Lady Di en la BBC: transcripción completa de la entrevista que hizo historia hace 25 años
La que se ha catalogado como la conversación más honesta jamás realizada por un miembro de la familia real británica cumple un cuarto de siglo y la reproducimos íntegra
Hace un cuarto de siglo que la princesa Diana se sentaba con Martin Bashir para hablar, a corazón abierto, de todo lo que había ocurrido en su vida, antes, durante y después de su matrimonio con el príncipe Carlos. Las infidelidades de él, las suyas, sus hijos, su papel en la Corona, el aislamiento al que se vio sometida, la bulimia… La entrevista que lo cambió todo, la que precipitó su divorcio de Carlos de Inglaterra, la que aireó el infierno por el que había pasado la princesa (y en el que aún seguía inmersa), fue emitida por la BBC un 20 de noviembre de 1995 y grabada unos días antes en secreto.
La que se ha catalogado como la conversación más honesta jamás realizada por un miembro de la familia real británica (ella fue la primera de muchas otras que después han dado los Windsor, desde Carlos hasta Harry, pasando por la del príncipe Andrés) fue también una revolución en todos los sentidos. El programa 'Panorama' ofrecía la primera entrevista en solitario de Lady Di desde que se casara con el príncipe Carlos. Ella aún formaba parte de la monarquía, ya que estaba separada de Carlos pero no divorciada. Para prepararla, se metieron cámaras en secreto dentro del palacio y Diana lo mantuvo oculto incluso para la gente de su confianza porque no se fiaba de nadie. El programa fue seguido por casi 23 millones de telespectadores y aún a día de hoy sigue siendo uno de los programas de la cadena más vistos de todos los tiempos.
Ahora que Martin Bashir está en el punto de mira por la manera en que podría haber conseguido esa entrevista (se habla de miembros del servicio y personal de confianza de la princesa recibiendo dinero para convencerla), trascribimos en su totalidad la entrevista más controvertida de la historia de la realeza, emitida por la BBC1 en 1995.
Transcripción completa
MARTIN BASHIR: Su Alteza Real, ¿estaba usted preparada para las presiones que conllevaba casarse con un miembro de la familia real?
DIANA: A los 19 años siempre piensas que estás preparada para todo y crees que sabes lo que se avecina. Pero, aunque en ese momento estaba intimidada ante la perspectiva, sentí que tenía el apoyo de mi futuro esposo.
MB: ¿Cuáles eran sus expectativas para la vida matrimonial?
D: Creo que, como cualquier matrimonio, especialmente cuando has tenido padres divorciados como yo, quieres esforzarte aún más para que funcione y no volver a caer en un patrón que ya has visto suceder en tu propia familia. Quería desesperadamente que funcionara, amaba mucho a mi esposo y deseaba compartir todo con él. Pensé que formábamos un muy buen equipo.
MB: ¿Era consciente del significado de lo que estaba sucediendo? Después de todo, se convertía en princesa de Gales con miras de convertirse en reina.
D: No me desanimé ni me desanimaron las responsabilidades que genera ese papel. Fue un desafío, y aún lo es. En cuanto a convertirme en reina, nunca estuvo en mi mente cuando me casé con mi esposo: estaba muy lejos de ese pensamiento. El aspecto más abrumador fue la atención de los medios, porque a mi marido y a mí nos dijeron cuando nos comprometimos que los medios se callarían, y no fue así. Y luego, cuando nos casamos, dijeron que sería tranquilo y tampoco lo fue. Y entonces todo comenzó a enfocarse mucho en mí, y aparecía todos los días en la portada de los periódicos, lo que hace que en el fondo te sientas sola. Cuanto más alto te colocan los medios, mayor es la caída. Y yo era muy consciente de eso.
MB: ¿Cómo manejó la transición de ser Lady Diana Spencer a convertirse en la mujer más fotografiada y de la que más se habla en el mundo?
D: Bueno, me tomó mucho tiempo entender por qué la gente estaba tan interesada en mí, pero asumí que era porque mi esposo había hecho un trabajo maravilloso antes de nuestro matrimonio y nuestra relación. Luego, pasan los años y te ves a ti misma como un buen producto que se encuentra en una estantería y se vende bien. Y la gente gana mucho dinero contigo.
MB: En algunos periódicos se ha sugerido la idea de que se dejó que fuera usted misma, a su ritmo, la que se diera cuenta de su nueva situación. ¿Cree que esa fue su experiencia?
D: Reflexionándolo, creo que sí. Pero aquí había una situación que nunca antes se había producido en la historia, en el sentido de que los medios de comunicación estaban en todas partes. Habían encontrado un cuento de hadas en el que todos querían trabajar. Y me hizo sentir sola, pero también era una situación en la que no podía permitirme sentir lástima por mí misma: en esos casos tienes que hundirte o nadar. Y tienes que aprender eso muy rápido.
MB: ¿Y qué hizo?
D: Nadé. Fuimos a Alice Springs, en Australia, y dimos un paseo. Le dije a mi esposo: "¿Qué hago ahora?". Y él dijo: "Ve al otro lado y habla con ellos". Contesté: "No puedo, simplemente no puedo". Él dijo: "Bueno, tienes que hacerlo". Así que él fue e hizo su parte, y yo fui e hice la mía. Prácticamente acabó conmigo allí mismo, y de repente me di cuenta: volví a la habitación de nuestro hotel y me di cuenta de lo que me esperaba. Tuvimos una gira de seis semanas: cuatro en Australia y dos en Nueva Zelanda, y al final, cuando volamos de regreso desde Nueva Zelanda, yo era una persona diferente. Me di cuenta del sentido del deber, el nivel de intensidad del interés y el exigente papel que tenía que cumplir.
MB: ¿Se sintió abrumada por la presión de la gente al principio?
D: Sí, estaba muy intimidada porque en lo que a mí respecta era una chica regordeta, de 20 años, 21 años, y no podía entender ese nivel de interés.
MB: ¿Diría que en esta etapa inicial era una mujer felizmente casada?
D: Mucho. Pero, la presión de los medios sobre nosotros como pareja fue increíble, y malinterpretada por una gran cantidad de gente. Estábamos visitando Australia, por ejemplo, y todo lo que se oía era: "Oh, ella está al otro lado". Si eres un hombre orgulloso, como mi marido, te molesta si lo escuchas todos los días durante cuatro semanas. Y te sientes deprimido por ello, en lugar de sentirte feliz y compartirlo.
