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El ‘annus horribilis’ de las grandes sagas
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Gema López

Malas Lenguas

Por
Gema López

El ‘annus horribilis’ de las grandes sagas

El 2013 se acaba y aunque, como reza el dicho, “en todas las casas se cuecen habas”, en algunas, el cumulo de desdichas, sinsabores, pleitos y

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El 2013 se acaba y aunque, como reza el dicho, “en todas las casas se cuecen habas”, en algunas, el cumulo de desdichas, sinsabores, pleitos y deshonras, han superado con creces las ficciones imaginadas por el mejor de los guionistas.

El descalabro real

Ni la primera familia se ha librado de escribir capítulos de un folletín en el que las imputaciones y las peticiones de cárcel han ido acompañadas de numerosos rumores de separación de aquella plebeya a la que el tacón de princesa le aprieta. La única que ha permanecido impertérrita y sin despeinarse ante semejante huracán ha sido la Reina, que haciendo equilibrios entre Ginebra y Madrid, entre el papel de abnegada esposa y consorte humillada y el de suegra y madre, ha sido capaz de no perder la compostura en una casa a la que le quedan pocos cimientos sanos. Por mucho que en su mensaje navideño El Rey solicite la unidad de España, poco puede pedir el monarca cuando él mismo ha sido incapaz de mantener la unidad dentro de una familia que a fuerza de corruptela, actitudes poco ejemplares y golpes de melena anda tan desestructurada como la de Amador Mohedano.

En Cantora todos cantan

Poco se podía imaginar el malogrado Paquirri cuando bautizó a la finca de sus sueños como La Cantora, que ese nombre adquiriría un significado muy alejado al de los cánticos que la Pantoja le susurraba al oído, mientras aguardaba cual virgen el santo matrimonio. La finca hoy es cantora, porque todos cantan lo que sucede entre sus paredes. Kiko Rivera, antaño Paquirrín, ha llenado sus arcas gracias a sus declaraciones Deluxe. La niña que un día llegó de Perú, canta los pormenores de sus trifulcas familiares vía twiter y el nuevo en el clan, el padre del futuro nieto de la cantante, negocia ante el mejor postor para dar el cante.

Ni el proceso Malaya, ni las correrías con el Pantojo, Julián Muñoz, ni siquiera la pena de banquillo y posterior sentencia de cárcel habían producido mayores quebraderos de cabeza a la matriarca que el embarazo de su pequeña del alma, hecha mujer, del que todo el mundo habla con el beneplácito de sus protagonistas, a pesar de la mordaza que Isabel intentó poner a los medios, con un incendiario comunicado, para que nadie cantase las correrías de una menor que se hizo mayor de la noche a la mañana.

Los Ortega entre rejas

Pero de todas ellas quizá la peor parada sea la saga de los Ortega. Ellos solitos han allanado el camino que conduce a la cárcel, por unos delitos condenados en la plaza pública, en el caso del niño, y en la judicial en el caso del padre y por los que ninguno de los dos ha pedido perdón. Las tardes de gloria del torero dieron paso a tests de alcoholemia, la vuelta al ruedo, a largas sesiones de juicio y la puerta grande que le espera es la de una cárcel que ha intentado evitar a golpe de enfermedad, mientras su hijo espera en Sevilla II un destino incierto.

Lejos quedaron los posados ante el árbol navideño donde todos ellos vendían felicidad. La Familia Real se ha vuelto más real si cabe, cuando ciertos vetos se han levantado y los más atrevidos se han lanzado a contar las andanzas de la noble casa. Los Pantoja han vivido en primera persona lo que muchas familias sufren, ante el embarazo de una adolescente, con la diferencia de que ellos a golpe de exclusiva podrán darle al bebé una canastilla confeccionada en hilo de oro y los Ortega han aprendido que por mucho que intentemos tapar la realidad, esa justicia, en la que muchos en ocasiones dejamos de creer, es justa, a pesar de que el sentenciado sea un hombre al que un día alzaron a hombros como si de un Dios se tratase.

El 2013 se acaba y aunque, como reza el dicho, “en todas las casas se cuecen habas”, en algunas, el cumulo de desdichas, sinsabores, pleitos y deshonras, han superado con creces las ficciones imaginadas por el mejor de los guionistas.

Chabelita José Ortega Cano