Los "soldados del papa": la función de la Guardia Suiza y por qué el papa Francisco echó a su máximo jefe

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El funeral del papa Francisco en la Ciudad del Vaticano ha hecho que todas las miradas se muevan hasta la pequeña ciudad-estado. Unos días repletos de emociones, con las redes sociales repletas de mensajes de condolencias por el sumo pontífice, fallecido a los 88 años de edad este lunes, donde se está analizando cada detalle de su despedida.

Un adiós repleto de novedades para romper la tradición de siglos, que el propio sumo pontífice diseñó, donde se podrá ver a Donald Trump, a Javier Milei, Presidente de Argentina, y a numerosos miembros de la monarquía, como los reyes Felipe y Letizia. Aunque también habrá unos protagonistas muy especiales en este funeral, que a buen seguro protagonizan numerosas fotografías: la Guardia Suiza.

Fundada hace más de 500 años, la Guardia Suiza Pontificia (como nombre oficial) es uno de los cuerpos militares más emblemáticos y peculiares del mundo. Una tropa formada por jóvenes que ha sido símbolo de lealtad y defensa del papado desde el siglo XVI, de hecho su uniforme sigue siendo un diseño renacentista.

Instituida oficialmente el 22 de enero de 1506 por el papa Julio II, bajo el lema "Acriter et fideliter" ("con valor y fidelidad"), su función es la de proteger al sumo pontífice, son responsables de su seguridad ante cualquier amenaza al Palacio Apostólico, actuando como escoltas ceremoniales y fuerza de seguridad interna de la Ciudad del Vaticano. Además, custodian los accesos a la Basílica de San Pedro y, como estamos viendo en el funeral del pontífice, escoltan el féretro y aseguran el perímetro papal.

La historia de la Guardia Suiza

Conocidos como los "soldados del papa", este cuerpo militar vaticano está compuesto exclusivamente por jóvenes suizos católicos practicantes, solteros, con formación militar y buena conducta. Sin embargo, en el siglo XXI están enfrentándose a un importante problema estructural. Cada vez menos jóvenes suizos se postulan para formar parte del cuerpo.

Las exigencias estrictas, los bajos salarios en comparación con otras fuerzas armadas europeas y una vida casi monástica alejada del mundo exterior han provocado una caída sostenida en el reclutamiento. Por ello, la Ciudad del Vaticano ha iniciado reformas para modernizar las instalaciones donde viven y se entrenan. A la par que se especula con la relajación de ciertos requisitos, como la obligada soltería. Aunque para los expertos el problema de fondo sigue siendo vocacional y cultural.

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Núria Tiburcio

Una reestructuración donde el papa Francisco ha jugado un papel fundamental. Nos remontamos a diciembre de 2014, cuando el papa sorprendió al mundo eclesiástico al destituir al comandante de la Guardia Suiza, Daniel Rudolf Anrig, antes de que finalizara su mandato. La decisión, publicada sin explicación en la portada del diario oficial 'L'Osservatore Romano', fue interpretada como una señal clara del nuevo estilo de liderazgo en la Ciudad del Vaticano.

El papa argentino consideraba a Anrig "demasiado autoritario y estricto" y con "obsesiva disciplina" para los jóvenes guardias, buscando una Guardia Suiza más humana y menos rígida, como destacó por su parte el periódico italiano 'Il Messaggero'.

De hecho, el papa Francisco llegó a pedirle en una ocasión a uno de los guardias suizos que se sentara a descansar, al ver que llevaba toda la noche de pie cumpliendo órdenes, algo que rompía con el protocolo tradicional y las férreas reglas de la guardia.

Actualmente, bajo el mandato de Christoph Graf, que ocupa el cargo desde el 7 de febrero de 2015, tras ser nombrado por el papa Francisco para suceder a Daniel Rudolf Anrig; la Guardia Suiza sigue siendo testigo de siglos de historia papal. Aunque sin dejar de lado nuevos retos con los que adaptarse a las necesidades del siglo XXI.