¿Conoces la regla 3-30-300 para cuidar tu salud? Beneficios y cómo aplicarla

El poder de la naturaleza va mucho más allá de su labor como nuestra casa natural, valga la redundancia. A pesar de que la evolución social ha llevado a buena parte de los humanos a vivir en la ciudad, las investigaciones científicas demuestran como los seres humanos necesitamos seguir estando cerca de un entorno verde. No solo por sus beneficios para el cuerpo, con plantas como estas que purifican el aire, sino también para la mente.

Así lo afirma el método noruego Skogluft, que busca alejar el estrés al rodearse de verde, pero también la nueva clave para conectar con lo natural que está tomando impulso. Especialmente si vives en un entorno urbano, debes conocer la regla 3-30-300, que mejorará la vida en todos los sentidos.

El investigador y experto en ecologismo Cecil Konijnendijk ha creado la regla 3-30-300, basándose en sus numerosos estudios. Su planteamiento se basa en que, para mejorar la salud mental de los humanos, se debería vivir en un lugar desde el que veamos tres árboles, que el barrio o zona residencial donde se resida cuente con un 30% de zonas verdes y que dispongamos de un parque, bosque o zona arbolada a un máximo de 300 metros.

Una serie de requisitos para tener, incluso en el centro de una ciudad, una mayor vinculación con la naturaleza, que se ha confirmado como una forma muy sencilla de mejorar el bienestar humano. Además, esta regla ha sido comprobada por investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona, que han revelado la importancia de esta regla del 3-30-300.

Las virtudes de las zonas verdes en la ciudad

De hecho, el autor principal del mismo, Mark Nieuwenhuijse, asegura que "hay una necesidad urgente de proporcionar más espacios verdes a la ciudadanía, ya que, además de contribuir a la captura de CO₂, mejoraría la salud mental de las personas". Unas palabras que se corroboran con las cifras sobre el impacto positivo de las zonas verdes en personas con depresión o ansiedad.

Unos beneficios a los que se suman, como revela un estudio de Greenpeace, como la exposición a largo plazo a los espacios verdes puede mejorar el desarrollo cognitivo. Además de estar asociado con menores tasas de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y dolor lumbar.

Resulta muy llamativo también como estar expuesto a menos contaminación del aire puede reducir la mortalidad prematura y se asocia positivamente con una mayor duración de la gestación, lo que reduce el riesgo de parto prematuro, la mortalidad infantil y los resultados negativos a largo plazo durante la niñez y más allá. Sin olvidar que tener cerca espacios verdes ayuda a evitar la hospitalización debido al desarrollo de condiciones físicas y psicológicas más saludables, y reduce el período de recuperación después de tratamientos y operaciones.

Una cercanía con árboles o zonas verdes que también es buena para conseguir bajar la temperatura de las grandes ciudades o limpiar el aire. Lo que conlleva otras mejoras de salud en general. Por desgracia, se estima, según revela el Instituto de Salud Global de Barcelona y recoge el Banco Santander, que solo alrededor del 8,7% de los ciudadanos de Europa cumple con esa regla del 3-30-300 que tantos beneficios traería.

Por lo que desde organismos como Greenpeace se anima a todos los ciudadanos, ha participar en las luchas vecinales, hacer peticiones en las juntas de distrito o en los ayuntamientos para que los árboles sean parte esencial del paisaje de la ciudad. Un hecho que traería beneficios a corto y largo plazo. Por ejemplo, en Madrid se han perdido más de 36.000 árboles, desde 2029, según la Red de Huertos Urbanos madrileña. Una apuesta por la naturaleza que también puede comenzar en cada casa y balcón, con las flores perfectas para resistir al calor en cada balcón.