Robin Wright: de la Jenny de 'Forrest Gump' a la 'dama de hierro' de Hollywood

Con una cinta en el pelo y como si fuese aquella Jenny de 'Forrest Gump' de la que nos enamoramos a mediados de los 90. Robin Wright se ha casado esta semana con su pareja, el ejecutivo de Yves Saint Laurent Clément Giraudet. La actriz de 'House of Cards' ha vivido un año movidito con la expulsión de su compañero de serie, Kevin Spacey. También ha tenido que responder más de una pregunta acerca de las acusaciones de abuso sexual que acabaron con el trabajo del actor. Ya tocaba, por tanto, ser noticia por algo que no fuesen los desbarajustes del protagonista de 'American Beauty'.

La vida amorosa de Wright ha sido movidita. En su haber figuran tres matrimonios. Nada raro en el universo celebritoso si no fuera porque el segundo fue con Sean Penn y casi acaban tirándose los trastos a la cabeza.

“Lo que sucedió es que ella y yo no compartíamos las mismas opiniones éticas sobre la crianza de los hijos, tampoco en su edad adulta”, dijo él cuando se separaron en 2010. Y se quedó más ancho que largo. Se refería a los dos hijos que tuvo con ella: Dylan y Hopper. Nadie imaginaba una guerra entre un marido y una mujer que había llegado a adoptar su apellido, como si negase su propio protagonismo en una industria ferozmente machista.

“Estoy harta de morderme la lengua”, es lo máximo que llegó a decir sobre ese matrimonio, que duró desde 1996 hasta 2007, cuando alegaron diferencias irreconciliables. Lo más raro del asunto es que el divorcio no se materializó y la pareja acudió del brazo a la ceremonia de los Oscar de 2009, en la que él ganó la estatuilla como mejor actor por 'Mi nombre es Harvey Milk'. Eso sí, el que esperase que él le dedicase el premio se quedó con las ganas. Pocos meses después de aquella noche se consumaba el divorcio.

Aunque Penn ha sido el más sonado, no se trata del único amor para la 'princesa prometida'. Cuando en los años 80 protagonizaba el culebrón 'Santa Barbara', Wright se enamoró de uno de sus compañeros de reparto, Dane Witherspoon (nada que ver con Reese), con el que estuvo casada dos años. Cuando el actor, también rubio y de ojos azules, murió de forma prematura en 2014, la actriz pasó, según sus propias palabras, uno de los peores momentos de su vida. Las razones del fracaso parejil fueron la inexperiencia y la juventud de ambos.

La actriz es una de esas mujeres de Hollywood que, pese a la dulzura de su físico, se han acabado transformando en verdaderas 'damas de hierro'. Su sinceridad en las entrevistas, en las que el único tema vetado es Sean Penn, resulta descacharrante. Incluso cuando habla de sus secretos de belleza. “Solo me pongo una pizca de bótox dos veces al año”, dijo una vez en una entrevista, a la vez que criticaba las “10 dosis” que se colocan en el rostro otras de sus compañeras. “Eso te congela la cara y no puedes moverla”, concluía.

Lo que no se ha congelado es su vida amorosa, que ha seguido más viva que nunca con una boda de espíritu hippie, que habría aprobado el mismísimo Forrest Gump.