MB: Cuando dice "Está en el otro lado", ¿a qué se refiere?
D: Bueno, a que no estaban en el lado correcto para saludarme o tocarme.
MB: ¿Así que ya entonces expresaban una preferencia por usted en vez de por su marido?
D: Sí, y me hacía sentir muy incómoda. Creí que era injusto, porque yo quería compartir.
MB: ¿Pero se sintió halagada por la atención de los medios?
D: No, no particularmente, porque con la atención de los medios llegaron muchos celos, una gran cantidad de situaciones complicadas surgieron debido a eso.
MB: En esta etapa temprana de su matrimonio, ¿tenía una idea del papel que quería desempeñar como princesa de Gales?
D: No, estaba muy confundida por los asuntos que debía tratar. Entonces me encontré cada vez más involucrada con gente que era rechazada por la sociedad, como drogadictos, alcohólicos, gente maltratada o apartada, y encontré una afinidad allí. Y encontré mucha honestidad en las personas que conocí, porque en los hospicios, por ejemplo, cuando la gente se está muriendo, son mucho más abiertos y más vulnerables, y mucho más reales que otras personas. Y yo apreciaba eso.
MB: ¿Habían pensado en palacio en su labor como princesa de Gales?
D: No, nadie me sentó con un pedazo de papel y dijo: "Esto es lo que se espera de ti". Pero, de nuevo, tengo la suerte de haber encontrado mi lugar y soy muy consciente de ello, y me encanta estar con la gente.
MB: ¿Así que realmente moldeó usted el rol que quería desempeñar?
D: Eso creo. Recuerdo cuando me sentaba en las camas de hospital y tomaba la mano de la gente. Ellos se sorprendían porque decían que nunca habían visto algo así antes, y para mí era algo bastante normal. Cuando veía la seguridad que daba una acción como esa, lo hacía en todas partes. Y siempre lo haré.
MB: Poco después de casarse se quedó embarazada. ¿Cuál fue su reacción cuando supo que el bebé era un varón?
D: Un gran alivio. Sentí que todo el país estaba de parto conmigo. Un alivio enorme. Pero yo sabía que Guillermo iba a ser un niño, porque el escáner lo había mostrado, así que no me sorprendió.
MB: ¿Siempre había querido formar una familia?
D: Sí, yo vengo de una familia en la que éramos cuatro, así que nos divertimos mucho. Y entonces llegaron Guillermo y Harry, afortunadamente dos chicos. Habría sido un poco difícil si hubieran sido dos chicas. Por otro lado, conlleva responsabilidades criarlos, siendo el futuro de Guillermo el que es, y el de Harry como forma de respaldo.
MB: ¿Cómo reaccionó el resto de la familia real cuando se enteraron de que sería un niño?
D: Bueno, todo el mundo se emocionó mucho. Había sido un embarazo bastante difícil. Yo no había estado muy bien, así que cuando Guillermo llegó fue un gran alivio porque todo estaba en paz de nuevo, y yo estuve bien durante un tiempo. Luego me sentí mal con la depresión posnatal, de la que nadie habla. Me despertaba por la mañana sintiendo que no quería salir de la cama, me sentía incomprendida, y muy muy baja de moral.
MB: ¿Era algo completamente nuevo para usted?
D: Sí, mucho. Nunca había tenido una depresión en mi vida. Pero cuando lo analicé pude ver que todo los cambios del último año me habían afectado, y mi cuerpo había dicho: "Queremos descansar".
MB: Entonces, ¿qué tratamiento recibió?
D: Recibí gran cantidad de tratamientos, pero en el fondo sabía que lo que necesitaba era espacio y tiempo para adaptarme a los diferentes cambios que se me habían presentado. Sabía que podía hacerlo, pero necesitaba que la gente fuera paciente y me diera el espacio suficiente para llevarlo a cabo.
MB: Cuando habla de los cambios, ¿a qué se refiere?
D: Bueno, fue un espacio de tiempo muy corto. En un año toda mi vida cambió, se puso patas arriba, y tuvo sus momentos maravillosos, pero también tuvo momentos que supusieron un gran desafío. Y pude ver dónde los bordes más ásperos necesitaban ser suavizados.
B: ¿Cuál fue la reacción de la familia a su depresión posnatal?
D: Bueno, tal vez fui la primera persona en esta familia que tuvo una depresión o que lloró de manera abierta. Y obviamente eso fue desalentador, porque si nunca lo has visto antes, ¿cómo lo apoyas?
MB: ¿Qué efecto tuvo la depresión en su matrimonio?
D: Le dio a todo el mundo una maravillosa nueva etiqueta: ‘Diana es inestable y Diana está mentalmente desequilibrada’. Desafortunadamente, eso parece haberse mantenido a lo largo de los años.
MB: ¿Está diciendo que esa etiqueta se quedó en su matrimonio?
D: Creo que la gente la usó y se quedó ahí, sí.
MB: La prensa sugirió que fue en esta época cuando las cosas se volvieron tan complicadas que trató de hacerse daño a sí misma.
D: Cuando nadie te escucha, o sientes que nadie te escucha, empiezan a suceder todo tipo de cosas. Por ejemplo, tienes tanto dolor dentro de ti que intentas herirte por fuera porque quieres que te ayuden, pero estás pidiendo una ayuda equivocada. La gente lo ve como un lobo que llora o que busca atención, y piensan que porque estás en los medios de comunicación todo el tiempo tienes suficiente atención. Pero en realidad estaba llorando porque quería mejorar para seguir adelante y continuar con mi deber y mi papel como esposa, madre y princesa de Gales. Así que, sí, me infligí dolor a mí misma. No me gustaba, estaba avergonzada porque no podía hacer frente a las presiones.
MB: ¿Qué hizo?
D: Bueno, solamente me lesioné los brazos y las piernas. Ahora trabajo en ambientes donde veo mujeres haciendo cosas similares y soy capaz de entenderlas completamente.
MB: ¿Cuál fue la reacción de su marido al hecho de que se empezara a autolesionarse?
