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Belén Ordoñez y su hija por fin comparten casa
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Belén Ordoñez y su hija por fin comparten casa

A pesar de todo lo que se dijo en su momento sobre las presuntas desavenencias entre Belén Ordóñez y su hija, Belencita, las dos han iniciado

Foto: Belén Ordoñez y su hija por fin comparten casa
Belén Ordoñez y su hija por fin comparten casa

A pesar de todo lo que se dijo en su momento sobre las presuntas desavenencias entre Belén Ordóñez y su hija, Belencita, las dos han iniciado el 2010 compartiendo casa en feliz armonía en el pueblo madrileño de Torrelodones. Una casa sencilla y austera, más para disfrutar en la intimidad que para enseñar.

El nuevo año ha traído la paz familiar, y madre e hija han limado asperezas. Las dos son conscientes de que se necesitan más que nunca. La hermana de la fallecida Carmina Ordóñez abandonó definitivamente la clínica López Ibor el 31 de diciembre del 2009 y pasó la Nochevieja en compañía de su hija y de un grupo de amigos. Belencita había sido dada de alta semanas antes.

Sus vecinos afirman que las dos suelen dar largos paseos por los alrededores del pueblo. Los médicos que las trataron en la clínica en cuestión, porque ambas estuvieron ingresadas en ese centro médico desde principios de noviembre, les han recomendado que se tomen la vida con tranquilidad para que no se repitan los estados de ansiedad y de depresión que aconsejaron su internamiento.

Y eso es lo que están haciendo, alejadas del bullicio de Madrid e instaladas muy cerca de la casa de Marisa, una de las mejores amigas de Belén madre, con la que suelen verse muy a menudo. Salud mental, armonía y feliz convivencia son las claves de este entendimiento materno filial.

Ahora, Belén Ordóñez quiere que en el 2010 se cumpla el dicho de “año nuevo, vida nueva”, y se plantea acometer varios proyectos profesionales, uno de ellos relacionado con la pintura a mano sobre seda y otros materiales, y otro relacionado con velas de colores.

La hermana de aquella a la que llamaron en vida “la divina”, asegura a sus íntimos que ha dejado atrás las depresiones y que encara la vida con confianza y muchas ganas de salir adelante por sus propios medios. Porque de todos es conocido que su sobrino, el torero Francisco Rivera Ordóñez, se hizo cargo de todos los gastos derivados de la estancia de su tía y su prima en la clínica. Belén quiere demostrar que es autosuficiente, y aunque agradece en el alma a su sobrino su ayuda económica, quiere ser ella misma quien solucione su futuro monetario. Cuestión de dignidad.

A pesar de todo lo que se dijo en su momento sobre las presuntas desavenencias entre Belén Ordóñez y su hija, Belencita, las dos han iniciado el 2010 compartiendo casa en feliz armonía en el pueblo madrileño de Torrelodones. Una casa sencilla y austera, más para disfrutar en la intimidad que para enseñar.