Clown y psicodelia: el Circo del Sol trae a Madrid 'Saltimbanco'

La formula es la misma: una combinación de retos acrobáticos espectacular con la delicadeza y el humor. También un vestuario que tiende al colorido excesivo, casi psicodélico. Pero bajo un techo diferente: cambian la emblemática carpa por un recinto cerrado. Cirque du Soleil llega a Madrid con uno de sus espectáculos con más rodaje, Saltimbanco, después de recalar en ciudades como Zaragoza o San Sebastián.

Colorido, maquillaje muy estudiado y profusión de efectos para envolver la anciana magia del circo contenida en unos malabares, en un mano a mano, o un trapecio. Como otros espectáculos de esta enorme compañía, Saltimbanco –del italiano "saltare in banco" que significa literalmente "saltar en un banco"– va más allá de engarzar números, aunque al público sea lo que realmente le atraiga. En este caso pretende ofrecer una exploración “de la experiencia urbana en sus múltiples formas: las personas que habitan en la ciudad, sus peculiaridades y sus semejanzas, sus familias y grupos, el ajetreo de las calles y la imponente presencia de los rascacielos”. En medio de todo ese caos, surge esa poesía de lo que no se deja descubrir a simple vista. He aquí un viaje alegórico, casi psicodélico, y acrobático al corazón de la ciudad.

Como no podía ser de otra forma, ese lugar contiene una serie de personajes muy diferenciados aunque siempre con una estética muy cercana al clown romántico europeo. Encontramos el rítmico número de cariocas, un mano a mano con forzudos, equilibrios sobre una bicicleta, postes chinos. Pero tal como ha afirmado Bruce Mathers, director artístico del espectáculo, en su desembarco en España, de los nueve números que componen Saltimbanco, el más espectacular es el del columpio ruso, donde "todos los personajes invaden el escenario" y "son catapultados hasta diez metros por el aire". Aunque aclara que el más bello llega justo antes del final: "Los artistas ejecutan un ballet aéreo basado en temas de ópera, con música en directo. Es bellísimo".

Saltimbanco es una nueva demostración de la logística que requieren los espectáculos de la compañía canadiense. En esta ocasión el show utiliza 2.500 piezas de vestuario, 180 toneladas de equipos… "Aquí estamos acostumbrados a la perfección, no podemos fallar. No hay arneses, ni cables, si lo haces mal, ¡cataplum!", cuenta Mathers, que recuerda que el circo cuenta con una central especializada en reclutar talentos: "Por eso tenemos a los mejores".