D: Bueno, en realidad, no siempre lo hice delante de él. Pero, obviamente, cualquiera que ame a alguien estaría muy preocupado por ello.
MB: ¿Cree que comprendió lo que había detrás de eso?
D: No, pero entonces no mucha gente se tomaba el tiempo para analizarlo.
MB: ¿Pudo admitir que no estaba bien o se sintió obligada a seguir actuando como princesa de Gales?
D: Me sentí obligada a actuar. Bueno, cuando digo actuar, me refiero a que me sentí obligada a salir y hacer frente a mis compromisos y no defraudar a la gente, y apoyarlos y amarlos. Y en cierto modo, estar en público me reconfortó, aunque ellos no eran conscientes del proceso curativo que me estaban dando. Eso me ayudó a seguir adelante.
MB: Pero ¿sentía que tenía que mantener la imagen pública de una princesa de Gales triunfal?
D: Sí, lo sentí.
MB: La depresión se resolvió, como usted explica, pero después se informó de que sufría de bulimia. ¿Es eso cierto?
D: Sí, así es. Tuve bulimia durante varios años. Y eso es como una enfermedad secreta. Te la infliges a ti misma porque tu autoestima está en un punto bajo, y no crees que seas digna o valiosa. Te llenas el estómago cuatro o cinco veces al día, algunos lo hacen más, y te da una sensación de confort. Es como tener un par de brazos a tu alrededor, pero es temporal. Luego te sientes mal por la hinchazón de tu estómago y lo vuelves a sacar. Y es un patrón repetitivo muy destructivo para uno mismo.
MB: ¿Con qué frecuencia lo hacía esto en un día?
D: Depende de las presiones que había. Si por ejemplo estaba en lo que yo llamo 'un día fuera' o visitando una parte del país, volvía a casa sintiéndome bastante vacía, porque mis compromisos en ese momento tenían que ver con gente muriendo o muy enferma, personas con problemas matrimoniales... Y volvía a casa y era muy difícil saber cómo consolarme a mí misma habiendo estado consolando a mucha otra gente, así que era algo normal asaltar la nevera. Era un síntoma de lo que estaba pasando en mi matrimonio. Pedía ayuda a gritos, pero daba señales erróneas y la gente usaba mi bulimia como un abrigo en una percha: decidieron que ese era el problema, que ‘Diana era inestable’.
MB: En lugar de ver lo que lo causaba.
D: Ajá.
MB: ¿Y cuál fue la causa?
D: La situación en la que mi esposo y yo tuvimos que mantener todo junto porque no queríamos decepcionar a la gente. Pero había mucha ansiedad entre nuestras cuatro paredes.
MB: ¿Quiere decir entre ustedes dos?
MD: Ajá.
MB: ¿Y por eso se sometió a esta fase de atracones y vómitos?
D: Podría usarse la palabra 'someter', pero en realidad era mi mecanismo de escape y me funcionó en ese momento.
MB: ¿Buscó ayuda de algún otro miembro de la familia real?
D: No. Cuando tienes bulimia, te avergüenzas mucho de ti misma y te odias, así que... Y la gente piensa que estás desperdiciando comida, por eso tampoco lo comentas. Lo que pasa con la bulimia es que tu peso siempre es el mismo, mientras que con la anorexia es mucho más visible. Así que puedes fingir todo el rato porque no hay pruebas.
MB: Cuando dice que la gente podía pensar que desperdiciaba comida, ¿alguien le sugirió eso?
D: Sí, varias veces.
MB: ¿Qué se dijo?
D: Bueno, fue algo así como "Supongo que vas a desperdiciar esa comida más tarde". Y eso fue una presión en sí misma. Por supuesto que lo iba a hacer porque era mi válvula de escape.
MB: ¿Cuánto tiempo duró la bulimia?
D: Mucho tiempo. Pero ahora estoy curada.
MB: ¿Dos años, tres años?
D: Mmm. Un poco más que eso.
MB: Según la prensa nacional, fue entonces cuando comenzó a experimentar dificultades en su matrimonio con el príncipe de Gales. ¿Es eso cierto?
D: Bueno, éramos una pareja recién casada, así que obviamente teníamos presiones. Y los medios de comunicación estaban completamente fascinados por todo lo que hacíamos. Era difícil compartir esa carga, porque yo era la que siempre estaba al frente, ya fuera por mi ropa, por lo que decía, lo que hacía con mi pelo, todo... En realidad lo que queríamos ser, lo que queríamos lograr, era que nos apoyaran en nuestro trabajo como equipo.
MB: ¿Qué efecto tuvo la prensa en su matrimonio?
D: Lo hizo muy difícil, porque vivíamos la situación de una pareja desempeñando el mismo trabajo: salíamos del mismo coche, dábamos las mismas manos, mi marido ofrecía los discursos… Así que básicamente éramos una pareja casada realizando la misma labor, algo que es muy difícil para cualquiera y más si tienes toda la atención sobre ti. Luchamos un poco con ello y fue muy difícil, así que mi marido decidió que atendiéramos compromisos por separado. Eso me entristeció un poco porque me gustaba bastante la compañía. Pero, una vez más, no tuve elección.
MB: ¿Así que no fue a petición suya, no lo hizo por su cuenta?
D: No, en absoluto, no.
MB: La biografía del príncipe de Gales escrita por Jonathan Dimbleby, que como sabe se publicó el año pasado, sugiere que usted y su marido tenían puntos de vista e intereses muy diferentes. ¿Está de acuerdo con eso?
D: No. Creo que teníamos intereses comunes. A ambos nos gustaba la gente, la vida en el campo, los niños, el trabajo en el estudio del cáncer, la labor en los hospicios... Pero yo fui retratada en los medios de comunicación en ese momento, si no recuerdo mal, como una estúpida porque no había pasado de un nivel O a un nivel A. Y cometí el grave error de decirle a un niño que yo era gruesa como un tablón, para aliviar el nerviosismo del niño, algo que conseguí. Pero ese titular dio la vuelta al mundo, y me arrepiento de haberlo dicho.
MB: El príncipe de Gales, en la biografía, es descrito como un gran pensador, un hombre con un tremendo rango de intereses. ¿Qué pensaba él de los suyos?
