¿Es esta la foto más peligrosa del mundo? El flirteo viral de Melania y Putin

La cumbre de los países más poderosos del mundo que se desarrolló el pasado fin de semana en Buenos Aires trató muchos puntos clave: la guerra comercial entre EEUU y China, el conflicto en Ucrania o la presencia del polémico príncipe heredero saudí MBS. Pero nadie contaba con una imagen que puede ser mucho más peligrosa: la de Melania Trump y Vladimir Putin sonriéndose tímidamente en medio de una cena oficial.

La foto durante la cena de los líderes mundiales nos dejó para el recuerdo la embelesada mirada que la primera dama de los EEUU le dedica al líder ruso, el Julio Iglesias de los Urales, mientras su marido, Donald Trump, ajeno a lo que está ocurriendo, charla con la canciller alemana Angela Merkel. Quizá un día los libros de historia cuenten que así empezó la Tercera Guerra Mundial...

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¿Exageramos? Si la reina de Esparta, Leda, seducida por Zeus, tuvo del dios a Helena, una hija que sobrepasó en belleza a todos los mortales y que movió a los griegos a la legendaria guerra de Troya, ¿por qué no la bella exmodelo eslovena podría ser seducida por un Paris ruso y provocar así la ira del Menelao yanqui?

En los tiempos que corren, no es muy probable que el ultrajado Trump junto a los mejores guerreros del reino corriera al rescate de su Melania con una flota de mil naves según nos cuenta Homero en la 'La Ilíada'. Seguramente todo se hiciera con drones y aviones de combate invisibles. Y misiles balísticos intercontinentales en vez de caballos de madera. Pero a las redes no les ha pasado desapercibido el inocente gesto. Hay tomate.

Cuidado con Rusia, Donald. Napoleón ya lo intentó. Hitler también. Y ninguno consiguió doblegarles...; de hecho, tratar de invadirles fue su perdición.

Pero no nos hagáis mucho caso. Quizá esa mirada sea solo para agradecer a Putin el buen trabajo que hicieron sus servicios secretos para colocar a su marido en el cargo de presidente. O puede incluso que esos ojos cómplices sean porque a ambos les ha encantado el asado argentino que les han servido para cenar. Sí, seguro que es algo así de inocente. Y ahora, si nos disculpáis, tenemos que seguir trabajando en excavar nuestro búnker nuclear.