El otro mapa de la cosmética europea

A veces ocurre que no sabemos pronunciar el nombre de un cosmético. Otras, hasta las letras nos resultan extrañas. Sucede en nombres como Nærð, un tónico para el rostro de Soley Organics. Esta firma es islandesa, y es un ejemplo de marca desarrollada en un país que no pertenece al mapa tradicional de la cosmética. Un mapa alternativo que no abarca países como Francia, Estados Unidos o Inglaterra, pero cada vez es mayor.

La belleza y el bienestar han probado ser, hasta en épocas de crisis, un negocio en alza y cuanto más nicho, mejor. Una crema es un escape asequible y una manera de acceder a un universo simbólico. Por tanto, su creación y lanzamiento son tentadores.

Islandia es un ejemplo de esta nueva voluntad de colocarse en el escenario cosmético. Su firma bandera, Soley Organics fue una idea de Soley Elíasdóttir, una actriz de cine y teatro que decidió abandonar los focos para dedicarse a lo que habían hecho dieciséis generaciones de su familia: recoger hierbas salvajes. El poder terapéutico de la naturaleza en un país tan virgen como estefue el motor que la empujó en 2007 a crear su propia marca. Hoy, su línea se vende en todo el mundo e incluye productos tan curiosos como SteinEY, una mascarilla exfoliante elaborada con arcilla del volcán Eyjafjallajökull, aquel que bloqueó los cielos de Europa hace unos años.