D: En fin, no creo que se me permitiera tener ninguno. Creo que siempre he sido la chica de 18 años con la que se comprometió, así que no creo que se haya percatado de que he crecido. Y, Dios mío, he tenido que crecer.
MB: Explique mejor lo que quiere decir con esto.
D: Bueno…
MB: Cuando dice que nunca le dieron ningún crédito, ¿qué quiere decir?
D: Pues supongo que he hecho cosas buenas alguna vez pero nadie ha dicho: "Bien hecho" o "¡Ha estado bien!”. Sin embargo, si tropezaba, lo que invariablemente hacía, porque era nueva en el juego, una tonelada de ladrillos caía sobre mí.
MB: ¿Cómo se enfrentó a eso?
D: Lo cierto es que hubo muchas lágrimas, y me dejaba arrastrar por la bulimia, en un intento de escapar.
MB: Algunas personas encontrarán difícil de creer que le dejaran afrontar ese problema por su cuenta, y la descripción que da sugiere que su relación con su marido no era muy buena incluso en esa etapa temprana.
D: Bueno, tuvimos presiones increíbles sobre nosotros, y ambos tratamos de encubrirlas, pero obviamente no fue así.
MB: Alrededor de 1986, de nuevo, según la biografía escrita por Jonathan Dimbleby sobre Carlos, su marido renovó su relación con Camilla Parker Bowles. ¿Estaba usted al tanto de eso?
D: Sí, pero no estaba en posición de hacer nada al respecto.
MB: ¿Qué pruebas tenía de que su relación continuaba aunque estaba casado?
D: El instinto femenino es muy bueno.
MB: ¿Eso es todo?
D: Bueno, obviamente tenía conocimiento de ello.
MB: ¿Por el personal?
D: Bueno, por la gente que se preocupa y se preocupaba por nuestro matrimonio, sí.
MB: ¿Qué efecto tuvo eso en usted?
D: Bastante devastador. Bulimia desenfrenada, si es que se puede tener bulimia desenfrenada, y una sensación de no ser buena en nada y ser una inútil. Y desesperación y fallar en todos los sentidos.
MB: Y con un marido que tenía una relación con otra persona...
D: Con un marido que amaba a otra persona, sí.
MB: ¿Realmente pensó usted eso?
D: No lo pensaba, lo sabía.
MB: ¿Cómo lo supo?
D: Por el cambio en el patrón de comportamiento de mi marido y por todo tipo de razones que el instinto de una mujer produce, ya sabe. Ya era difícil, pero se hizo cada vez más complicado.
MB: En la práctica, ¿cómo se hizo más difícil?
D: Bueno, la gente estaba, y cuando digo gente me refiero a amigos de mi marido, estaba comentando que yo me encontraba de nuevo inestable, enferma, y que debería ser puesta en una casa de algún tipo para mejorar. Era casi una vergüenza.
MB: ¿Cree que realmente pensaban eso?
D: Bueno, no hay mejor manera de desmantelar una personalidad que aislarla.
MB: ¿Así que la aislaron?
D: Mucho.
MB: ¿Cree que Parker Bowles fue un factor en la ruptura de su matrimonio?
D: Bueno, éramos tres en este matrimonio, así que estaba un poco abarrotado.
MB: Vivían vidas separadas, pero ante el público aparecían como una pareja felizmente casada. ¿Cómo veía esto la familia real?
D: Creo que todos estaban muy ansiosos porque podían percibir que había complicaciones pero no querían interferir. Estaban allí y hacían saber que estaban allí si era necesario.
MB: ¿Cree que se asumió que se podía vivir dos vidas, una en privado y otra en público?
D: No, porque de nuevo los medios de comunicación estaban muy interesados en nuestro ‘montaje’. Cuando viajábamos al extranjero teníamos apartamentos separados, aunque estábamos en el mismo piso, así que por supuesto eso se filtró, y causó complicaciones. Pero Carlos y yo teníamos que cumplir con nuestro deber y eso era primordial.
MB: Así que, en cierto sentido, ¿se enfrentó a esta situación, a estas dos vidas, por cumplir con su deber?
D: Éramos un muy buen equipo en público. A pesar de lo que pasaba en privado, éramos un buen equipo.
MB: Algunos encontrarán eso difícil de conciliar.
D: Bueno, ese es su problema. Sé lo que se siente.
MB: La reina describió 1992 como su 'annus horribilis', y fue ese año cuando se publicó el libro de Andrew Morton sobre usted. ¿Conoció a Andrew o le ayudó personalmente con el libro?
D: Nunca lo conocí, no.
MB: ¿Alguna vez lo ayudó personalmente a escribir su libro?
D: Mucha gente vio la situación de angustia en la que estaba mi vida y sintieron que podían ayudar de alguna forma.
MB: ¿Permitió que sus amigos, sus amigos cercanos, hablaran con Morton?
D: Sí, lo hice. Se lo permití.
MB: ¿Por qué?
D: Estaba perdiendo la paciencia, estaba desesperada. Creo que estaba muy harta de que me vieran como un caso perdido, porque soy una persona muy fuerte y sé que eso causa problemas en el entorno en el que vivo.
MB: ¿Cómo puede cambiar eso un libro?
D: No lo sé. Tal vez la gente lo entienda mejor, tal vez haya muchas mujeres que sufren al mismo nivel pero en un ambiente diferente, que no pueden defenderse porque su autoestima está partida en dos. No lo sé.
MB: ¿Qué efecto cree que tuvo el libro en su marido y en la familia real?
D: Creo que se sorprendieron, se horrorizaron y se decepcionaron mucho.
MB: ¿Puede entender por qué?
D: Creo que el libro de Dimbleby fue un shock para mucha gente y también una decepción.
MB: ¿Qué efecto tuvo el libro de Morton en su relación con el príncipe de Gales?
D: Bueno, lo que se había ocultado, o más bien lo que pensábamos que se había escondido, se hizo público y se habló de ello a diario. Nos presionaron para que lo arregláramos de alguna manera. ¿Íbamos a permanecer juntos o íbamos a separarnos? Y las palabras 'separación' y 'divorcio' seguían apareciendo en los medios de comunicación a diario.
MB: ¿Qué pasó después de que se publicara?
D: Bueno, nos esforzamos. Llevamos a cabo nuestros compromisos juntos, aunque nuestra vida privada era obviamente turbulenta.
