La elegancia de Elisabeth de Bélgica, de amarillo y con maxipamela, al celebrar sus 10 años como heredera

La familia real belga está de celebración. Tal día como hoy, hace ya diez años, Alberto II abdicaba en favor de su hijo y heredero, el rey Felipe. Ha pasado ya una década desde que el monarca y la reina Matilde se sentaron en el trono, y aunque hay datos extraídos de una encuesta realizada por cuatro medios del país que son algo alarmantes, eso no les ha impedido celebrarlo por todo lo alto, ya que además el 21 de julio es también el Día Nacional de Bélgica.

No solo los reyes están de aniversario, también la princesa Elisabeth, quien hace diez años se convertía en duquesa de Brabante y pasaba al primer puesto en la línea de sucesión al trono. Nada queda ya de aquella niña de once años que vivió con timidez y a la vez alegría aquel acontecimiento histórico. Elisabeth es ya una mujer, además muy querida por los belgas, ya que en esa encuesta que mencionábamos, más de un 75% de los preguntados quiere que la princesa reine en menos de diez años.

La duquesa de Brabante ha dado una lección de estilo en el Te Deum celebrado en honor a la Fiesta Nacional y también a los diez años de reinado de sus padres, una ceremonia celebrada en la catedral de Santa Gúdula y San Miguel, en Bruselas, a la que también han asistido los anteriores reyes. A pesar de sus problemas de salud, que incluyen limitaciones de movilidad, Alberto II y Paola no han querido perderse este día tan especial. Ambos han subido las escaleras del templo ayudados por sus nietos, el rey 'emérito' por Gabriel y su esposa por Emanuel.

En primera lugar iban Felipe y Matilde, ella muy elegante de rojo, y cerrando la comitiva real sus dos hijas: Elisabeth, de amarillo, y Eleonore, de dorado, con un vestido de la firma francesa Maje. La reina y la heredera han querido hacer un guiño a la bandera belga, vistiendo sus colores, que casaban a la perfección con el negro de los trajes de los hombres.

Elisabeth ha elegido un diseño de la firma favorita de su madre y también de Máxima de Holanda, Natan. Se trata de un vibrante vestido amarillo, de la coleccción 'couture', de cuello redondo, mangas abiertas en los hombros, cuerpo estructurado y falda ligeramente de vuelo. Un modelo que, sin duda, le sentaba como un guante a la heredera belga, siendo ya este uno de los mejores looks que ha lucido en su trayectoria.

La princesa lo ha combinado estupendamente con una maxipamela de rafia de la sombrerera belga Fabienne Delvigne. Una pieza exagerada, inspirada en los sombreros que se llevan en el desierto. Elisabeth ha completado su estilismo con una cartera de mano a juego con el sombrero, unas nuevas sandalias de Gianvito Rossi en color praliné, el modelo Portofino, concretamente, y unos pendientes de perlas y diamantes.

Tras el Te Deum, Elisabeth se ha bajado de los tacones y ha dejado su vestido en palacio para cambiar completamente de estilo. Y es que tanto su hermano Gabriel como ella participarán en el desfile militar que el resto de la familia real presenciará desde la tribuna. La heredera ya lo hizo el año pasado, y ahora se le suma Gabriel, quien este curso ha estado en el ejército.