Museo, hotel y cultivos ecológicos: los planes para Tatoi, el hogar familiar de la reina Sofía

Una de las heridas aún abiertas para la familia real griega es el estado de abandono que el palacio de Tatoi ha lucido durante décadas. Desde que el rey Constantino tuviera que exiliarse y la propiedad pasara a ser del país, el esplendor que vivió durante el sigo anterior se había perdido completamente. El que fuera el hogar familiar de la reina Sofía se convirtió en apenas una sombra de lo que fue, con la maleza cubriéndolo casi por completo y siendo víctima de actos de vandalismo, expolios, saqueos y hasta un incendio. Pero por fin el Gobierno parece dispuesto a devolverle el brillo que tenía y ha anunciado algunos de los planes que tienen para esa propiedad, en la que la Reina emérita nació y se crio junto a su familia, viviendo una de las épocas más felices y que recuerda con más cariño.

Ya hace unos meses, empezaron a restaurarse algunos de los vehículos que se guardaban en sus cocheras. Entre ellos, el que llevó a don Juan Carlos y doña Sofía el día de su boda. Tampoco tardaron mucho las autoridades en reparar los destrozos que el pasado septiembre se habían hecho en las tumbas de los reyes Pablo y Federica, abuelos del rey Felipe. Ni uno ni otro gesto de respeto a lo que fue uno de los tesoros nacionales fueron un simple espejismo. La voluntad del Gobierno griego de rehabilitar la finca es firme, tal y como ha anunciado Lina Mendoni, ministra de Cultura de Grecia, compartiendo el proyecto en el que ya se está trabajando para la recuperación de la finca, que albergará un museo y un hotel de cinco estrellas, además de varios restaurantes y cafeterías que darían al lugar la vida perdida en las últimas cinco décadas.

Otra de las propuestas que hay para el terreno, que abarca más de 4.000 hectáreas, es que tenga su propia línea de productos agrícolas orgánicos, revitalizando los colmenares, los gallineros y los rebaños de carne y leche. La finca volvería así a sus orígenes, ya que cuando fue comprada por el rey Jorge I en 1872, se utilizaba como explotación agrícola y ganadera. Además, la idea es que todo lo que haya en su interior funcione de forma ecológica y sostenible. Un proyecto más que ambicioso para el que se van a destinar 130 millones de euros. Pero no son suficientes: el Gobierno está buscando inversores privados para poder sufragar, no solo los costes de rehabilitación y construcción, sino también del mantenimiento posterior.

Se espera que el proyecto esté finalizado el año que viene y que para 2023 puedan abrirse de nuevo las puertas de esta finca, que tanto la reina Sofía como sus hermanos han pisado en los últimos años en contadas ocasiones y siempre por algún motivo especial, haciéndoles revivir los recuerdos más dolorosos. Recuerdos que ahora, gracias a este proyecto, pueden cambiar totalmente de color.