MB: ¿Las cosas llegaron a un punto crítico?
D: Sí, lentamente, sí. Mi marido y yo lo hablamos con mucha calma. Pudimos ver lo que la gente estaba pidiendo. Querían claridad ante una situación que, obviamente, se estaba volviendo intolerable. Se volvió cada vez más difícil.
MB: ¿Y qué pasó?
D: Nos reunimos con los abogados y hablamos sobre la separación. Evidentemente había mucha gente con la que comentarlo: el primer ministro, Su Majestad… Y luego empezó a tomar forma por sí mismo, por así decirlo.
MB: En diciembre de ese año, como usted dice, había acordado una separación legal. ¿Cuáles fueron sus sentimientos en ese momento?
D: Profunda, profunda, profunda tristeza. Porque habíamos luchado para mantenerlo vivo, pero realmente ambos nos habíamos quedado sin fuerzas. En cierto modo supongo que podría haber sido un alivio para ambos que finalmente nos decidiéramos, pero mi marido pidió la separación y yo la apoyé.
MB: ¿No fue idea suya?
D: No. Para nada. Vengo de un ambiente de divorcio y no quería volver a entrar en eso.
MB: ¿Qué pasó después?
D: Le pregunté a mi esposo si podíamos hacer el anuncio antes de que los niños regresaran de la escuela para pasar las vacaciones de Navidad porque allí estaban protegidos. Y así lo hizo. Salió el 9 de diciembre. Yo estaba en un compromiso en el norte. Lo escuché en la radio y fue muy muy triste. Muy triste. El cuento de hadas había llegado a su fin y, lo más importante, nuestro matrimonio había dado un giro diferente.
MB: ¿Les dijo a sus hijos que se iban a separar?
D: Sí. Fui una semana antes y les expliqué lo que estaba pasando. Ellos lo tomaron como lo hacen los niños, con muchas preguntas. Yo esperaba poder tranquilizarlos, pero ¿quién sabe?
MB: ¿Qué efecto cree que tuvo esta noticia en ellos?
D: Creo que el anuncio tuvo un gran efecto en mí y en Carlos, realmente. Los niños estaban fuera de esto, en el sentido de que estaban aislados en la escuela.
MB: Una vez que la separación tomó cuerpo, en 1993, ¿qué pasó durante ese periodo?
D: Las agendas cambiaron de la noche a la mañana. Ahora yo era la esposa separada del príncipe de Gales, un problema, una carga… Se preguntaban: "¿Cómo vamos a tratar con ella? Esto no ha sucedido antes".
MB: ¿Quién se estaba haciendo esas preguntas?
D: La gente a mi alrededor y...
MB: ¿La Casa Real?
D: La gente de mi entorno, sí.
MB: ¿Y empezaron a verla como un problema?
D: Sí, mucho.
MB: ¿Cómo se materializó eso?
D: Por los viajes al extranjero que se bloquearon, por las cosas que llegaban de manera normal y se pararon, cartas que se perdían y cosas así...
MB: A pesar de que su interés era continuar con sus deberes…
D: Sí. Todo cambió tras la separación. La vida se volvió muy difícil entonces para mí.
MB: ¿Quién estaba detrás de ese cambio?
D: Bueno, el equipo de mi marido estaba muy ocupado intentando pararme.
MB: ¿Cuál fue su reacción cuando se supo que se había grabado una conversación telefónica entre usted y James Gilbey?
D: Me sentí muy protectora con James porque había sido un muy buen amigo mío y seguía siéndolo. Y no podía soportar que su vida pudiera arruinarse por esa conexión conmigo. Eso me preocupaba. Protejo mucho a mis amigos.
MB: ¿Tuvo la supuesta conversación telefónica?
D: Sí, la tuvimos, absolutamente la tuvimos.
MB: En esa cinta, Gilbey expresa su afecto por usted. ¿Esa transcripción era correcta?
D: Sí. Quiero decir que es una persona muy cariñosa. Pero las implicaciones de esa conversación sugerían que habíamos tenido una relación adúltera, lo cual no era cierto.
MB: ¿Tiene alguna idea de cómo esa conversación llegó a ser publicada en la prensa nacional?
D: No, pero se hizo para perjudicarme de una manera seria, y esa fue la primera vez que experimenté lo que era estar fuera de la red, por así decirlo, y no estar en la familia.
MB: ¿Cuál cree que era el propósito detrás de esto?
D: Que la gente cambiara su actitud hacia mí. Era, ya sabes, si alguna vez nos íbamos a divorciar, mi marido tendría más cartas que yo... Era una partida de póquer, un juego de ajedrez.
MB: También hubo una serie de llamadas telefónicas que, supuestamente, usted hizo a Oliver Hoare. ¿Hizo lo que se describió como 'llamadas telefónicas obsesivas'?
D: Se llegó a decir que había hecho 300 llamadas telefónicas en un corto espacio de tiempo que, aunque teniendo en cuenta mi estilo de vida en ese momento, cualquiera puede darse cuenta de que soy una mujer muy ocupada. No, no lo hice. Pero ese fue otro gran movimiento para desacreditarme, y casi me hizo caer en la injusticia, porque hice mis propios deberes sobre ese tema y descubrí que un joven había hecho la mayoría de ellas. Hoare me contó que sus líneas estaban siendo intervenidas por la comisaría local. Dijo, ya sabes: "No llames". Así que no lo hice, pero alguien claramente sí.
MB: ¿Había hecho alguna de esas llamadas?
D: Solía hacerlo, sí, había llamado.
MB: ¿Una, dos, tres veces?
D: No lo sé. Durante un período de seis a nueve meses, unas cuantas veces, pero no de forma obsesiva.
MB: ¿Realmente cree que se estaba llevando a cabo una campaña en su contra?
D: Absolutamente.
MB: ¿Por qué?
D: Yo era la esposa separada del príncipe de Gales. Era un problema, punto. Nunca había pasado antes. Se decían: "¿Qué hacemos con ella?".
MB: ¿Y no podían llevarla a algún lugar tranquilo en lugar de hacer una campaña en su contra?
D: El problema es que yo no me iba a ir tranquilamente. Lucharé hasta el final, porque creo que tengo un papel que cumplir, y tengo dos hijos que criar.
