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The Bowery Hotel, recién llegado a Nueva York pero listo para triunfar
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The Bowery Hotel, recién llegado a Nueva York pero listo para triunfar

La Gran Manzana es un lugar tan mestizo que por haber, hubo incluso un tiempo en el que Nueva York no se llamaba así, sino Nueva

Foto: The Bowery Hotel, recién llegado a Nueva York pero listo para triunfar
The Bowery Hotel, recién llegado a Nueva York pero listo para triunfar

La Gran Manzana es un lugar tan mestizo que por haber, hubo incluso un tiempo en el que Nueva York no se llamaba así, sino Nueva Ámsterdam, ya que la zona era de dominio holandés. El último gobernador de este país en tierras americanas, Peter Stuyvesant, se había retirado a su bouwerij (una forma neerlandesa arcaica para decir ‘granja’) en 1667. El camino que llevaba de la ciudad a las antiguas posesiones del considerado por muchos ‘primer alcalde de Nueva York’ acabó tomando como nombre la palabra holandesa, y el pequeño barrio de Bowery era ya a finales del siglo XVIII, cuando EE.UU. alcanzó su independencia, la zona más in de la ciudad, con elegantes tiendas de ropa y vecinos acomodados.

Cuna del music hall, la recesión económica de los años 30 del siglo XX sumió a esta zona que limita con el East Village y el Lower East Side en una depresión que acabó convirtiéndola en el Skid Row de Nueva York, como quedaría inmortalizado en las dos versiones del filme La tienda de los Horrores. Sin embargo, al mismo tiempo fue cuna de la revolución cultural que supuso el punk rock en los años 70: en el famoso CBGB del Bowery actuaron hasta su cierre definitivo en 2006 desde los Ramones a Television pasando por Patti Smith, Blondie o Talking Heads.

La zona del Bowery está viviendo un fenómeno que ya ha ocurrido en los últimos años en otros barrios de Manhattan: grandes proyectos de regeneración arquitectónica y urbana que poco a poco están atrayendo a un vecindario más BoBo (bohemios y burgueses), tal y como ocurrió en el Meatpacking District. Fue precisamente en Meatpacking donde abrieron su primer hotel Sean MacPherson y Eric Goode, el Maritime, y es en el Bowery donde han ubicado el último, bautizándolo con el nombre del barrio. El establecimiento, junto al Nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, inaugurado esta misma semana a 100 números del hotel, está insuflando mucha vida cultural a la zona.

Abierto al público en febrero de este año, se ha colocado en estos pocos meses en las listas de los hoteles más elegantes/modernos/estilosos/sofisticados (tache la que más rabia le dé). Con su impresionante silueta de ladrillo rojo y su aire postindustrial se impone al resto de edificios colindantes, de una altura mucho menor, diseñando un nuevo perfil en el horizonte de este barrio y permitiendo a los huéspedes disfrutar de unas impresionantes vistas desde cualquiera de las habitaciones. Todas ellas, por cierto, estructuradas como apartamentos diáfanos, algo por otra parte normal en un barrio donde los loft surgen en cada esquina.

El lobby del hotel es un viaje virtual al viejo encanto neoyorquino a través de azulejos, tejidos de terciopelo o muebles antiguos. A buen seguro los Astor o los Vanderbilt, familias prominentes de la costa este en siglos pasados, se hubieran sentido aquí como en casa. Eso hubiera sido antes: ahora el Bowery aspira a convertirse en el hotel de “la comunidad creativa de la ciudad”.

THE BOWERY HOTEL
Dirección:
335 Bowery @ 3rd St. 10003 Nueva York.
Teléfono: +01 212 505 9100
Fax: +01 212 505 9700
Web: www.theboweryhotel.com.
Habitaciones: 135, divididas en Bowery Queen, Bowery King, Bowery Suite y Bowery One Bedroom Terrace Suite.
Facilidades: Internet de acceso WiFi, televisión plana de alta definición, reproductor de CD y DVD, videoteca, altavoces para iPod.

La Gran Manzana es un lugar tan mestizo que por haber, hubo incluso un tiempo en el que Nueva York no se llamaba así, sino Nueva Ámsterdam, ya que la zona era de dominio holandés. El último gobernador de este país en tierras americanas, Peter Stuyvesant, se había retirado a su bouwerij (una forma neerlandesa arcaica para decir ‘granja’) en 1667. El camino que llevaba de la ciudad a las antiguas posesiones del considerado por muchos ‘primer alcalde de Nueva York’ acabó tomando como nombre la palabra holandesa, y el pequeño barrio de Bowery era ya a finales del siglo XVIII, cuando EE.UU. alcanzó su independencia, la zona más in de la ciudad, con elegantes tiendas de ropa y vecinos acomodados.