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La infanta Elena, capaz de lo mejor y lo peor
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La infanta Elena, capaz de lo mejor y lo peor

Si los estilismos de la princesa Letizia son de lo más comentado en diversos círculos sociales, no es menos cierto que en los últimos tiempos la

Foto: La infanta Elena, capaz de lo mejor y lo peor
La infanta Elena, capaz de lo mejor y lo peor

Si los estilismos de la princesa Letizia son de lo más comentado en diversos círculos sociales, no es menos cierto que en los últimos tiempos la infanta Elena le ha robado el protagonismo. Así sucedió durante el enlace matrimonial de la princesa Victoria de Suecia, en el que la hija mayor de los reyes se enfundó un traje goyesco, de Lorenzo Caprile, que no dejó indiferente a nadie. Los elogios, eso sí, superaron a las críticas. (Ver álbum)

El pasado lunes, sin embargo, ocurrió exactamente lo contrario. La infanta se disfrazó de primavera para acudir a la inauguración en Valladolid de la exposición Lo sagrado hecho real. Entre obras religiosas de Pedro de Mena y Juan Martínez Montañés, Doña Elena centró la atención de los asistentes por el modelo elegido para la ocasión: un dos piezas de pantalón y chaqueta decorado con prácticamente todos los tonos del arco iris, que ya lució en 2008.

Este atuendo sorprendió a propios y extraños. No gustó a casi nadie. Y además se aleja completamente de sus elecciones habituales. Y eso que la infanta acostumbra a mostrar su originalidad en cada evento, sobre todo tras su boda con Jaime de Marichalar.

Sin Marichalar no hay fondo de armario

Los ojos de los expertos se posaron sobre ella cuando se casó con Marichalar. Dicen los entendidos que, por aquel entonces, comenzó su gusto por la moda y por arriesgar con diseños diferentes y con un toque personal, casi siempre referente a alguno de los estereotipos españoles: mantillas, capotes y tocados goyescos. También dicen que el cese ya no tan temporal de la convivencia con su ex marido ha supuesto también un cese temporal en su buen gusto.

Desde su boda con el que fuera Duque de Lugo, un entendido amateur en esto de la moda, comenzaron a llegar los elogios. Entre los trajes más aclamados de la hermana mayor del príncipe Felipe está el que lució en la boda de Federico de Dinamarca en 2004, aunque, por aquel entonces, fue Letizia quien le robó el protagonismo en su primera boda como pareja del príncipe de Asturias, con un vestido rojo de Lorenzo Caprile.

Precisamente, el diseñador fue el encargado de vestir a las infantas Elena y Cristina en la boda de la princesa Victoria de Suecia con Daniel Westling, el pasado 19 de junio. Frente a la austeridad y simplicidad del traje de la infanta Cristina, la apuesta arriesgada de la infanta Elena dejó sin palabras a todos. Porque quien tuvo, retuvo. La ex mujer de Jaime de Marichalar lució un vestido largo de un color similar al de los capotes de los toreros, y con una chaqueta de inspiración taurina -para unos- y goyesca -para el diseñador-. Su estilismo la hizo valedora del primer puesto en los listados de las más elegantes del enlace. Provocó también mucho revuelo entre los antitaurinos, que lo tomaron como una defensa del arte del toreo. Para algunos diestros, como Miguel Abellán, ver a la mayor de los hijos Borbones ataviada de esta forma fue un orgullo...

Luces y sombras que asoman cada vez que la Infanta abre la puerta de su armario.

Ver álbum: El estilismo de la Infanta.

Si los estilismos de la princesa Letizia son de lo más comentado en diversos círculos sociales, no es menos cierto que en los últimos tiempos la infanta Elena le ha robado el protagonismo. Así sucedió durante el enlace matrimonial de la princesa Victoria de Suecia, en el que la hija mayor de los reyes se enfundó un traje goyesco, de Lorenzo Caprile, que no dejó indiferente a nadie. Los elogios, eso sí, superaron a las críticas. (Ver álbum)