MB: A finales de 1993, usted había tenido dificultades con la prensa (incluida la publicación de estas conversaciones telefónicas) y decidió retirarse de la vida pública. ¿Por qué lo hizo?
D: La presión se volvió intolerable y mi trabajo se vio afectado. Quería dar el 110% y solo podía dar el 50. Estaba constantemente cansada, exhausta, porque la presión era tan cruel. Así que pensé que la única manera de hacerlo era pararme y explicarlo, y aparcarlo antes de empezar a decepcionar y no llevar a cabo mi trabajo. Fue mi decisión hacer ese comunicado porque se lo debía a la gente. Quería decir: "Gracias". Desaparezco un poco, pero volveré".
MB: No pasó mucho tiempo antes de que volviera.
D: Bueno, no lo sé. Quiero decir que hice un montón de trabajo en la sombra, sin ningún tipo de atención por parte de los medios, así que nunca dejé de hacerlo. No lo hacía todos los días, no podía hacerlo. La campaña, en ese momento, estaba teniendo éxito, pero sorprendió a la gente que estaba causando el dolor, les sorprendió cuando me salí del juego. No se lo esperaban. Creo firmemente que siempre hay que confundir al enemigo.
MB: ¿Quién era el enemigo?
D: Bueno, el enemigo era el departamento de mi esposo, porque siempre recibía más publicidad, mi trabajo era más... Se discutía mucho más que el de él. Y, ya sabes, desde ese punto de vista lo entiendo. Pero yo estaba haciendo cosas buenas y quería hacer cosas buenas. Nunca iba a lastimar a nadie, nunca iba a decepcionar a nadie.
MB: ¿Realmente cree que fue por celos que quisieron minarla?
D: Creo que fue por miedo, porque aquí había una mujer fuerte haciendo su parte. ¿Y de dónde sacaba su fuerza para continuar?
MB: ¿Cuál fue su reacción cuando su marido reveló a Jonathan Dimbleby que había cometido adulterio?
D: Bueno, yo no sabía nada del contenido del libro y, de hecho, lo vi en las noticias de esa noche. Mi primera preocupación fue por los niños, porque podían entender lo que estaba pasando y quería protegerlos. Pero yo misma estaba devastada, aunque luego admiré su honestidad, porque se necesita mucho valor para hacer eso.
MB: ¿En qué sentido?
D: Bueno, ser tan honesto sobre una relación con alguien más, en su posición, significa mucho.
MB: ¿Cómo manejó esto con los niños?
D: Fui a la escuela y le dije a Guillermo que si algún día encontraba a alguien que amara en la vida debía aferrarse a él y cuidarlo. Y si tenía la suerte de encontrar a alguien que le amara, entonces debía protegerlo. Él me preguntó qué había estado pasando y si yo podía responderle a algunas preguntas. Me preguntó: “¿Es esa la razón por la que el matrimonio se ha roto?”. Y yo dije: “Bueno, éramos tres en este matrimonio y la presión de los medios de comunicación fue otro factor, así que las dos cosas juntas fueron muy difíciles. Y aunque yo todavía quería a papá, no podía vivir bajo el mismo techo que él, ni tampoco con él".
MB: ¿Qué efecto cree que tuvo en el príncipe Guillermo?
D: Bueno, es un niño que piensa de una manera profunda, y no sabemos cómo puedo afectarle con el tiempo. Pero lo expliqué con suavidad, sin resentimiento ni ira.
MB: Mirando hacia atrás, ¿se siente responsable de las dificultades de su matrimonio?
D: Asumo cierta responsabilidad de que nuestro matrimonio saliera como lo hizo. Aceptaré la mitad, pero nada más, porque se necesitan dos para llegar a esta situación.
MB: ¿Pero tiene parte de culpa?
D: Absolutamente, ambos cometimos errores.
MB: En otro libro, publicado recientemente, se habla de James Hewitt, que afirma haber tenido una relación muy estrecha con usted, desde aproximadamente 1989. ¿Cuál era la naturaleza de su relación?
D: Fue un gran amigo mío en un momento muy difícil, otro momento difícil, y siempre estuvo ahí para apoyarme. Yo estaba absolutamente destrozada cuando apareció este libro, porque confiaba en él y porque, de nuevo, me preocupaba la reacción de mis hijos. Y, sí, había pruebas objetivas en el libro, pero muchas de ellas eran..., vienen de otro mundo, no se correspondían con lo que pasó.
MB: ¿Qué quiere decir?
D: Bueno, había mucha fantasía en ese libro, y fue muy angustioso para mí que un amigo mío, en quien había confiado, sacara beneficio de mí. Eso me preocupaba mucho. Me llamó 10 días antes de que llegara a las librerías para decirme que no había nada de qué preocuparse y yo le creí como una estúpida. Y cuando llegó, lo primero que hice fue ir corriendo a hablar con mis hijos. Guillermo sacó una caja de chocolates y dijo: “Mamá, creo que te han hecho daño. Estos son para que vuelvas a sonreír".
MB: ¿Su relación fue más allá de una amistad cercana?
D: Sí, así fue, sí.
MB: ¿Fue usted infiel?
D: Sí, lo adoraba. Sí, estaba enamorada de él. Pero me decepcionó mucho.
MB: ¿Cómo describiría su vida ahora? Vive mucho por su cuenta, ¿no?
D: Sí, en realidad no me importa. La gente cree que al final del día un hombre es la única respuesta. En realidad, un trabajo satisfactorio es mejor para mí (risas).
MB: ¿Qué quiere decir con eso?
D: Bueno, me refiero a que a cualquier hombre que ha pasado por mi puerta, los medios de comunicación ya le han relacionado conmigo y se ha desatado un infierno. Así que ha sido muy duro para los amigos masculinos que he tenido y, evidentemente, para mí también.
MB: ¿Eso significa que cree que tendrá que estar sola el resto de su vida?
D: No, no estoy sola. Tengo amigos maravillosos, tengo a mis hijos, tengo mi trabajo. Es solo que vivir en el palacio de Kensington claramente te aísla mucho, pero, ya sabes, tal vez todos nos sentimos así.
MB: ¿Cómo se siente sobre la forma en que la prensa se comporta con usted ahora?
