Alfonso Ruiz-Mateos, CEO de Bon Vivant, anuncia su boda: "Mi chaqué lo haremos en la tienda"
Bon Vivant se ha consolidado como la tienda de referencia para quienes buscan alquilar o comprar un chaqué. Su creador nos recibe en este espacio para revelarnos los secretos que han llevado a su proyecto a convertirse en un gran éxito
Entrar en Bon Vivant es como atravesar el umbral hacia un mundo de elegancia atemporal, donde el refinamiento y la historia se entrelazan en cada detalle. La atmósfera evoca la sofisticación de Jay Gatsby, aquel enigmático personaje inmortalizado por Leonardo DiCaprio en la icónica obra cinematográfica 'El Gran Gatsby'. El espacio combina con maestría una estética británica clásica con un aire acogedor, casi como si del salón de una casa señorial se tratara.
En la intimidad de la trastienda de este lugar ubicado en el corazón de la madrileña calle Lagasca, nos recibe Alfonso Ruiz-Mateos Albarracín, el visionario CEO de Bon Vivant. Con pasión y dedicación, ha transformado este rincón en un referente indiscutible del alquiler y la venta de moda masculina. Cada prenda que alberga este santuario del estilo cuenta una historia, y Alfonso, como un auténtico maestro de ceremonias, nos invita a descubrirlas.
"Nunca imaginé dedicarme a algo relacionado con la moda", recuerda Alfonso sobre una infancia en la que el diseño y las tendencias no ocupaban un lugar destacado en sus sueños. Sin embargo, algo ya despuntaba en él: un espíritu emprendedor que parecía innato.
Bon Vivant nace de una necesidad personal de Alfonso, quien antes de convertirse en emprendedor fue cliente
"Desde niño apuntaba maneras; vendía firmas de jugadores del Rayo Vallecano y siempre estaba pensando en nuevas ideas. No paraba quieto”.
La intrahistoria del inicio de Bon Vivant
La historia detrás de la creación de este negocio, que hoy cuenta con dos tiendas físicas en Madrid y una recién inaugurada en Sevilla, nace de una necesidad personal de Alfonso, quien antes de convertirse en emprendedor fue cliente. “Se casaba uno de mis hermanos y necesitaba alquilar un chaqué. Me puse a buscar tiendas en Internet, pero no encontraba nada que encajara con lo que tenía en mente”, recuerda.
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Finalmente, Ruiz-Mateos se decidió por una de las opciones y acudió a alquilar el chaqué. “Al llegar, comencé a hacerle preguntas al encargado de forma estratégica, y me quedé con el runrún en la cabeza, pensando en todas las cosas que se podrían mejorar en aquella experiencia de alquiler”, rememora.
Por aquel entonces, Alfonso trabajaba en el Grupo Siro. Aunque estaba bien, sentía la necesidad de un cambio, de cerrar esa etapa y abrir una nueva. “Necesitaba un giro. A veces, esas decisiones no son fáciles. Todo el mundo a tu alrededor te dice: ‘¿Cómo vas a dejar un buen puesto y esa estabilidad?’ Y, cuando crees que ya has tomado tu decisión, vuelves a dudar”, confiesa.
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Aun así, Alfonso dio el paso y dejó su trabajo, decidido a explorar las muchas ideas que tenía en mente para emprender. "Estoy seguro de que estas tres tiendas son solo el comienzo y que seguiremos expandiéndonos como lo hemos hecho hasta ahora, apostando por un modelo de crecimiento basado en recursos propios", afirma con convicción. Finalmente, se decantó por desarrollar la idea de este negocio. “Aunque desconocía el sector, eso no me frenaba porque todo se aprende. Lo que más me afectó en el proceso fue la desconfianza de mi entorno. Muchos me decían: ‘¿Cómo te vas a meter en eso?’ Y… ¡mira ahora!”.
Tras un exhaustivo estudio de mercado, la construcción de la identidad de marca y una meticulosa gestión de presupuestos, las puertas del primer local de Bon Vivant se abrieron el 27 de marzo de 2019. Lo que vino después superó todas las expectativas: en cuestión de dos semanas, el volumen de pedidos comenzó a desbordar el negocio. “Al principio eran las modistas quienes atendían a los clientes, pero llegó un punto en que había tanto trabajo que necesitaban dedicar el cien por cien de su tiempo en el taller. Así que yo, sin haber cogido un bajo en mi vida, empecé a atender”, recuerda Alfonso.
"He pasado de no saber cómo se cogía un bajo a haber arreglado unos tres mil"
Entre risas, rememora aquellos primeros días: “He pasado de no saber cómo se cogía un bajo a haber arreglado unos tres mil y a entender a la perfección lo que el cliente necesita. Yo no los hago, porque no soy sastre, pero sé transmitirle a mi equipo exactamente lo que tienen que hacer”.
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Una anécdota curiosa de esos inicios es que, durante las primeras semanas tras la apertura, una vez que los pedidos estaban listos, se iban colocando en unos clavos que, por casualidad, había en la pared. “Desconocía el sector, y nunca imaginé necesitar tanto espacio para guardar los pedidos. Es bonito porque vas aprendiendo y sorprendiéndote”, admite Alfonso. Hoy, cinco años después, adentrarse en los almacenes de Bon Vivant es encontrarse con filas de burros que parecen interminables.
