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Cómo fue la coronación de la reina Isabel II: el inicio de una nueva era
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Cómo fue la coronación de la reina Isabel II: el inicio de una nueva era

El mayor evento televisado del siglo pasado fue seguido por 27 millones de espectadores, que fueron testigos del recorrido de la comitiva, el acto solemne y el grito '¡larga vida a la reina!'

Foto: Isabel II, en un retrato el día de su coronación. (Victoria and Albert Museum/Cecil Beaton)
Isabel II, en un retrato el día de su coronación. (Victoria and Albert Museum/Cecil Beaton)

La coronación de Isabel II como soberana del Reino Unido fue uno de los acontecimientos mediáticos más importantes del siglo pasado: era la primera vez que se retransmitía este evento por televisión y fue diseñado con sumo cuidado.

También Isabel, tras el fallecimiento de su padre, el rey Jorge VI, el 6 de febrero de 1952, tuvo mucho tiempo para prepararse. Aunque se había convertido automáticamente en reina tras su muerte, la coronación no se realizó hasta catorce meses después, periodo de luto oficial cuando muere un soberano. La fecha se fijó para el 2 de junio de 1953. Meses antes, en marzo, había muerto la reina madre María, abuela de Isabel y esposa del rey Jorge V, pero había dejado escrito en su testamento que la coronación no fuera pospuesta en caso de que ella falleciera antes.

placeholder Isabel II, con su familia el día de su coronación. (Cordon Press)
Isabel II, con su familia el día de su coronación. (Cordon Press)

Por deseo expreso de Isabel II, la coronación real se retransmitió por televisión. En la coronación de su padre, las cámaras no entraron en la abadía de Westminster, lugar de la ceremonia. Además, era también la primera vez que se filmaría en color. Por la importancia que este acontecimiento tenía para los países de la Commonwealth, aquellos que tienen lazos históricos con el antiguo Imperio británico, se enviaron las cintas grabadas por avión para ser emitidas en Canadá, Australia e incluso Estados Unidos, aunque no es miembro.

La ceremonia se inició con la procesión de la comitiva de invitados partiendo del palacio de Buckingham y atravesando las calles de Londres hasta llegar a la abadía de Westminster. Con una capacidad para 2.000 invitados, en su interior se colocaron 8.000, lo que ocasionó problemas de logística.

placeholder Así es la abadía de Westminster. (Unsplash/Ian Branch)
Así es la abadía de Westminster. (Unsplash/Ian Branch)

La reina llegó a la abadía a las 11 de la mañana en la carroza de oro, el imponente carruaje de la familia real construido en los tiempos de Jorge IV, en el siglo XVIII, y tirado por ocho caballos.

El ‘vestido joya’ y la corona de San Eduardo

Isabel llevaba un vestido en el que se habían bordado los emblemas forales de los países de la Commonwealth, creado por sir Norman Hartnell, que incluyó un trébol de cuatro hojas en la falda, colocado estratégicamente para que la mano de la reina se posara sobre él durante la ceremonia. Además, lució la capa de terciopelo y armiño de cinco metros de largo y donde se visualizaban espigas de trigo y ramas de olivo, símbolos de la prosperidad y la paz, y unos zapatos de piel dorada con la flor de lis de la Corona Imperial en el empeine y un tacón cuajado de rubíes.

placeholder La reina Isabel II, con el vestido. (Getty Images)
La reina Isabel II, con el vestido. (Getty Images)

Tras realizar una plegaria, Isabel se sentó en el trono del altar y los obispos le entregaron los objetos religiosos: la Biblia, una patena y un cáliz, además de los símbolos del poder real. El arzobispo de Canterbury le colocó la corona de San Eduardo, realizada en 1661, de oro puro. Mide 31,5 centímetros y pesa más de dos kilos. Está compuesta de 2.868 diamantes, 17 zafiros, 11 esmeraldas, 269 perlas y 4 rubíes.

Despues, le entregaron el orbe, esfera de oro hueca con gemas en su ecuador y su meridiano, que simboliza su papel de defensora de la fe, y el cetro que representa su poder como monarca y que contiene el diamante tallado más grande del mundo, la Estrella de África. También colocaron en su dedo el llamado 'anillo de bodas de Inglaterra'.

placeholder  Imagen de la corona de San Eduardo.
Imagen de la corona de San Eduardo.

Tras la bendición, recibió el homenaje de su esposo, Felipe de Edimburgo, y sus familiares, y a continuación empezaron a resonar en el interior de la catedral las palabras: “¡Dios salve a la reina Isabel!” y “¡larga vida a la reina Isabel!”.

Tras la ceremonia, empezó la procesión de regreso a Buckingham, más espectacular incluso que la de ida: casi 30.000 personas formaban la comitiva que completó una ruta de 8 kilómetros y tardó 45 minutos en pasar. Al llegar al palacio, como marca la tradición, la nueva reina y su consorte salieron al balcón a saludar a la multitud, y 150 aviones militares realizaron una exhibición aérea para saludar a la joven soberana.

placeholder Exhibición aérea de la RAF el día del cumpleaños de Isabel II frente a Buckingham. (EFE/Felipe Trueba)
Exhibición aérea de la RAF el día del cumpleaños de Isabel II frente a Buckingham. (EFE/Felipe Trueba)

Esta ceremonia de coronación, única en los libros de historia, duró cuatro horas y fue vista por casi 27 millones de espectadores en televisión y más de 11 millones la escucharon en la radio. Se acreditaron más de 2.000 periodistas y 500 fotógrafos de 91 países, que cubrieron el evento en 39 lenguas distintas.

La coronación de Isabel II como soberana del Reino Unido fue uno de los acontecimientos mediáticos más importantes del siglo pasado: era la primera vez que se retransmitía este evento por televisión y fue diseñado con sumo cuidado.

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