúa intentando convertir el caos en negocio. Entre ambos, una Galicia que se ríe de sí misma y, de paso, nos recuerda que el humor, cuando es auténtico, no entiende de fronteras ni de especies.