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El MoMA hace justicia con el furor creativo de la Bauhaus
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El MoMA hace justicia con el furor creativo de la Bauhaus

La huella de la Bauhaus en el diseño, desde la arquitectura hasta la moda, es una de las más profundas en la creación del siglo XX.

Foto: El MoMA hace justicia con el furor creativo de la Bauhaus
El MoMA hace justicia con el furor creativo de la Bauhaus

La exposición llega al museo neoyorquino tras permanecer durante varios meses en la Martín Gropius Bau de Berlín. Allí, en el palacete neoclásico que perteneció al tío abuelo del fundador de la Bauhaus y que en tiempos de la ciudad dividida estaba prácticamente sitiado por el Muro, convirtió en una de las principales atracciones del verano. Para la cita en Nueva York se ve ampliada con fondos del MoMA, un centro artístico que tiene además muchas deudas con la escuela.

 

La propia colección permanente del museo incluyó desde el principio un amplio rango de objetos hasta entonces ignorados en los centros artísticos, como piezas de diseño industrial o conjuntos de moda. Las palabras de Alfred Barr Jr, primer director del museo, en una carta a Walter Gropius son clarificadoras: “Recuerdo los tres días que pasé en la Bauhaus en 1928 como uno de los acontecimientos más importanes en mi propia educación”.

 

 

La radicalidad de la escuela se basaba en una nueva concepción tanto en el tratamiento de los cursos como en la misma visión aplicada a los objetos. La perspectiva holística dio lugar a una reflexión filosófica sobre el papel de éstos, realizando un auténtico trabajo de desbrozo de los aspectos superfluos de la creación. Dentro del entonces considerado heterodoxo corpus teórico con el que debían trabajar los alumnos también tuvo cabida una nueva concepción del color basada en los parámetros que la ciencia óptica comenzaba a mostrar. Esa es precisamente otra de las características de la escuela: la asunción de los avances tecnológicos y científicos al mismo ritmo que se sucedían.

 

Sus postulados tiñeron de radicalidad el diseño del s.XX.

Se encuentran entre los más de 400 objetos la primera silla de tubo de acero de la historia, la legendaria Wassilly que hiciera en 1925 un aún estudiante Marcel Lajos Breuer. O el modelo de silla ‘African’, hija del mismo padre, un objeto rodeado de misterio que sólo llegó a ojos del gran público cuando sus propietarios la cedieron al Bauhaus-Archiv de Berlín, una de las entidades organizadoras de esta muestra. De hecho, se trata de la primera vez que este mueble es expuesto fuera de Alemania.

 

La lista de autores en la exposición incluye al también húngaro Moholy-Nagy, Paul Klee, Oskar Schlemmer, Kandinsky o Georg Mucha, que pasaron por la escuela en algún momento formándose o enseñando a otros los postulados de un grupo que imprimió un el diseño del siglo XX de una radicalidad moderna a partir de una escuela.

Nueva York