Genoveva Casanova, feliz en amores pero triste en doblones

La crisis afecta hasta a los más Vip del corazón y desde hace unos meses, los lamentos de los que cobran por poner la cara junto a una firma se escuchan en todos los chalets de La Moraleja y Somosaguas, donde siempre venían muy bien esos extras millonarios para pagar los gastos de mantenimiento o el último tratamiento en Maribel Yébenes.

Entre la lista de damnificados ahora se suma el nombre de la mexicana Genoveva Casanova, todavía condesa de Salvatierra, que hasta hace muy poco era imagen de la joyería Vasari con la que se comprometía a realizar al menos una portada en ¡Hola!, así como dos o tres eventos al año posando con esas joyas y atendiendo a los medios de comunicación, aunque sólo fuera para decir que era una mujer feliz y una madre entregada así como una nuera cariñosa y una cuñada ideal.

Genoveva evitaba preguntas sobre su matrimonio con el jinete Cayetano Martínez de Irujo pero sonreía tímidamente y dejaba en esos silencios que cada cual interpretara lo que quisiera. Hoy habrá que esperar un nuevo contrato para poder verla de nuevo en esos gestos y es que los tiempos no están para tanto lujo ni tanta cara guapa en el escaparate.

Lo bueno de lo malo es que ahora Genoveva no tendrá que contestar a la pregunta de qué planes tiene con un hijo del escritor peruano Mario Vargas Llosa, con quien se ve y se entiende muy bien y de ahí que haya casi desaparecido del mapa social en los últimos meses. Alguna fiesta privada, algún partido de tenis en la Caja Mágica y poco más, ya que por Sevilla no va desde que operaron a su suegra. Ni en Feria ha bajado junto a sus niños para alegrar las tardes de la duquesa de Alba. Por cierto, la duquesa aún cree que las cosas entre su hijo y su nuera se pueden solucionar.