Arturo Fasana, gestor de Juan Carlos I: mujer, hijos, fútbol y una yegua estrella

Es uno de los hombres más buscados en estos momentos. Arturo Fasana, gestor del rey Juan Carlos I, jamás ha dado una entrevista sobre su trabajo y sus clientes, consciente de que una de las consignas más sagradas de su trabajo es la discreción. Su nombre aparece estos días en prensa a raíz de unas informaciones sobre el juicio que se lleva a cabo en Suiza por la presunta fortuna del Rey emérito. Según 'El País', Fasana ha declarado ante el fiscal que recibió un maletín con 1,7 millones de euros, procedentes de Baréin, que le entregó directamente el monarca español para que los ingresara en Suiza. Pero... ¿quién es Arturo Gianfranco Fasana? ¿A qué dedica el tiempo libre? Este suizo criado en buenos colegios y residente en uno de los mejores barrios de Ginebra es el fundador y socio de Rhône Gestion, una empresa dedicada a gestionar grandes fortunas.

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Antes de crear su sociedad, trabajó para otras entidades, como Credite Suisse, y ha vivido en lugares como Londres y Buenos Aires. Natural de Tesino, cantón italiano de Suiza, este empresario políglota (habla cinco idiomas) es un apasionado de la cultura latina, los deportes y la buena vida. Arturo es el pequeño de siete hermanos, tal como se señala en la esquela de la madre de familia. Fue uno de los momentos duros de su vida, cuando en 2011 murió su madre a los 96 años. Casado con Jocelyne, Arturo Fasana tiene tres hijos y dos nietos. El primero de los pequeños nació el mismo año en el que moría su abuela -según informó el matrimonio en la prensa local-, nacimiento que compensó en parte esa pérdida.

El fútbol es una de sus debilidades, un deporte que ha practicado con regularidad y que ha inculcado a sus hijos. Ahora es seguidor del Barça y el Madrid, aunque en su momento llegó incluso a presidir un club en Suiza. Lo cuenta él mismo en uno de los currículums que cuelgan de la web de sus negocios: “Jugador de la Liga B en Chiasso, continuó su recorrido deportivo por distintos equipos en Ginebra. Más tarde, accedió al cargo de presidente del FC Saint-Paul, en Vésenaz (Ginebra), equipo de tercera división que dirigió de 2005 a 2008”.

Castlefield Eclipse

Si hablamos de deportes, no podemos dejar de nombrar su pasión ecuestre: Fasana tiene varios caballos y hay uno que destaca entre todos. Se trata de la yegua irlandesa Castlefield Eclipse. Nacida en 2002, este ejemplar ganó un diploma en los Juegos Olímpicos 2012 de Londres montada por el jinete suizo Paul Estermann. Eclipse, ganadora de numerosas competiciones internacionales, fue retirada en diciembre de 2017 y su jinete anunció lo propio en abril de 2018, según las informaciones de clubes deportivos y de competiciones internacionales.

La yegua favorita de Fasana fue trasladada al establo belga de la familia de Axel Verlooy, uno de los empresarios de caballos más importantes de Europa, y la dedicaron a la cría. En marzo de 2019, tuvo que ser dormida y sacrificada, con 17 años, por una fractura de hueso. La publicación especializada 'Le Cavallier' informó de la muerte de Castlefield Eclipse, a quienes sus propietarios llamaban Milly. Los Fasana tienen dos yeguas más, que en 2019 criaron junto al caballo Esmerald y que ya han tenido sus potros, a quienes la familia espera poder llevar a concurso de saltos, como hicieran con su yegua estrella.

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El gestor del Rey emérito se mostró muy orgulloso de su yegua cuando la retiró y declaró: “Quiero agradecer a Paul Estermann por haber confiado en nuestra yegua y por cuidarla con paciencia y generosidad hasta llevarla al nivel más alto”. Pocas declaraciones públicas existen de Fasana, aunque cuando se trata de su afición, suele darse rienda suelta.

Mansión en las afueras

Arturo y Jocelyne Fasana viven en las afueras de Ginebra, en una magnífica mansión rodeada de jardines con una gran piscina en el centro. Allí criaron a sus tres hijos, dos chicos y una chica. Dos de ellos, Yannik y Gregory, trabajan con el padre en Rhône Gestion, mientras que la chica se dedica al negocio de la logística después de estudiar Empresas en la Haute Ecole de Gestion de Ginebra, según ha escrito ella misma en Linkedin.

La hija de Fasana es también aficionada a la hípica y ha participado en citas hípicas, como el Concurso Internacional de Saltos de Ginebra, en 2010, donde montó a Castlefield Eclipse, la yegua estrella de sus padres, tal y como aparece en la web de la competición. El año en el que Fasana asegura que el rey Juan Carlos le entregó 1,7 millones de euros, la familia estaba pendiente, entre otras cosas, de cómo su hija competía con la gran yegua que habían adquirido pocos años antes.

Los otros dos hijos de Fasana trabajan ahora con su padre tras haber dado algunas vueltas antes de entrar en la empresa familiar, tal y como relatan en la web de Rhône Gestion. “Yannick Fasana cursó sus estudios escolares en Ginebra e inició su carrera profesional en un sector que le apasiona, el periodismo, como freelance independiente en un gran diario ginebrino. Con anterioridad, pasó temporadas en Canadá y en Argentina, donde trabajó y adquirió el dominio del inglés y el español”. Se incorporó a la empresa en 2007, en la actualidad es administrador, mientras que Gregory, quien entró en la sociedad en febrero de 2014, es analista en el negocio.

Tres hijos y dos nietos

“Titular de una licenciatura en Ciencias Económicas de la Universidad de Ginebra, continuó sus estudios cursando un máster en Investment Management en la Cass Business School de Londres, que aprobó con distinciones en 2008”. Además, “Gregory fue a Madrid, donde residió durante seis meses para perfeccionar su español”. Tras su paso por la capital española, el hijo del gestor de las inversiones ‘reales’ volvió a Ginebra, donde trabajó en varios bancos (como Deutsche Bank) hasta que entró en el negocio familiar.

Tanto Gregory como Yannick están casados y tienen hijos, todos menores de edad. Entre las aficiones de los nietos de Arturo Fasana también se encuentra el deporte, en especial la escalada. Viven en Ginebra, se relacionan con la alta sociedad mundial, sí, aunque los niños estudian en escuelas públicas, de alto nivel, según aparece en el registro escolar, pero nada que ver con, por ejemplo, la Ecole International, colegio que la infanta Cristina, residente en la misma ciudad, escogió para sus hijos.