D: A día de hoy sigo encontrando el interés excesivo y desalentador, porque en realidad no me gusta ser el centro de atención. Cuando tengo mis quehaceres públicos es normal, entiendo que cuando salgo del coche me fotografíen, pero ahora es también cuando salgo de la puerta de mi casa. Nunca sé dónde va a estar el objetivo. En un día normal puedo ser perseguida por cuatro coches; en un día normal vuelvo a mi coche y encuentro seis fotógrafos saltando a mi alrededor. Algunas personas pensarían: "Bueno, si tuvieras un policía sería más fácil", pero no es verdad. Han decidido que sigo siendo un producto, después de 15 o 16 años, que se vende bien. Y todos me gritan y me dicen cosas como: "Oh, vamos, Di, mira hacia arriba. Si nos das una buena foto, puedo llevar a mis hijos a una escuela mejor". Y, ya sabes, puede hacerte gracia pero eso es lo que pasa todo el tiempo. Es bastante difícil.
MB: Alguna gente puede pensar que en los primeros años de su matrimonio usted misma fue responsable de fomentar el interés de la prensa (bailó con gente como Wayne Sleep, por ejemplo) y parecía disfrutarlo, tenía una muy buena y cálida relación con ellos. ¿Siente alguna responsabilidad por la forma en que la prensa se ha comportado con usted?
D: Nunca he alentado a los medios de comunicación. Había una relación que funcionaba antes, pero ahora no puedo tolerarla porque se ha vuelto abusiva y es acoso. No quiero que se entienda esto como que me estoy autocompadeciendo. No lo hago. Entiendo que tienen un trabajo que hacer. Podrías equipararlo a una telenovela en realidad. Sigue y sigue y sigue, y la historia nunca cambia. Y cada vez que me divierto, aunque sea en una situación diferente, hay que pagar por ello, porque la gente critica. Pero yo soy un espíritu libre, desafortunadamente para algunos.
MB: Pero aquí en el palacio de Kensington, ¿se siente aislada?
D: Bueno, lo estoy por la naturaleza de mi situación, sí, pero no siento pena por mí misma de ninguna manera. Tengo mi trabajo que elijo hacer, y tengo a mis hijos, y tengo muchas oportunidades para el año que viene, como visitas al extranjero. Estoy a punto de ir a Argentina, de lo cual estoy muy contenta, y espero poder continuar la buena relación que se ha adoptado entre los dos países. Espero poder ser de ayuda allí.
MB: ¿Qué papel ve para usted en el futuro?
D: Me gustaría ser embajadora de mi país. Me gustaría representar a este país en el extranjero. Ya que tengo todo este interés en los medios, no nos quedemos solo con esto. Llevemos a esta gente, a representar a este país y sus buenas cualidades en el extranjero. Cuando voy al extranjero tenemos de 60 a 90 fotógrafos, solo de este país, que vienen conmigo, así que usémoslo de manera productiva, para ayudar a este país.
MB: Dice que se ve en un futuro como una especie de embajadora. ¿A instancias de quién es eso? ¿En qué se basa para sentir que tiene el derecho de considerar que puede hacer ese papel?
D: He estado en una posición privilegiada durante 15 años. Tengo un gran conocimiento sobre la gente y sobre cómo comunicarme. He aprendido eso, lo tengo y quiero usarlo. Y cuando miro a la gente en la vida pública, no soy un animal político, pero creo que la mayor enfermedad que sufre el mundo hoy en día es la enfermedad de la gente que no se siente amada, y sé que puedo dar amor por un minuto, por media hora, por un día, por un mes, pero puedo dar... Me siento feliz al hacerlo y quiero hacerlo.
MB: ¿Cree que el pueblo británico está contento con su papel?
D: Creo que el pueblo británico necesita a alguien en la vida pública que le dé afecto, que le haga sentir importante, que le apoye, que le dé luz en sus oscuros túneles. Lo veo como un papel único, y sí he tenido dificultades, como todo el mundo ha sido testigo a lo largo de los años, pero ahora podemos utilizar los conocimientos que he reunido para ayudar a otras personas en apuros.
MB: ¿Cree que puede?
D: Sé que puedo, sí.
MB: Hasta que llegó a esta familia, la monarquía parecía disfrutar de una posición incuestionable en el corazón de la vida británica. ¿Siente que es la culpable del hecho de que la supervivencia de la monarquía sea ahora una pregunta que la gente se hace?
D: No, no siento culpa. Quiero decir que una o dos veces he oído a la gente decir: "Diana quiere destruir la monarquía", lo que me ha desconcertado. ¿Por qué querría destruir algo que es el futuro de mis hijos? Lucharé por mis hijos a cualquier nivel para que sean felices y tengan paz mental y cumplan con sus deberes. Pero creo que lo que más me preocupa de la forma en que la gente habla de la monarquía es que se vuelven indiferentes, y creo que eso es un problema y debería solucionarse.
MB: Cuando dice indiferente, ¿qué quiere decir?
D: No les importa. A la gente ya no le importa. Han sido tan alimentados a la fuerza con problemas maritales que están hartos. Yo estoy harta de leer sobre ello, y soy parte, así que Dios sabe lo que la gente de ahí fuera debe pensar.
MB: ¿Cree que la monarquía necesita adaptarse y cambiar para sobrevivir?
D: Entiendo que el cambio es aterrador para la gente, especialmente si no hay nada a lo que acudir. Es mejor quedarse donde estás. Lo entiendo. Pero creo que hay algunas cosas que podrían cambiar, que aliviarían esta dudosa y a veces complicada relación entre la monarquía y el público. Creo que podrían ir de la mano, en vez de estar tan distantes.
MB: ¿Qué está haciendo usted para introducir algún tipo de cambio?
D: Bueno, con Guillermo y Harry, por ejemplo. Los llevo a los proyectos de la gente sin recursos; a acompañar a gente que se está muriendo de sida, aunque les dije que era cáncer; he llevado a los niños a todo tipo de áreas donde no creo que nadie de esa edad en esta familia haya estado antes. Y tienen un conocimiento, y puede que nunca lo usen, pero la semilla está ahí, y espero que crezca porque el conocimiento es poder.
MB: ¿Qué impacto tendrá esa experiencia en sus hijos?
