El sencillo truco para limpiar las fundas de almohada: quedan como nuevas
Un método casero con ingredientes básicos puede eliminar las manchas más persistentes de las fundas de almohada y dejarlas impecables sin esfuerzo ni productos agresivos
Así puedes mantener las fundas como el primer día. (Freepik / stockking)
El paso del tiempo, el sudor y los restos de productos capilares hacen que las fundas de las almohadas pierdan su color blanco y acumulen manchas amarillentas. No siempre basta con meterlas en la lavadora: necesitan un tratamiento previo para recuperar su aspecto original sin dañarlas.
La organizadora profesional Alicia Iglesias, creadora de 'Orden y Limpieza en Casa', comparte un método tan simple como eficaz para devolverles su blancura. Solo hacen falta dos ingredientes que casi todos tenemos en casa: jabón líquido para la ropa y agua oxigenada. Juntos, forman una solución que elimina las marcas de sudor y neutraliza los olores.
El proceso comienza mezclando medio tapón de detergente con agua caliente en un barreño y añadiendo otro medio tapón de agua oxigenada. Esta combinación se aplica directamente sobre las manchas y se frota con un cepillo, permitiendo que penetre en el tejido y descomponga la suciedad más incrustada.
Después, se introduce la funda en el agua caliente y se deja reposar hasta que el agua se enfríe. Según explica Iglesias, en ese momento se libera gran parte de la suciedad acumulada, algo que resulta evidente por el color del agua. Este paso es clave antes del lavado habitual.
Este truco nos puede ayudar a dejar las fundas impecables. (Freepik / mrsiraphol)
Una vez realizado el pretratamiento, basta con meter la funda —y, si se desea, la propia almohada— en la lavadora junto al detergente de siempre. El resultado son tejidos limpios, sin rastro de manchas y con un olor fresco que se potencia aún más si se utiliza la secadora.
El truco funciona porque el agua oxigenada actúa como blanqueante natural, mientras que el detergente disuelve la grasa y la proteína del sudor. En conjunto, consiguen un efecto de limpieza profunda sin recurrir a productos agresivos. Un gesto sencillo que prolonga la vida útil de las fundas y mantiene el descanso mucho más higiénico.
El paso del tiempo, el sudor y los restos de productos capilares hacen que las fundas de las almohadas pierdan su color blanco y acumulen manchas amarillentas. No siempre basta con meterlas en la lavadora: necesitan un tratamiento previo para recuperar su aspecto original sin dañarlas.