El entorno de Froilán, preocupado por su exposición pública, no por sus salidas

Este fin de semana, Froilán ha vuelto a ser noticia por un asunto relacionado con su vida personal, ajena al mundo laboral y académico. El domingo por la mañana, el hijo de la infanta Elena fue uno de los muchos clientes desalojados que se encontraban disfrutando en un local madrileño con horario de after sin tener este el tipo de permiso requerido. Exactamente a las nueve de la mañana llegaba la policía municipal, tras haber recibido varias llamadas de los vecinos molestos por el ruido, y procedía a aplicar la ley. La autorización de apertura para los bares especiales es hasta las tres y media de la madrugada y, en el caso de salas de fiesta y discotecas, el horario se extiende a las seis.

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El local donde se encontraba el nieto del Rey emérito, con un total de doce amigos en un reservado, no era oficialmente ni lo uno ni lo otro. La licencia de este espacio es exclusivamente para sauna y así figuraba en la documentación de los cuerpos de seguridad del Estado. En ese caso, el aforo es diferente y, por supuesto, el horario también. Esta ‘discoteca’ no solo superaba el número establecido de asistentes, sino que sus zonas vip deberían contar tan solo con un par de personas. Todos los protocolos eran incumplidos, porque la realidad era que los clientes no lo utilizaban como sauna, sino con las características de un after, que abre a las seis de la mañana y cierra alrededor de las cuatro o cinco de la tarde.

Según confirman a Vanitatis, Froilán es un asiduo a estos locales, que frecuenta con normalidad. Sin embargo, el hijo de la infanta Elena desconocía que este espacio fuera ilegal, al igual que las doce personas que lo acompañaban en ese reservado, cuyo precio oscila entre los 1.200 y los 1.500 euros. Además, este era utilizado meramente para descansar, ya que se les vió bailar en la pista durante largos ratos. El caso es que, por h o por b, la vida fiestera del sobrino real está siempre en el punto de mira. La irrupción de las fuerzas del orden en la sala Wet el domingo pasado vuelve a dar un perfil del joven poco edificante, aunque terminó sus estudios en el CIS, la universidad americana donde también está matriculada Victoria Federica.

El año pasado, en esa agenda profesional de Felipe de Marichalar estaba la posibilidad de trabajar en Londres, lugar en el que comenzó sus prácticas antes de que se iniciara la pandemia y que se cancelaron por el confinamiento. En primavera hubo la posibilidad de que volviera al Reino Unido, donde vive Kyril de Bulgaria, consultor financiero de alto nivel y también familiar del joven. De esta manera, estaría arropado y podría comenzar su vida laboral como el resto de ciudadanos de su edad.

Sin embargo, a sus 24 años no tiene dedicación laboral y eso es lo que preocupa a la familia más que sus salidas nocturnas. Su entorno más cercano considera que si tuviera un horario de oficina, como muchos de sus amigos, no sería posible pasar tanto tiempo de fiesta en fiesta.

De hecho, Froilán va variando de amistades dependiendo de que unos y otros se sumen al mundo profesional. En su caso, como no tiene responsabilidades, se apunta a las diversiones que le propongan. Como anécdota señalar que el día de Nochebuena se puso en contacto con varias de sus amistades que ejercen de relaciones públicas para ver si se animaban a salir. Esa noche no tuvo suerte, porque casi todos los grupos estaban de reuniones familiares.

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Por otro lado, lo que sí aseguran a Vanitatis es que el hermano de Victoria Federica da explicaciones a su entorno familiar cada vez que se convierte en el centro de la información, ya sea por altercados fuera o dentro de los lugares de ocio donde él tenga alguna implicación. Por ejemplo, el verano pasado hubo un tiroteo en un local de Marbella donde el joven también se encontraba. Algo parecido también sucedió en Ibiza. Hubo un robo en la misma urbanización, donde quince días antes había pasado unas semanas en un chalet familiar.

A día de hoy, y si no hay cambios de última hora en la vida de Felipe Marichalar Borbón, sus padres desean simplemente que encuentre un trabajo o dedicación.