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Los regalos de los Reyes: de los Ferraris y los maletines... a medallas, libros y corbatas
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

Los regalos de los Reyes: de los Ferraris y los maletines... a medallas, libros y corbatas

La lista de regalos institucionales que cada año publica la Casa del Rey está al caer. Repasamos cómo han cambiado los polémicos presentes que reciben sus majestades

Foto: Felipe VI con su padre, el rey Juan Carlos I. (Getty)
Felipe VI con su padre, el rey Juan Carlos I. (Getty)

Cuando ese mes de junio de 2014 se consumó públicamente el relevo en la Casa Real, Juan Carlos de Borbón y Felipe VI, solo padre e hijo, lo celebraron en la intimidad de las habitaciones de Zarzuela. La importancia del momento estuvo a la altura del vino que eligieron para celebrarlo, uno de los mejores del mundo: una botella de Castillo de Ygay de 1925. Al probar el vino, don Juan Carlos llamó personalmente al bodeguero para darles la enhorabuena y decirles que era uno de los mejores vinos que había probado. Una botella como esta se encuentra en el mercado por no menos de 600 euros, que muy probablemente no salieron del bolsillo de don Juan Carlos.

La anécdota es significativa porque ese relevo se había precipitado, precisamente, por las distintas batallas que libraba desde la famosa cacería de Botsuana Juan Carlos de Borbón. Se había levantado el velo que durante años protegía sus actividades y de uno y otro lado surgían informaciones comprometidas para el monarca. En realidad, son las mismas guerras que estos últimos meses le han llevado a protagonizar titulares tan impensables hace años como el del pasado fin de semana: "Juan Carlos I viajó a Baréin con la excusa de la Fórmula 1 días antes de ingresar 1,5 millones de su emir".

Es la versión que dio en sede judicial el presunto gestor financiero de Juan Carlos I, Arturo Fasana. Según él, Juan Carlos recibió en 2010 un maletín en Baréin, con cerca de dos millones de dólares. De regreso a Europa, paró en Ginebra para depositar su contenido en la Banca Mirabaud, en una cuenta a nombre de la sociedad panameña Lucum, cuyo primer beneficiario es Juan Carlos de Borbón. Es la misma cuenta a la que llegaron dos años después cerca de 100 millones de dólares, esta vez procedentes de Arabia Saudí. Ya sabemos que ese dinero (en torno a 65 millones de euros al cambio) fue donado después por el antiguo monarca a Corinna Larsen, según las versiones de todos ellos, claro.

placeholder El rey Juan Carlos, saludando a Corinna Larsen. (EFE)
El rey Juan Carlos, saludando a Corinna Larsen. (EFE)

Por qué el padre de Felipe VI recibió esa cantidad de dinero es objeto de una investigación por parte de la Fiscalía suiza. La versión de Juan Carlos de Borbón, conocida a través de 'El Independiente', es que la donación de fondos millonarios es una "práctica habitual" de agradecimiento en las relaciones internacionales con reyes árabes y que para mantener este tipo de vínculos hay que aceptar estos "gestos y regalos".

Desde el mismo momento en que Felipe VI tomó el mando de Zarzuela, la mayor parte de sus esfuerzos han ido destinados a poner un cortafuegos con esa manera de actuar y salvar de la zozobra la institución. Don Felipe arrancó su reinado en las Cortes con un importante discurso de enorme calado y muy pegado al terreno del contexto histórico de España. El entonces recién proclamado monarca anunció "una monarquía renovada para un tiempo nuevo" y señaló que la Corona debía "velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente".

placeholder Rafael Spottorno, quien fuera jefe de la Casa del Rey. (EFE)
Rafael Spottorno, quien fuera jefe de la Casa del Rey. (EFE)

Durante sus dos primeros años de reinado, Felipe VI hizo un notable esfuerzo de transparencia. La ciudadanía pudo conocer por primera vez la lista de los regalos institucionales que reciben los monarcas, el sueldo que perciben, puso a tres interventores del Estado a supervisar las cuentas, glosó los gastos que dedican a personal, los contratos que suscribe la Casa y hasta el fondo de contingencia con el que cuentan. Si bien este esfuerzo comenzó ya en tiempos de Rafael Spottorno, ha sido el actual Rey quien más ha satisfecho las ansias de transparencia de los ciudadanos.

