Jamaica, la isla más sexy: playas paradisiacas, hoteles de ensueño y buen rollo
Ponte en modo 'reggae', o sea al ritmo relajado de la ola caribeña, porque nos vamos a la patria de Marley, donde todo, de la exuberante vegetación a la playas de aguas cristalinas, parece un edén
Llegamos a la isla más movidita del Caribe, y eso que todas lo son, al ritmo relajado del reggae. No se puede olvidar que este es el señorío de su majestad Bob Marley, el rey sin duda de estos pagos, con perdón del selecto café. O si se quiere, arribamos a estas costas al vaivén de las olas con la idea metida en la cabeza de colarnos en un paisaje paradisiaco de playa de arena blanca y mar azul a la sombra de una palapa, para después convertirnos en los inquilinos de un hotel con encanto en un rincón pintoresco de belleza sin igual. Y todo ello mientras nos hinchamos a zumos naturales y perdemos la cabeza comprando artesanía local. ¿Soñando? Te lo parecerá cuando estés en Negril. Nos disponemos a comprobar en carne propia si esta isla es realmente tantan sexy.
Negril, playas y acantilados de postal
Existen y están aquí. En el extremo occidental de la isla, justo al otro lado de la capital, Kingston. Quédate con el nombre de Seven Miles Beach, pero hay muchas más. Y no solo de arenas infinitas vive esta reserva natural aún sin masificar: sus acantilados son igualmente de escándalo. Las tentaciones se multiplicarán: fiestas nocturnas en la playa, música en vivo, paseos a caballo, buceo… Si quieres probar la gastronomía autóctona en un restaurante típico, tienes el Cosmos Seafood Restaurant.Para alojarte,The Caves Hotel: un santuario frente al mar desde el que, con un poco de suerte, verás delfines saltar. Y para simplemente estar, un localmítico, el Rick’s Café; el de Jamaica, no el de Casablanca.
Montego Bay, macroturismo pero caribeño
Los nativos la llaman Mo-Bay y es el destino turístico por excelencia, nada del espíritu salvaje de Negril y sí mucho macrohotel, por ejemplo el Hilton Rose Hall Resort & Spa,y campo de golf. Allí reinaba la aventura, aquí el lujo. En tiempos fue una gran plantación de caña de azúcar (si quieres visitar alguna tendrás que ir a Costa Sur, a Savanna-La-Mar, la mismísima playa de la que habla Bob Dylan en su Sara). Sus aguas no pueden ser más cristalinas. No te pierdas la Doctor’s Cave Beach ni dejes para mañana un paseo en balsa de bambú sobre el Gran Río o el río Martha Brae si lo puedes hacer hoy.
Ocho Ríos, donde nació el agente 007
Hay hasta una playa que lleva el nombre de James Bond y que se encuentra en Oracabessa, a poca distancia de Ocho Ríos, el pueblo que fue de pescadores y hoy es parada obligada de cruceros.No es casualidad, este fue el hogar de su creador, Ian Fleming. También lo es de las cataratas del río Dunn, que son la estrella de la isla y salen en todas las fotos, con razón. Y de las imponentes montañas (sí, en Jamaica también las hay, y muchas) de Golden Eye y Santa María, y de los delfines, domesticados en Dolphin Cove. Estamos en la costa norte. Destino preferente, por cierto, de las estrellas más rutilantes de Hollywood, desde Grace Kellyayera Julia Roberts o Tom Cruise hoy. En el hotel Jamaica Inn, que también es el título de una película de Hitchcock, pasaron su luna de miel Marilyn Monroe y Arthur Miller. No tendrás que contar: no hay ocho ríos.
Blue Mountains, también hay montañas ¡y azules!
Tanto se habla de sus magníficas playas que se olvidan sus espectaculares montañas. Y Jamaica es muy pero que muy sinuosa. La cumbre más alta es Blue Mountain Peak y alcanza los 2.256 metros, siempre envuelta en la bruma y cubierta de un paisaje cien por cien tropical, cuajado de bananos,cedros, palmeras de cocos y por supuesto cafetales. ¿Te perderás por estas alturas? Puedes hacerlo antes o después de tomar uno de los mejores cafés del mundo, el Blue Mountain Coffee.
Port Antonio, la casa de Errol Flynn
Hemos alcanzado el noreste del territorio y llegado a la puerta de acceso para surcar el Río Grande, en balsa, claro, o haciendo rafting. Fue puerto de transporte de bananas. En este rincón también te toparás con cascadas, las Somerset Falls, rodeadas de exuberante vegetación; con el Blue Hole, el lugar donde definitivamente dar el salto, y flamantes playas. Que sepas, para tu anecdotario singular, que aquí vivió el actor Errol Flynn (“más bella que las mujeres que he conocido”, dijo de la isla). Ya solo te queda probar el cerdo jerk (tan picante y exótico como la isla) y disfrutar del arte y la artesanía local. Puedes hacerlo en la Galería Carriacou dentro del hotel Mocking Bird Hill, que está entre el mar y la montaña.
Kingston, la capital de la isla y del reggae
Esto es ya la gran ciudad, al sureste de la isla, con su masificación, tráfico, contaminación y la fama a cuestas de no ser muy hospitalaria con los turistas (al contrario que el resto de la isla), pero también con la espléndida naturaleza llamando a sus puertas, sus teatros, sus mansiones como Devon House, sus galerías de arte como la National y sus museos, entre ellos el deBob Marley, que fue su casa desde 1975 hasta su muerte (1981). Más allá de Marley, esta es la cuna del reggae. Más acá de él y al norte, Nine Mile, entre las montañas de Santa Ana, donde nació, vivió y fue a morir; aquí está su tumba. Son los lugares sagrados de la peregrinación rastafari.
Llegamos a la isla más movidita del Caribe, y eso que todas lo son, al ritmo relajado del reggae. No se puede olvidar que este es el señorío de su majestad Bob Marley, el rey sin duda de estos pagos, con perdón del selecto café. O si se quiere, arribamos a estas costas al vaivén de las olas con la idea metida en la cabeza de colarnos en un paisaje paradisiaco de playa de arena blanca y mar azul a la sombra de una palapa, para después convertirnos en los inquilinos de un hotel con encanto en un rincón pintoresco de belleza sin igual. Y todo ello mientras nos hinchamos a zumos naturales y perdemos la cabeza comprando artesanía local. ¿Soñando? Te lo parecerá cuando estés en Negril. Nos disponemos a comprobar en carne propia si esta isla es realmente tantan sexy.
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