Mary's Meals, la ONG que dirige en España una royal y que ha ganado el Premio Princesa de Asturias
La organización, que en España es dirigida por Elisalex de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg, recibirá el próximo mes de octubre el Premio Princesa de Asturias de la Concordia
En agosto de 2012, la princesa Elisalex de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg, una mujer trabajadora, esforzada e impregnada de los sólidos principios católicos que han guiado históricamente a su familia, se encontraba en el santuario mariano de Medjugorje, en Bosnia. Un viaje a un lugar objeto de culto y de grandes peregrinaciones en las últimas décadas, en el que mantuvo un encuentro providencial con el escocés católico Magnus MacFarlane-Barrow, quien, allá por 1983, experimentó junto a sus padres un avivamiento de su fe en aquel mismo lugar.
Una experiencia mística que en 1992, y con el estallido de la guerra de Bosnia, llevó a Magnus y a su hermano Fergus a hacer una llamada a sus convecinos recibiendo de inmediato comida, ropas, medicinas y donaciones económicas con los que marcharon de inmediato, y sin reparar en los peligros, hacia los Balcanes al volante de un Land Rover de segunda mano recién comprado. A su regreso, ambos decidieron ahondar en su compromiso con la causa y decidieron abandonar su trabajo en una piscifactoría, creando la fundación Scottish International Relief, que durante diez años llevó ayuda en Rumanía, Liberia, Malawi, Croacia y Bosnia a personas de todas las confesiones, ya fuesen religiosas o no.
Un despertar que fue el embrión de la conversión de su fundación en la ONG Mary’s Meals, tras transformar su casa de huéspedes en Escocia en una “casa familiar de oración” de la comunidad Craig Lodge. Así, un pequeño cobertizo en aquellas tierras altas dio paso a esta fundación, que Magnus dirige, ya sin su hermano, con clara determinación y que en la actualidad continúa intentando mantener viva su promesa de alimentar a casi dos millones y medio de niños desasistidos, mejorando su vida cotidiana en 18 de los países más pobres del mundo en África, Asia, el Caribe, Europa del Este y Sudamérica.
Todo ello en base a un programa sencillo, claro y limpio en el que las donaciones proveen de un plato de comida diario a tantos niños que, por su extrema pobreza, no podrían ni acceder a los colegios ni tener a su abasto una dieta diaria que le comunique la energía necesaria para, a través del estudio, acceder a una mejor educación y a un futuro digno.
Una organización que no pretende limitarse a la mera caridad, sino que fomenta el desarrollo de las economías locales mediante una cadena muy sencilla. Las donaciones se invierten directamente en la compra de materias primas a los propios productores en los lugares a los que se destina la ayuda, y son esos mismos alimentos los que entonces se entregan a mujeres y madres encargadas de la elaboración y la distribución de las raciones alimenticias diarias necesarias en esos lugares tan desfavorecidos.
Principios absolutamente sencillos y transparentes que en España buscan, además, visibilizar la realidad del hambre en muchos países del mundo y generar redes de solidaridad basadas en el fomento de los recursos humanos y naturales de las poblaciones a las que va destinada la ayuda, teniendo en cuenta que tan solo 22 euros anuales alimentan a un niño durante todo un año escolar.
Principios que impactaron en la princesa Elisalex, hija de una de las principales familias principescas del viejo Sacro Romano Imperio de Alemania y residente en España desde su matrimonio en 1973 con don José María Trenor y Suárez de Lezo, marqués de Cerdanyola. Viuda desde 2011, en octubre de aquel año 2012 la princesa se reunió con Magnus para traer Mary’s Meals a España, comenzando sus actividades en febrero siguiente y constituyendo formalmente la fundación el 25 de febrero de 2014 con sede en Barcelona.
Desde entonces, su determinación personal y sus desvelos han permitido que Mary’s Meals florezca de forma creciente en nuestro país, hasta el punto de recibir ahora el reconocimiento de la Fundación Princesa de Asturias que, en octubre próximo, la llevará al teatro Campoamor de Oviedo, donde Magnus MacFarlane-Barrow recibirá el Premio a la Concordia de manos de la princesa Leonor. Un impulsor que, según la prestigiosa revista 'Time', fue una de las personas más influyentes del mundo en 2015 y a quien próximamente veremos en Asturias.
Pero también una ocasión en la que la princesa podrá saludar a su prima lejana la reina doña Sofía, a quien conoce desde su juventud y que en alguna ocasión ha visitado el bello castillo familiar de los Löwenstein en Kleinheubach (Alemania).
Entregada a esta labor social y humanitaria, la princesa trabaja con empeño, asistida por su pequeño equipo de ayudantes, tanto desde la sede de la fundación en Barcelona como desde su residencia en el castillo de Sant Marçal, en Cerdanyola, propiedad histórica de la familia Trenor. Sencilla y sin interés por la escena social, no deja, sin embargo, de resaltar la gran labor y el importante activismo, fuera de España, de su sobrina la archiduquesa Milona de Austria. Una de las hijas del archiduque José Arpád y de la princesa María de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg y esposa del francés Charles Henri de Rambure, que es la infatigable embajadora internacional de Mary’s Meals y una persona muy implicada en las apariciones marianas de Medjugorje y de los misterios de Fátima.
En agosto de 2012, la princesa Elisalex de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg, una mujer trabajadora, esforzada e impregnada de los sólidos principios católicos que han guiado históricamente a su familia, se encontraba en el santuario mariano de Medjugorje, en Bosnia. Un viaje a un lugar objeto de culto y de grandes peregrinaciones en las últimas décadas, en el que mantuvo un encuentro providencial con el escocés católico Magnus MacFarlane-Barrow, quien, allá por 1983, experimentó junto a sus padres un avivamiento de su fe en aquel mismo lugar.
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