En enero de 2015, la Casa del Rey hizo pública la nueva política de la familia para aceptar regalos que, tal y como hemos visto, abría un abismo con los usos anteriores. La nueva norma estipula: "Los miembros de la familia real no aceptarán para sí regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni aceptarán favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones. En el caso de obsequios que, de acuerdo con estas normas, tengan carácter institucional, se procederá a su incorporación al Patrimonio Nacional. En el caso de regalos personales que excedan dichos usos, seguirán el mismo tratamiento que los regalos de carácter institucional, o bien serán cedidos a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general o a una administración, organismo o entidad pública que se dedique a la conservación, mantenimiento o actividades similares referidas a bienes de la misma naturaleza que el objeto de regalo". Así, grosso modo.

Una comisión los revisa

Anualmente, todos los objetos recibidos por la familia real en ese período son revisados por una comisión presidida por el secretario general. La comisión valora cada regalo con referencia a, entre otras cosas, su importancia histórica, artística, estética o económica para proponer su calificación como institucional o personal, y su incorporación a Patrimonio Nacional o bien su donación a una entidad sin ánimo de lucro. Después, siguiendo el protocolo, hacen pública la lista de los regalos institucionales (no de los personales) en una lista que se cuelga en su web y se distribuye a los medios, normalmente en el mes de mayo. Tal y como ha podido saber Vanitatis, la Casa ya está preparando la lista de este año, aunque "las circunstancias actuales" podrían retrasar algo su publicación.

En 2018, el último año del que hay datos, la familia recibió 440 regalos institucionales (obsequios que pueden entregarse en el marco de una actividad oficial o que llegan a la Casa de parte de instituciones, entidades o autoridades extranjeras). El rey Felipe encabezó la lista, con un total de 225 regalos solo para él, más otros 79 que estaban destinados tanto para él como para doña Letizia, el mismo número que recibió para ella sola. Entre los obsequios que le llegaron a don Felipe, hay algunos curiosos, además de los típicos libros, medallas conmemorativas y corbatas. Podemos encontrar en la lista desde un zurrón de pastor, que recibió en Fitur, hasta un rosario musulmán, que le entregó el príncipe heredero de Arabia Saudí, pasando por una equipación completa de rugby y balonmano o la camiseta del Real Madrid de baloncesto, que el equipo le entregó tras ganar la Euroliga. Pero hay uno que llamó particularmente la atención de la prensa en su momento: un juego completo de billar, que recibió de manos de Donald Trump en su visita a la Casa Blanca.

placeholder Los Reyes, durante su visita a Donald y Melania Trump en 2018. (EFE)
Los Reyes, durante su visita a Donald y Melania Trump en 2018. (EFE)

Están, desde luego, en las antípodas de los regalos recibidos por Juan Carlos de Borbón a lo largo de su vida institucional, al menos los que han sido de dominio público. José Bono relata en su reciente libro de memorias un detalle revelador, una confidencia que le hizo el rey Juan Carlos en una ocasión a cuenta de este asunto de los obsequios: "El único bien importante que me han regalado siendo rey es la finca de La Mareta en Canarias. Me la regaló el rey de Jordania y yo pregunté a Carlos Solchaga qué debía hacer con ella; me respondió que tenía que pagar impuestos y entonces la regalé al Estado".

La Mareta, el yate Fortuna, dos Ferraris que Hacienda subastó en 2017 por medio millón de euros, buena parte de los vinos que guarda celosamente en su misteriosa bodega, estilográficas, joyas, obras de arte y hasta un guepardo. Son algunos de los regalos que han trascendido de entre los miles con que fue agasajado Juan Carlos de Borbón en su calidad de monarca, mientras la opacidad era la norma imperante. En muchas culturas, por cierto, la no aceptación de un regalo genera malestar y se considera de mala educación.

En 2019, cuando se cumplió el quinto aniversario de la llegada de los actuales Reyes a la Corona, Vanitatis realizó una encuesta entre los españoles. Las respuestas revelaron que los grandes retos de la monarquía constitucional en los próximos años pasan por que sea capaz de defender la Constitución, pero también por ser más transparente en sus cuentas y actividades.

Cuando ese mes de junio de 2014 se consumó públicamente el relevo en la Casa Real, Juan Carlos de Borbón y Felipe VI, solo padre e hijo, lo celebraron en la intimidad de las habitaciones de Zarzuela. La importancia del momento estuvo a la altura del vino que eligieron para celebrarlo, uno de los mejores del mundo: una botella de Castillo de Ygay de 1925. Al probar el vino, don Juan Carlos llamó personalmente al bodeguero para darles la enhorabuena y decirles que era uno de los mejores vinos que había probado. Una botella como esta se encuentra en el mercado por no menos de 600 euros, que muy probablemente no salieron del bolsillo de don Juan Carlos.

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