Los Yanes, la familia de joyeros de Letizia y Paloma Cuevas, celebra su aniversario con una exposición

La semana pasada, la reina Letizia presidió el acto histórico VI Centenario del Privilegio de la Unión en Pamplona. Para ese día, eligió unos pendientes de la colección ‘Alianzas que nos unen’ de la firma Yanes.

Se trataba de unas piezas en oro blanco y pequeños diamantes talla brillante combinados con aguamarinas y turmalinas rosas, rematadas con perlas australianas, tal y como informó Vanitatis.

La última vez que los lució fue hace quince años. No era la primera vez que la consorte real se adornaba con joyas de esta casa, fundada en 1861. En el 2008, con motivo de una cena de gala, estrenó unos aros concéntricos de diamantes con una mariposa de oro, obra de Paloma Cuevas, que durante años mantuvo una colaboración con los joyeros.

La empresaria mantiene una amistad profunda con los Yanes desde hace muchos años. Sus padres, Victoriano Valencia y Paloma Díaz, ya tenían una relación estrecha con Manuela y Jesús Yanes que heredaron sus hijos. Este martes, la familia celebra los 160 años ya cumplidos de la saga iniciada por Claudio Yanes con una exposición exclusiva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, situada en la calle de Alcalá.

Se trata de una colección muy especial con dieciocho piezas únicas a las que han bautizado con el nombre ‘Arte de amar’ y creadas durante ocho años por el patriarca de la saga, Jesús Yanes, que cumplió hace poco 90 años y sigue en activo, aunque son dos de sus hijos los que llevan ahora el negocio. La curiosidad de esta colección, fabricada en materiales preciosos, son las figuras que representan el amor en las variantes que se puedan imaginar. Estos elementos son los que se comercializan en forma de colgantes, pulseras y pendientes. Todos ellos se han convertido en uno de los éxitos de la firma.

A sus 90 años, Jesús Yanes decidió reinventarse, creando algo nuevo y se puso manos a la obra con estas esculturas joya que, una vez expuestas, formarán parte del museo de la familia. El artista y orfebre, palabra con la que le gusta que lo definan, explicaba a Vanitatis cómo surgió la idea: “Se habla mucho de sexo y menos de amor, y quise unir las dos cosas”.

El resultado de esa creatividad son escenas eróticas inspiradas en ‘El cantar de los cantares’ de Salomón, del Antiguo Testamento, y en los libros de Ovidio ‘Ars amandi’, donde el poeta facilita consejos sobre las relaciones amorosas.

Un largo historial

La saga de joyeros posee una historia inicial muy interesante. Así lo cuenta el propio Jesús Yanes: “Comenzó cuando mi bisabuelo Claudio, profesor de primera enseñanza, dejó el mundo académico para probar suerte con su faceta creativa. Lo decidió cuando tuvo ante sí el tesoro de Guarrazar, uno de los descubrimientos más importantes del arte visigodo del siglo VII. Al tocar las cruces, coronas y demás joyas fue cuando tuvo la revelación y comenzó a vincularse con lo que es nuestro oficio y dedicación. Nos dejó un gran legado de bocetos, dibujos y trabajos que dieron origen a la colección 'Malpica'. Como anécdota, señalar que en Japón se vendieron más de cinco mil piezas”.

La familia también se encargó de adornar a las damas de la corte en la boda de la reina Victoria Eugenia con Alfonso XIII y se convirtió en el referente de la clase alta de aquellos años. También son los responsables de las réplicas en plata de las piezas más importantes del Palacio Real. Además, la reina Sofía cuenta con los joyeros para arreglos, reformas y limpieza de piezas.

Los sucesivos descendientes estaban destinados a seguir con la línea marcada por Claudio, su antecesor. Manuela, casada con Jesús Yanes, fue una de las pioneras de la familia que, junto con la abuela, se involucró directamente en el negocio. Cristina Yanes, quinta generación y la cara más visible de la firma joyera, tuvo sus dudas: “Yo quería estudiar Farmacia y en vacaciones, cuando estaba en el colegio, venía a echar una mano y me sentía muy a gusto. Poco a poco, este mundo me enganchó. Estudié Gemología y cursos especializados en diamantes”.

Una de las novedades que pusieron de actualidad fue el oro rosa en joyería femenina, tal y como explica Cristina: “Ya se utilizaba en el siglo pasado para relojes de caballero, gemelos y leontinas, y lo incorporamos a los diseños femeninos mezclando con los otros dos, el blanco y el amarillo”. Reconoce que lo que sí ha cambiado es la demanda de objetos de plata, como cuberterías, candelabros, bandejas en las listas de boda. “Ha cambiado el concepto de vida. La gente joven no la quiere y prefiere otro tipo de regalos”, explica Cristina, que ejerce el cargo de directora general, que compagina con la presidencia de la Asociación Española de Joyeros, Plateros y Relojeros. Para ella sus piedras preferidas son los diamantes: “No pasan de moda, son neutras y dan mucha luz”.

Una de las joyas de la corona de la firma, guardada en una vitrina, es la diadema con la que se casan todas las mujeres de la familia. Se trata de una pieza que diseñó Jesús Yanes con 2.180 diamantes y que trae suerte a los nuevos matrimonios.