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Fernando Manso, 'el Antonio López de la fotografía' y el favorito de la infanta Elena
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ENTREVISTA

Fernando Manso, 'el Antonio López de la fotografía' y el favorito de la infanta Elena

Vanitatis entrevista al excepcional fotógrafo en la galería de arte Ansorena, donde nos muestra las fotografías florales de su exposición ‘Aquilea’, que se puede ver hasta el 22 de noviembre

Foto: Fernando Manso. (Cortesía)
Fernando Manso. (Cortesía)

Fernando Manso no es un fotógrafo al uso. Para empezar, porque trabaja con una pesada cámara que tiene ciento cincuenta años y funciona mediante placas. Tiene una paciencia infinita que le permite captar fotografías únicas que tiene que sentir y que en ocasiones le han llegado a costar hasta meses de espera antes de efectuar un disparo. Jamás dispara por disparar. Dejó el mundo de la fotografía publicitaria estando en la cima, con suculentos contratos de grandes marcas porque no le convencían el exceso de retoques y la artificialidad que iba cobrando la publicidad, y decidió cumplir su sueño de dedicarse a la fotografía artística. Le llaman 'el Antonio López de la fotografía', algo que le llena de orgullo y le parece un verdadero lujo.

Es el fotógrafo favorito de la infanta Elena y ha tenido ocasión de mostrarle también su trabajo a los reyes de España y a sus hijas, quienes quedaron prendadas con su peculiar cámara. Pero el arte a este fotógrafo romántico, tal y como él se define, le viene de familia. Hijo de arquitecto, no debe ser casualidad que su hermano y su cuñado sean los directores de la película 'Campeones' y que sus tres hijos se dediquen todos ellos al mundo del arte.

¿Qué has querido expresar con ‘Aquilea’, esta exposición un tanto diferente a las que estamos acostumbrados a ver en tu trayectoria como fotógrafo?

Con esta exposición he querido sorprender. Hacer una abertura más. La gente me conoce por mis paisajes, por mis arquitecturas… Nunca me había enfrentado a fotografiar flores y menos su alma. He querido crear un mundo onírico entre el alma de las flores y mis sentimientos.

¿Cuál es tu forma de trabajar? Porque llevar una cámara analógica de placas en plena era digital no es nada convencional…

No soy un fotógrafo al uso, trabajo con una cámara que tiene ciento cincuenta años. Es un acto de fe porque no veo ningún resultado hasta que no voy al laboratorio a revelar las placas. Además, entre lo que pesa la cámara, los trípodes, objetivos y las placas puedo llevar más de cuarenta kilos encima. Soy como un romántico de los de antes que iban con sus bueyes y sus burros (ríe). Cuando ya tengo la idea, me da igual las horas que pase trabajando; si no consigo lo que siento, no disparo.

placeholder Fotografía de Fernando Manso. (Cortesía)
Fotografía de Fernando Manso. (Cortesía)

¿Y no se pasan unos nervios espantosos por ver el resultado hasta que llevas las placas a revelar?

Sí, y más cuando viajo. En Filipinas hice retratos a personas de allí y me preguntaba cómo habrían salido, por ejemplo, con lluvia. Estuve un mes y medio o dos sin poderlo comprobar. Por suerte mis fotografías suelen ser un buen reflejo de lo que he sentido en ese momento.

¿Y entonces por qué eliges este tipo de fotografía?

Porque soy un romántico, siempre he trabajado de esta forma. Me gusta sentir la fotografía como se hacía desde siempre. No fotografío por fotografiar, soy hiperpaciente, solo disparo por sensaciones.

placeholder Fotografía de Fernando Manso. (Cortesía)
Fotografía de Fernando Manso. (Cortesía)

Pero aún choca más en alguien que ha triunfado previamente en el mundo de la fotografía publicitaria.

En publicidad tampoco nunca trabajé en digital. ¡Hasta en ese momento usaba carrete y negativos! He podido hacer, gracias a Dios, las campañas de publicidad más importantes de este país, pero siempre con negativo. Empecé en mayo de 1990 y en 2007 empiezo a notar que se está perdiendo la creación pura y entra más el mundo digital, el hiperretoque, que lo respeto, pero mi forma de trabajar no es esa. Yo elegía modelos con una piel perfecta para que luego no hubiera que retocar. Estoy de acuerdo con el retoque cuando por ejemplo en una fotografía hay una antena que afea la foto. Pero busco la esencia de la fotografía por la luz, una intención mágica y me gusta, por tanto, que sea purista. Es un mundo tan rápido, tan digitalizado, que allí ahora mismo sería un extraño.

Una de tus exposiciones más conocidas fue la de la Alhambra, 'Una visión inédita'.

El proyecto de la Alhambra me lo encargó el Patronato de la Alhambra, querían que mostrara mi visión. Estuve yendo catorce meses, una semana al mes desde las seis y media de la mañana hasta que se iba la luz. Observando. De 106 disparos, elegí 102 para exponer. Fue una exposición muy potente en el Museo Arqueológico Nacional y más tarde en el Palacio de la Alhambra. Era una comparativa entre mi visión y la de Jean Laurent, que fue un fotógrafo francés que hizo reportajes muy potentes, pero más periodísticos, de España, entre ellos de la Alhambra. En algo menos de cuatro meses de exposiciones, pasaron por ellas más de 150.000 personas.

Tuviste además la visita de la infanta Elena en el Museo Arqueológico.

Sí, vino a verla y tuve el placer de poder explicársela.

