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De compras por la ciudad de los muertos
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De compras por la ciudad de los muertos

A los pies de la fortaleza de Saladino, la ‘ciudad de los muertos’ de El Cairo se convierte cada viernes en un estrambótico zoco en el

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De compras por la ciudad de los muertos

A los pies de la fortaleza de Saladino, la ‘ciudad de los muertos’ de El Cairo se convierte cada viernes en un estrambótico zoco en el que, como dicen los egipcios, "se puede encontrar desde una aguja hasta un misil". Lejos del bazar de Jan el Jalili, visita ineludible para los millones de turistas que cada año viajan al país de las pirámides, el enorme cementerio del sur de la capital es el escenario del más popular de los mercados egipcios, a donde acuden vendedores de todo Egipto en el día festivo de los musulmanes.

Allí, entre el polvo que levantan los pasos de miles de personas, crecen cientos de tenderetes que muestran las más variopintas mercancías, la mayoría de segunda o tercera mano, y, algunas, de dudosa utilidad. Montañas de zapatos y gafas en busca de nuevos dueños, piezas de ordenador cubiertas de arena, televisores más propios de un museo, imágenes religiosas, álbumes familiares de tiempos mejores y toda clase de especies animales se pueden encontrar aquí.

Mohamed Assan, abogado, explica que ha venido a comprar un gato para su hijo, y asegura que, aunque visita el zoco en contadas ocasiones, este es un sitio muy especial en el que "puedes encontrar desde una aguja hasta un misil", citando un popular dicho egipcio. Aunque, para otros muchos, el mercado del viernes es un lugar donde se venden o compran cosas robadas, ya sea un teléfono o un perro, y un sitio en el que encontrar, si se busca entre sus laberínticas calles, lo que se ha sustraído en la capital cairota.

En esta telaraña de caminos, entre las cientos de personas que van y vienen, un niño se acerca atemorizado a un vendedor: "¿Son venenosas?". Con una serpiente en la mano, y una veintena más en tres urnas de cristal, el comerciante niega con la cabeza y explica al chico que comen un huevo a la semana y que son del Nilo, a lo que añade que se puede llevar una a casa por 50 libras egipcias, apenas 6 euros.

Pocos metros más allá, los visitantes pueden comprar pájaros, perros y gatos de multitud de especies e, incluso, algún fenec, una especie de diminuto zorro que habita en el desierto. O, por quince libras, menos de dos euros, es posible adquirir dos ‘peces del Amazonas’ de entre los cientos que llenan de color una pequeña plaza frente a las tumbas de la ‘Ciudad de los Muertos’. Con este nombre se conoce al inmenso cementerio del sur de la ciudad, enclavado en el barrio islámico y que, además de albergar sobresalientes monumentos mamelucos, también es el hogar de miles de familias humildes que viven entre los panteones y las lápidas.

Hoy, viernes, Patricio González, profesor chileno que da clases en un colegio internacional de El Cairo, ha decidido acercarse al zoco con dos compañeras de trabajo, una estadounidense y una británica. Las dos mujeres, rubias, atraen aquí la atención de los egipcios no sólo por parecer turistas en un lugar al que acuden pocos extranjeros, sino por ser casi las únicas que no llevan puesto un velo o un niqab, la prenda que muestra exclusivamente los ojos de la mujer. "Hay que ser valiente para entrar aquí", explica Patricio, aunque subraya que no se trata de un sitio peligroso, sino de un lugar en el que los prejuicios pueden jugar una mala pasada.

Antiguas cámaras estropeadas de fotografía y vídeo, relojes sin agujas, toldos de cafetería agujereados o descoloridos retratos del rey Faruk y de la depuesta monarquía egipcia: cientos de objetos que han sobrevivido a la basura y que se acumulan en estos puestos. Y es que los egipcios son los primeros en reconocer lo mucho que les cuesta desprenderse de los bienes que, con el paso del tiempo, o bien han dejado de ser útiles o bien se han estropeado.

A los pies de la fortaleza de Saladino, la ‘ciudad de los muertos’ de El Cairo se convierte cada viernes en un estrambótico zoco en el que, como dicen los egipcios, "se puede encontrar desde una aguja hasta un misil". Lejos del bazar de Jan el Jalili, visita ineludible para los millones de turistas que cada año viajan al país de las pirámides, el enorme cementerio del sur de la capital es el escenario del más popular de los mercados egipcios, a donde acuden vendedores de todo Egipto en el día festivo de los musulmanes.