Mariah Carey revela que su hermana intentó venderla a un proxeneta siendo niña

"He tardado toda una vida en reunir el coraje y la claridad para escribir mis memorias. Quiero contar la historia de los momentos, los altibajos, los triunfos y traumas, las debacles y los sueños, que contribuyeron a la persona que soy hoy. Aunque ha habido innumerables historias sobre mí a lo largo de mi carrera y de mi vida personal muy pública, ha sido imposible comunicar las complejidades y profundidades de mis experiencias en un solo artículo de revista o en una entrevista televisiva de diez minutos". Así describe Mariah Carey su recién publicada y explosiva autobiografía, titulada 'The Meaning of Mariah Carey'.

Sobre ella, junto antes de salir a la venta, la cantante hacía una sorprendente revelación en el programa de entrevistas de Oprah Winfrey, concretamente acerca de uno de los detalles más impactantes de su infancia.

"Cuando tenía 12 años, mi hermana me drogó con valium, me ofreció una uña del meñique llena de cocaína, me infligió quemaduras de tercer grado y trató de venderme a un proxeneta", escribe Mariah en su libro, que Oprah leyó en voz alta en la entrevista.

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Mariah explicó su traumática relación con su hermana Alison: "Ni siquiera nos conocemos realmente... No crecimos juntas. Me dejaron caer en este mundo y me sentí literalmente como una extraña entre mi propia familia", añadió. "Ellos crecieron con la experiencia de vivir con un padre negro y una madre blanca juntos como una familia y yo estaba casi siempre viviendo con mi madre, lo que ellos veían como más fácil, pero en realidad no lo era. Siempre han pensado que mi vida fue más fácil". Durante la entrevista, Mariah dijo que se refiere a sus hermanos como su exhermano y exhermana, y también llama a su madre por su nombre de pila, Patricia.

El drama familiar de la artista volvió a salir a luz a principios de este año, cuando Alison demandó a Patricia por haber abusado sexualmente de ella cuando era niña. En una demanda, declaró que su madre "permitió y alentó a otras personas de sexo masculino, cuyas identidades se desconocen actualmente, a participar en actos sexuales según se definen en la Ley Penal de Nueva York, concretamente 130,52 (tocamientos) y 130,65 (agresión sexual en primer grado), mientras que la demandante tenía aproximadamente 10 años de edad".

Como resultado de estos presuntos incidentes, Alison -que en su día trabajó como prostituta y es seropositiva- afirmó que padece tanto de estrés postraumático como de depresión, y que había luchado contra su adicción a las drogas.