"¿No les aburre hablar con un cura?": analizamos 'Amén', el documental del papa Francisco que triunfa en Disney Plus

La muerte del papa Francisco, que tuvo lugar hace justo una semana, ha devuelto a la actualidad no solo lo positivo y lo menos positivo de su papado, sino también muchas de las claves de Jorge Mario Bergoglio como ser humano. A lo largo de siete días, ha habido tiempo de rumiar un análisis de los signos de aperturismo de la Iglesia encarnados por un hombre que parecía más dispuesto a escuchar y a cambiar posiciones; a regar con agua nueva una institución reseca de tanto vivir en el pasado.

La mejor prueba de ese carácter abierto es 'Amén: el papa responde' (2023), documental dirigido por Marius Sánchez y Jordi Évole que TVE ha recuperado estos días y que se ha vuelto a colocar en la lista de lo más visto de Disney Plus, que lo ofrece desde hace dos años.

A raíz de un encuentro grabado con diez jóvenes de toda índole que tuvo lugar en el Pigneto, uno de los barrios humildes de Roma, en junio de 2022, Évole y Sánchez elaboraron una producción que sobrepasa los límites del mero reportaje de bustos parlantes o la hagiografía. Ni tanto ni tan calvo.

En primer lugar, porque lo que habría parecido un lavado de cara o un producto complaciente, no lo es en absoluto. Francisco se enfrenta a temas controvertidos como el respeto del clero al colectivo LGTBIQ+, al aborto y sus consecuencias, al feminismo en la Iglesia o la inmigración.

Y en algunos de esos temas ni siquiera se puede decir que quede bien, lo cual da más valor al hecho insólito de que aceptase participar en algo así, Por lo general, se puede decir que el Sumo Pontífice salió bien parado del entuerto e incluso acabó dando las gracias a los chicos, que se abren en canal de una manera que ni siquiera el espectador más avezado puede sospechar.

De hecho, algunas confesiones suponen un insospechado giro de guion en una narración naturalista, como la del chico que confiesa que sufrió abusos sexuales por parte de un sacerdote.

En cuanto a las formas, 'Amén: el papa responde' es un típico producto Évole. Un prólogo introductorio y ágil muestra cómo cada uno de los diez chicos, que provienen de lugares tan distintos como Albany, Senegal o Burguillos, se prepara para el viaje a Roma. Como suele ser habitual en sus reportajes, el montaje crea altas expectativas en el espectador.

Una vez que el ritmo se detiene en la presentación y en la conversación con los jóvenes, Francisco demuestra su sentido del humor ("es aburrido ponerse a hablar con un cura, ¿no les parece?"), y los directores logran que los ojos del espectador no se despeguen de la pantalla y que la palabra campechano no sea, en su caso, un arma de doble filo.

Aunque los temas controvertidos llegan a mitad del metraje, Francisco deja frases contundentes desde los primeros minutos. Incluso sobre su inexistente salario. "Soy empleado de medio nivel, tirando a bajo", le dice al chico de Barcelona que le pregunta por su sueldo.

A lo largo de los minutos, 'Amén' demuestra ser el mejor producto para conocer a Francisco I. Descubrimos, por ejemplo, que no tenía móvil, que le daba igual que lo tuteasen, que su cuenta oficial de Twitter la manejaban sus secretarios y que pensaba que, por desgracia, hay "migrantes de primera y migrantes de segunda". "El migrante tiene que ser recibido, acompañado, promovido e integrado".

Tras la declaración del joven español que vivió abusos sexuales de pequeño, el documental adquiere un tono duro del que ya no escapa ni siquiera el propio Papa. "Asumir el pasado a veces nos da vergüenza", asegura al hablar de la falta de reconocimiento de abusos a menores por parte de la jerarquía eclesiástica. Es también curioso ver cómo confronta la defensa del aborto de una chica colombiana. "¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema?" o "A una mujer que aborta no hay que mandarla al infierno, hay que acompañarla" son algunas de sus opiniones, quizá las más tibias de toda la narración.

El feminismo ("feminista es un adjetivo. Y a mí me interesan los sustantivos") o su visión sobre el sexo tras la declaración de una joven que se dedica a la pornografía virtual, algo que él no justifica ("el sexo es una de las cosas bellas que Dios dio a la persona humana") son otros de los asuntos abordados; otras de las espinas del zarzal en las que él entra de una manera directa y sin concesiones.

Feligreses y no feligreses, jóvenes y no tan jóvenes, la película de Sánchez y Évole, redescubierto estos días de despedida al sumo pontífice, es una pieza que va mucho más allá de Francisco o de la propia Iglesia. En algunos de sus minutos, y pese a sus limitaciones formales (no inventa nada nuevo más allá de su original concepto) es una producción imprescindible para entender el mundo de hoy.