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Los diamantes son los mejores amigos de Hollywood
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Los diamantes son los mejores amigos de Hollywood

La gran pantalla siempre fue un escaparate perfecto para exhibir aquello a lo que no podían optar el común de los mortales. En materia de objetos

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Los diamantes son los mejores amigos de Hollywood

La gran pantalla siempre fue un escaparate perfecto para exhibir aquello a lo que no podían optar el común de los mortales. En materia de objetos inalcanzables los diamantes y otros pedruscos de valor brillaron como nunca en la gran pantalla y en muchos actos de Hollywood, en los que sus estrellas podían lucir lo mejorcito de casas como Cartier, Tiffanys o Chopard. Son momentos en que los diamantes podían ser más que “el mejor amigo de una mujer”: podían convertirla en la más envidiada entre todas las féminas. En un artículo recientemente publicado en The Hollywood Reporter, se recordaban algunos de los momentos más interesantes: se los resumiremos junto a otros muy curiosos.

 

En Atrapa un ladrón, un clásico de Alfred Hitchcok, Grace Kelly seducía al ladrón interpretado por Cary Grant gracias a sus encantos femeninos, pero también a su brillante collar de diamantes. En la adaptación cinematográfica de Desayuno con diamante, Audrey Hepburn se quedaba embelesada mirando el escaparate de su adorada tienda de Tiffany´s. Aun así, el collar que portaba de perlas y brillantes sobre el inolvidable vestido de Givenchy era falso, pero no la tira de diamantes dominado por uno amarillo de 297 kilates que lució en las fotos promocionales de la película.

 

En Los caballeros las prefieren rubias Marilyn Monroe hacía ostentación de pedruscos en su famosa canción Diamonds Are the Best Girl’s Friend, pero curiosamente ninguno de ellos era verdadero: todos eran falsos y fueron creados por el diseñador de joyas J.C. Joseff.

 

Zapatos y anillos de mucho valor

 

Los pies también han llegado a ser protagonistas de brillantes momentos. En la película de Sexo en Nueva York, Mr. Big proponía finalmente a Carrie matrimonio al estilo Cenicienta: regalándole unos zapatos de ¿adivinan qué firma? Sí, Manolo Blahnik. Claro que el calzado venía con diamante incorporado. Yendo más atrás en el tiempo, concretamente a la entrega de los Oscar de 2002, Laura Elena Harring, protagonista de Mulholland Drive, llevo unas sandalias valoradas en un millón de dólares creadas por Stuart Weitzman en platino y oro.

 

En 2002 Ben Affleck propuso matrimonio a su entonces pareja, Jennifer López, regalándole un anillo con un diamante rosa de más de un millón de dólares que al poco tiempo volvió a Harry Winston, pues ya sabemos que la pareja no duró mucho. Pero si hay un actor que regaló a su mujer alhajas de mucho valor, ese fue Richard Burton. La afortunada, por supuesto era Elizabeth Taylor, que recibió un diamante que se conoce precisamente por el nombre de Taylor-Burton de 69,42 kilates, que pensaban colocar en un anillo pero debido a su tamaño actualmente está en un collar. También le regaló un diamante amarillo y unas cuantas esmeraldas, muchas de ellas pertenecientes a un noble ruso, engarzadas en un collar. Pero el mejor regalo fue una enorme perla, La Perla Peregrina, en otro tiempo de la Familia Real española.

 

Olvidos y extrañas pérdidas

 

En los últimos Bafta, Angelina Jolie llevaba unos pendientes de diamantes de Asprey valorados en más de un millón de euros. A la hora de guardarlos se despistó y más tarde se dio cuenta de que se los había dejado en la suite del Hotel Dorchester. Algo parecido le pasó a Winona Ryder en Madrid, la actriz perdió unas valiosas joyas de unos 100 mil euros que le había prestado una joyería. Ella dijo que las había dejado al personal del hotel en el que se alojó, pero ellos negaron cualquier responsabilidad. El caso sigue abierto.

 

Unos años antes, en 2001, Elisabeth Hurley durante la fiesta de Vanity Fair de los Oscar de 2001 perdió un brazalete que le había prestado Harry Winston valorado en 750 mil dólares. Pero gracias a un muy caballeroso periodista del New York Observer, Frank DiGiacomo, lo pudo recuperar.

 

La gran pantalla siempre fue un escaparate perfecto para exhibir aquello a lo que no podían optar el común de los mortales. En materia de objetos inalcanzables los diamantes y otros pedruscos de valor brillaron como nunca en la gran pantalla y en muchos actos de Hollywood, en los que sus estrellas podían lucir lo mejorcito de casas como Cartier, Tiffanys o Chopard. Son momentos en que los diamantes podían ser más que “el mejor amigo de una mujer”: podían convertirla en la más envidiada entre todas las féminas. En un artículo recientemente publicado en The Hollywood Reporter, se recordaban algunos de los momentos más interesantes: se los resumiremos junto a otros muy curiosos.

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