La eliminación de tatuajes, un lucrativo negocio en EE.UU.

Los tatuajes a veces se convierten en una pesadilla. La gente que decide grabarse el nombre de su amada sobre la piel puede cometer un error grande, sobre todo si la relación se acaba. Y es que, en esos momentos, el ‘Te quiero Antonio’ o ‘Siempre Pepa’ son una auténtica pesadilla difícil de borrar. Su eliminación o modificación son una intervención costosa que alcanza entre los 1.250 y 12.000 dólares en Estados Unidos, donde ya se ha hecho popular esta práctica.

Son muchos las razones por las que los jóvenes estadounidenses deciden borrar su pasado. Unos piensan que su etapa de rebelde quedó atrás, mientras que otros no lo consideran adecuado para desempeñar cargos de responsabilidad. Un tercer grupo intenta quitarse los tatuajes cuando ha roto con su novio o porque se arrepienten de los motivos que le llevaron a pintarse la piel. Para todo este nutrido grupo hay soluciones que están comenzando a triunfar al otro lado del charco.

Según un estudio publicado en 2006 por la revista mensual American Academy of Dermatology, uno de cada cuatro adultos de entre 18 y 50 años de Estados Unidos tiene un tatuaje en el cuerpo. Y, lo que es peor, un 20% sueña con poder eliminarlo. No todos los que deciden emprender este camino conocen el proceso para suprimir estos rastros es un proceso caro, doloroso y largo que, incluso, deja cicatrices en muchos casos.

“Los precios van desde los 250 dólares hasta los 1.000 dólares por sesión, aunque depende del tamaño del tatuaje”, ha reconocido Amanda Hodgdon, enfermera del Centro de Cirugía Láser de Washington. Para eliminarlo, hay dos tipos de láser. Por un lado, está el de rubí, que emite una luz roja de 694 nanómetros. Por otro, también está el láser 'Q-Switced ND' que posee dos longitudes de onda apropiadas para eliminar determinadas tonalidades. También hay que tener en cuenta el tamaño del tatuaje que puede obligar a someterse a varias sesiones, muchas más de las que son necesarias para hacerse un tatuaje.

“Definitivamente es un proceso arduo. Un tatuaje pequeño puede suprimirse en cinco sesiones, incluso los hay que con dos visitas es suficiente, pero otros requieren un tratamiento que se puede extender varias semanas o meses”, dijo la enfermera. Además, eliminar un tatuaje es doloroso, más incluso que colocárselo por primera vez, aunque hay métodos para suavizarlos a través de cremas e inyecciones locales.

"Estamos haciendo muchas más operaciones ahora que hace diez años", dijo la integrante del centro quirúrgico. "Hay quien se da cuenta de que no quiere tener el dibujo más, supongo que sienten remordimientos", agregó. "Siempre han sido muy populares, sobre todo cuando tienes 20 años, pero luego la gente crece, logra su primer trabajo y quieren ocultarlos; creen que es la mejor opción", indicó. Hodgdon subrayó que gran parte de los tatuajes que debe eliminar en su clínica, entre 40 y 100 cada mes, tienen que ver con motivos afectivos, aunque en los últimos tiempos son también muy populares las modificaciones en los grabados que portan los militares.

Hacerse un tatuaje es barato en Estados Unidos. Por ejemplo, pequeños dibujos como los tribales, los más demandados, cuestan entre 60 y 70 dólares, aunque pueden subir dependiendo del diseño. En algunos casos, se ha llegado pagar hasta 100 euros la hora por un dibujo original, grande y con muchas tonalidades.