Después de la pandemia se dispararon las bodas, como si a la gente le hubiesen entrado aún más ganas de casarse
La pandemia y el resurgir con dos tiendas en la capital
Tras un año cosechando éxitos y atrayendo clientes gracias al boca a boca, las colas en Bon Vivant se habían vuelto prácticamente diarias. Sin embargo, justo al cumplirse ese primer aniversario, llegó la pandemia. “No podemos quejarnos, porque dentro de nuestro nicho fuimos de los menos afectados. En el sector nupcial, por ejemplo, los caterings lo pasaron peor, ya que muchas bodas se aplazaron y luego se celebraron con la mitad de invitados. En nuestro caso, optamos por mantener los alquileres hasta que se llevasen a cabo, y no perdimos clientes. Al final, aunque el número de asistentes se redujo, los novios y los testigos seguían yendo a las bodas” cuenta Alfonso.
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Precisamente tras la pandemia, en 2022 abrieron su segunda tienda en la capital, en la calle Profesor Waksman, muy cerca del Estadio Santiago Bernabéu. “Fue un riesgo, pero lo asumimos y, finalmente, fue un éxito”, cuenta Alfonso.
A partir de esa apertura, llegó el verdadero boom: “Imagínate todas esas bodas que no se habían celebrado, las nuevas y las que se habían aplazado… fue una locura. En 2021 se hicieron algunas con restricciones, pero realmente fue en 2022 y 2023 cuando las bodas se dispararon. Como si, después de la pandemia, a la gente le hubiesen entrado aún más ganas de casarse”, bromea.
Las claves del éxito
A pesar de la gran cantidad de bodas y de la existencia de otros lugares donde alquilar o comprar chaqués, ¿qué hace que Bon Vivant destaque y haya logrado tanto éxito?
Somos una familia y eso se traspasa a nuestros clientes. El trato es muy cercano
“Son varios factores”, explica Alfonso. “En primer lugar, el tejido y la construcción de nuestro patrón, que resultan muy favorecedores para los clientes”. Pero hay algo más, algo que va más allá de la calidad del producto: el ambiente que se vive en Bon Vivant…
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“Más que una compañía, somos una familia. Tenemos un equipo unido, nos llevamos fenomenal, y siento que esa buena relación y energía se traspasan a los clientes, haciendo que se sientan como en casa. El trato es muy cercano”, cuenta Alfonso.
Siempre tuve claro que nuestro espacio sería acogedor, no una tienda al uso
Desde el principio, cuando desarrolló el business plan, tuvo claro que no quería una tienda convencional. Su objetivo era que, al cruzar las puertas, los clientes sintieran que entraban en un hogar. “Cuando hacemos entrevistas para contratar personal de atención al cliente, nunca cogemos comerciales. Nosotros buscamos asesores, gente buena y cercana”.
Esa filosofía se refleja incluso en la forma de atender. “Somos lo menos comercial que hay”, asegura Alfonso entre risas. “A veces, cuando los clientes vienen con tiempo, les recomiendo que den una vuelta, que comparen con la competencia y, si quieren, luego vuelvan. Queremos que quien nos elija lo haga con la seguridad de que somos su sitio. Al final, les acompañas en un momento importante e inolvidable, y eso es una gran responsabilidad”.
Estamos muy ilusionados y felices con la tienda de Sevilla
El compromiso va más allá del negocio. “Cuando alguien nos pide algo muy concreto que no tenemos, como una semilevita, somos nosotros mismos quienes llamamos a la competencia para ayudarles y guiarles”.
Con esa cercanía, Bon Vivant ha creado una comunidad de clientes que sienten orgullo de haber alquilado su chaqué allí. “Muchos novios nos envían fotos para que las compartamos, y ver eso es muy gratificante”, confiesa Alfonso.
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Una nueva aventura en Sevilla
En enero, Bon Vivant ha abierto una nueva tienda en la emblemática zona de Los Remedios, en Sevilla. “Estamos muy ilusionados. Muchos de nuestros clientes eran de allí, y abrir esta tienda ha sido una forma de facilitarles el acceso y enriquecer su experiencia. Además, el espacio es precioso”, cuenta con entusiasmo.
Y entre todas estas bodas, hay una muy especial en el horizonte: la suya propia. En unos meses, Alfonso se casará y, por supuesto, se encargará personalmente de crear el chaqué más importante de su vida.
Entrar en Bon Vivant es como atravesar el umbral hacia un mundo de elegancia atemporal, donde el refinamiento y la historia se entrelazan en cada detalle. La atmósfera evoca la sofisticación de Jay Gatsby, aquel enigmático personaje inmortalizado por Leonardo DiCaprio en la icónica obra cinematográfica 'El Gran Gatsby'. El espacio combina con maestría una estética británica clásica con un aire acogedor, casi como si del salón de una casa señorial se tratara.