Gazpacho, tarta sacher y una raqueta: lo que no se vio del viaje de los Reyes a Viena

Un día, siete horas y cuatro citas oficiales. Es el resumen que se puede hacer del viaje que realizaban don Felipe y doña Letizia este lunes a Austria, el primero conjunto de este 2022, después de que el Rey se desplazara hasta Puerto Rico y Honduras en solitario días antes. Pero, además de todo lo oficial, lo que pudieron captar las cámaras locales y las desplazadas desde nuestro país, también hubo muchos detalles que no se vieron en este viaje de los Reyes. Entre ellos, un espectacular menú con gazpacho y varios regalos especiales por el cumpleaños del monarca.

Los actos oficiales comenzaban a la una de la tarde, pero antes teníamos la primera de las sorpresas, ya que los Reyes fueron recibidos a pie de pista en el aeropuerto de Schwechat por el ministro de Exteriores, Alexander Schallenberg, que también participó en algunos de los actos del resto del día. La misma sorpresa seguro que se llevaron los propios Felipe y Letizia al llegar al exterior del palacio de Hofburg. Y es que, mientras tenía lugar el recibimiento oficial, no faltaron algunos españoles vecinos de la capital que no quisieron perderse la visita real a Austria.

Así que los himnos nacionales, que como es habitual sonaron en el recibimiento con honores, estuvieron salpicados de gritos a favor de la monarquía, entre los que no faltaron los 'viva España' y 'viva el Rey'. Pero estos gritos no fueron los únicos detalles españoles que hicieron que los Reyes se sintieran como en casa. Porque sus anfitriones, el presidente Alexander Van der Bellen y la primera dama Doris Schmidauer, no han dejado nada al azar para agajasajar a sus invitados, poniendo especial atención al cumpleaños del rey Felipe, que celebraba el domingo sus 54 años.

Seguramente Rafa Nadal, al ganar la final del Open de Australia, no se imaginaba que iba a tener tanta presencia en el aniversario del monarca. Porque, por un lado, él mismo confesaba durante su visita a Viena ante las cámaras que había podido ver el partido, desvelando así cómo había pasado el día de su cumpleaños. Pero es que el presidente de la República de Austria tenía preparado un regalo para don Felipe por sus 54 años, que le entregó después de trasladarle sus felicitaciones por el partido del tenista. El obsequio: una raqueta de tenis en color rojo y blanco.

Pero no era la única sorpresa que le esperaba al monarca por su aniversario. La siguiente se daba después del almuerzo, con un espectacular menú que comenzaba con un plato tan español como el gazpacho. Después, los Reyes han podido degustar lucioperca del lago Neusiedl y lomo de venado de los bosques de Viena, así como strudel de manzana, un postre típico de la cocina austriaca y del sur de Alemania. E inmediatamente después llegaba la sorpresa: otro postre tan típico como la tarta sacher para celebrar el cumpleaños de don Felipe.

Lo cierto es que los Reyes no tenían demasiado tiempo para disfrutar de la comida, puesto que se habían programado dos reuniones de trabajo, una de ellas capitaneada por la reina Letizia y la primera dama, otra por el rey Felipe con el presidente austriaco. Pero tampoco pudieron extenderse mucho en una y otra, ya que tenían que estar antes de las cuatro de la tarde en la plaza Albertina para hacer una ofrenda floral en memoria de las víctimas del nacionalsocialismo, especialmente de los españoles que fallecieron en el campo de concentración de Mauthausen.

El último guiño español del día, el único oficial de todos ellos, fue el acto con el que los Reyes cerraron su agenda austriaca. A las cinco de la tarde estaba prevista la inauguración de la exposición 'Dalí-Freud. Una obsesión', en el Museo Unteres Belvedere, de la que don Felipe y doña Letizia disfrutaron junto a sus anfitriones y parte de su comitiva, en la que estaba, entre otros, el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta. Los Reyes hicieron un recorrido por las diferentes estancias, en las que se explora la relación de Salvador Dalí y Sigmund Freud, y cómo influyeron el uno en el otro.

Un viaje exprés, de apenas siete horas de duración, con el que los Reyes han dado el pistolezado de salida a su agenda internacional conjunta y en el que no faltaban honores para el rey Felipe, tanto oficiales, como manda el protocolo en este tipo de citas oficiales, como privados, con motivo de su 54 cumpleaños. Una fecha que el presidente austriaco y la primera dama no quisieron dejar pasar.