Es muy aficionada a la fotografía y se dice que eres su fotógrafo favorito…

Sería un honor… (dice con discreción).

placeholder La infanta Elena. (EFE)
La infanta Elena. (EFE)

Pero ese no ha sido tu único contacto con la familia real. También tuviste ocasión en Covadonga de enseñar la exposición ‘Covadonga real y mística’ a los reyes, a la princesa Leonor y a la infanta Sofía en septiembre de 2018.

Para mí fue un honor. Me pidieron una reflexión sobre Covadonga paisajística, cultural e histórica eclesiásticamente. Me pasé siete meses en Covadonga y alrededores. La iglesia de Santa Eulalia de Abamia, una maravilla románica donde estuvo enterrado don Pelayo, tiene un ventanuco. Estudié en invierno por dónde entraba un haz de luz especial, pero este no se producía sin sol. Así que de noviembre a febrero me pasé yendo a esa zona desde Madrid a intentar ver si podía hacer la fotografía. Normalmente estaba lloviendo o nublado. Tardé cuatro meses en conseguirla, pero cuando lo logré fue un juego de claroscuro brutal. La exposición fueron 21 fotografías al lado de la Basílica en el Museo y todo un honor que los reyes Felipe y Letizia y las princesas Leonor y Sofía estuvieran. A ellas les llamó mucho la atención la cámara.

placeholder Fernando Manso, con los reyes y sus hijas en Covadonga. (Casa Real)
Fernando Manso, con los reyes y sus hijas en Covadonga. (Casa Real)

¿Qué opinas que se te denomine 'el Antonio López de la fotografía'?

Que me comparen con Antonio López es un honor para mí, un lujo. Él hizo el prólogo de mi libro ‘España’, le conocí a raíz de eso. Es un pedazo de persona y de pintor.

¿Qué buscas con tus fotografías?

Ponerme en los ojos del espectador. Como observo mucho, pienso lo bonito que sería tener una obra de este calibre en mi casa. Busco que te transmita armonía o paz, o busco que sorprenda. Que aunque la veas mil veces no te canse. Lo consigo con diferentes texturas, sensaciones que te sorprendan. No quiero hacer simplemente una fotografía decorativa porque tiene que convivir en el tiempo y en el espacio: sin música, sin textos y sin espacios. Para bien o para mal se tiene mucho tiempo para observar cada punto, cada referencia, cada color, cada textura y detalle de la fotografía que compras. Eso es lo que hace grande a la fotografía.

placeholder Fotografía de Fernando Manso. (Cortesía)
Fotografía de Fernando Manso. (Cortesía)

¿Cuánto dinero tiene que invertir alguien que quiera llevarse una fotografía tuya a su casa?

Depende del tamaño, pero los precios oscilan entre los 4.000 y los 11.000 euros. Vivir de lo que te gusta no es fácil. Me considero una persona afortunada, soy de los dos o tres fotógrafos que más vende en España.

En toda tu carrera, ¿cuál es la fotografía que más te ha costado hacer?

En la época que trabajaba en publicidad, hice una campaña para Loewe del perfume Femme con un traje de cincuenta metros rojo. También me tuve que ir a Escocia a hacer para Cardhu una campaña y hubo muchas complicaciones de luz y había días que me pasaba esperando desde el amanecer al atardecer ejecutando un único disparo.

En la parte artística, el Palacio de Cristal de Madrid me costó mucho porque quería lograr algo diferente. Y que en Madrid aparezca bruma es difícil, tiene que no haber viento… Pero la fotografía que más me ha costado sin duda es la de un paisaje entre Comillas y San Vicente de la Barquera en Cantabria, que tardé tres años en conseguir porque tenía que coincidir con las pleamares, la luz…

placeholder El Palacio de Cristal, una de las fotografías que más le costó hacer a su autor. (Cortesía)
El Palacio de Cristal, una de las fotografías que más le costó hacer a su autor. (Cortesía)

En tu familia tenéis el arte implícito en el ADN…

(Ríe) Pues sí. Soy hijo de arquitecto. Mi hermano es director de cine, Luis Manso, que junto con mi cuñado, Javier Freiser, hicieron la película ‘Campeones’. Mi hijo mayor es guionista, escritor y director de cine. Mi segunda hija, diseñadora de moda. Y el tercero, arquitecto y pintor. Con él ya he expuesto lo que es todo un orgullo como padre.

¿Qué proyectos tienes a futuro?

Ahora estoy detrás de un proyecto muy ambicioso y es que tenemos el país más importante del mundo después de Italia y China en patrimonio artístico y lo quiero poner en valor. Se llama ‘Susurros de piedra’ y me voy a recorrer la geografía española haciendo fotografías como si las piedras del patrimonio artístico hablaran con mi visión de autor. Recogerá del siglo I al siglo XIX. He empezado ya por Galicia y he recorrido 6.500 kilómetros en veintiocho días y hecho nueve fotografías. ¡No todo me vale!

Fernando Manso no es un fotógrafo al uso. Para empezar, porque trabaja con una pesada cámara que tiene ciento cincuenta años y funciona mediante placas. Tiene una paciencia infinita que le permite captar fotografías únicas que tiene que sentir y que en ocasiones le han llegado a costar hasta meses de espera antes de efectuar un disparo. Jamás dispara por disparar. Dejó el mundo de la fotografía publicitaria estando en la cima, con suculentos contratos de grandes marcas porque no le convencían el exceso de retoques y la artificialidad que iba cobrando la publicidad, y decidió cumplir su sueño de dedicarse a la fotografía artística. Le llaman 'el Antonio López de la fotografía', algo que le llena de orgullo y le parece un verdadero lujo.

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