D: Quiero que entiendan las emociones, las inseguridades y la angustia de la gente, y sus esperanzas y sueños.
MB: ¿Qué tipo de monarquía vislumbra?
D: Me gustaría una monarquía que tenga más contacto con su gente, y no me refiero a andar en bicicleta y cosas así, sino a tener una comprensión más profunda. No lo digo como una crítica a la monarquía actual: solo lo digo como lo veo, oigo y siento a diario desde el papel que he elegido para mí.
MB: Hay mucha discusión en este momento sobre cómo se resolverán los asuntos entre usted y el príncipe de Gales. Incluso existe la sugerencia de un posible divorcio. ¿Qué piensa de eso?
D: No quiero el divorcio, pero obviamente necesitamos claridad en una situación que ha sido de gran discusión en los últimos tres años en particular. Así que todo lo que digo es que espero la decisión de mi marido sobre el camino que vamos a tomar.
MB: Si él quisiera que el divorcio se llevara a cabo, ¿lo aceptaría?
D: Evidentemente lo hablaría con él, pero hasta ahora ninguno de los dos ha comentado este tema, aunque el resto del mundo parece haberlo hecho.
MB: ¿Sería su deseo divorciarse?
D: No, no es mi deseo.
MB: ¿Por qué? ¿No resolvería eso el asunto?
D: ¿Por qué resolvería el asunto?
MB: Porque proporcionaría la claridad de la que habla, resolvería los asuntos en lo que respecta a la gente, tal vez.
D: Sí, ¿pero qué pasa con los niños? Nuestros hijos, eso es lo que importa, ¿no?
MB: ¿Cree que alguna vez será reina?
D: No, no lo creo, no.
MB: ¿Por qué piensa eso?
D: Me gustaría ser reina en los corazones de la gente, pero no me veo siendo la reina de este país. No creo que mucha gente quiera que yo sea reina. En realidad, cuando digo mucha gente me refiero a la institución con la que me casé, porque han decidido que soy una principiante.
MB: ¿Por qué considera que han decidido eso?
D: Porque hago las cosas de manera diferente, porque no sigo un libro de reglas, porque dirijo desde el corazón, no desde la cabeza, y aunque eso me ha metido en problemas en mi trabajo, lo entiendo. Pero alguien tiene que salir y amar a la gente y mostrarlo.
MB: ¿Opina que la forma de comportarse le ha impedido convertirse en reina?
D: Bueno, no me lo ha impedido. Es solo que no creo que tenga tantos partidarios en ese ambiente como antes.
MB: ¿Quiere decir dentro de la Casa Real?
D: Me ven como una amenaza de algún tipo, y estoy aquí para hacer el bien: no soy una persona destructiva.
MB: ¿Por qué la ven como una amenaza?
D: Pienso que todas las mujeres fuertes de la historia han tenido que caminar por un camino similar, y que es la fuerza la que causa la confusión y el miedo. ¿Por qué es fuerte? ¿De dónde lo saca? ¿A dónde la lleva? ¿Dónde va a usar esa fuerza? ¿Por qué la gente todavía la apoya?
MB: ¿Cree que el príncipe de Gales será rey algún día?
D: No creo que ninguno de nosotros sepa la respuesta a eso. Y claramente es una pregunta que está en la cabeza de todos. Pero quién sabe lo que el destino producirá, quién sabe qué circunstancias provocará.
MB: Pero usted lo conoce mejor que la mayoría de la gente. ¿Piensa que él desearía ser rey?
D: Siempre hubo un conflicto sobre ese tema con él cuando lo discutimos, y entendí ese conflicto, porque ser príncipe de Gales es un papel muy exigente, pero lo es mucho más ser rey.
Y ser príncipe te da más libertad ahora, pero ser rey será un poco más sofocante. Y porque le conozco, considero que el trabajo principal, como lo llamo, le traería enormes limitaciones, y no sé si podría adaptarse a eso.
MB: ¿Cree que tendría más sentido, a la luz de las dificultades matrimoniales que usted y el príncipe de Gales han tenido, si el papel de monarca pasara directamente a su hijo Guillermo?
D: Bueno, hay que tener en cuenta que Guillermo es muy joven en este momento, ¿quiere que una carga como esa sea puesta sobre sus hombros a esa edad? No puedo responder a esa pregunta.
MB: ¿Desearía que Guillermo suceda a la reina cuando llegue a la mayoría de edad en lugar del actual príncipe de Gales?
D: Mi deseo es que mi marido encuentre la paz mental, y de eso se derivan otras cosas, sí.
MB: ¿Por qué ha decidido dar esta entrevista ahora? ¿Por qué ha decidido hablar en este momento?
D: Porque en diciembre cumpliremos tres años separados, y la percepción que se ha tenido de mí durante este tiempo ha sido muy confusa, turbulenta, y en algunas áreas estoy segura de que mucha gente duda de mí. Y quiero asegurar a todas esas personas que me han amado y apoyado a lo largo de los últimos 15 años que nunca los defraudaré. Esa es una prioridad para mí, junto con mis hijos.
MB: ¿Y siente que al hablar de esta manera podrá tranquilizar a la gente?
D: La gente que me importa, la gente de la calle, sí, porque eso es lo que importa más que cualquier otra cosa.
MB: Algunas personas podrían interpretar esto como que simplemente está aprovechando la oportunidad de vengarse de su marido.
D: No me siento aquí con resentimiento, me siento aquí con tristeza porque un matrimonio no ha funcionado. Me siento aquí con esperanza porque hay un futuro por delante, un futuro para mi marido, un futuro para mí y un futuro para la monarquía.
Hace un cuarto de siglo que la princesa Diana se sentaba con Martin Bashir para hablar, a corazón abierto, de todo lo que había ocurrido en su vida, antes, durante y después de su matrimonio con el príncipe Carlos. Las infidelidades de él, las suyas, sus hijos, su papel en la Corona, el aislamiento al que se vio sometida, la bulimia… La entrevista que lo cambió todo, la que precipitó su divorcio de Carlos de Inglaterra, la que aireó el infierno por el que había pasado la princesa (y en el que aún seguía inmersa), fue emitida por la BBC un 20 de noviembre de 1995 y grabada unos días antes en secreto.