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El Celler de Can Roca recoge el relevo de El Bulli dos años después
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El Celler de Can Roca recoge el relevo de El Bulli dos años después

El Celler de Can Roca, ubicado en la ciudad de Girona, ha recogido esta semana el relevo de El Bulli como mejor restaurante del mundo dos años después de que cerrase sus

El Celler de Can Roca, ubicado en la ciudad de Girona, ha recogido esta semana el relevo de El Bulli como mejor restaurante del mundo dos años después de que cerrase sus puertas el local que encumbró el chef Ferran Adrià.Sin salir de la provincia, los dos establecimientos se han pasado el testigo para mantener en lo más alto el prestigio de la cocina catalana y española.

El Celler de Can Roca se ha coronado como el mejor restaurante del mundo en la lista que elabora cada año la revista gastronómica británica "Restaurant", considerados los Óscar de la gastronomía.Hasta ahora en la segunda posición mundial, el Celler está a punto de cumplir 27 años de trayectoria y sus tres gestores, los hermanos Roca, han decidido festejar el triunfo de Londres con un sueño, 'El Somni', un proyecto de ópera culinaria que presentaron apenas unas horas antes de recibir el galardón.

Joan, el cocinero, Josep, el sumiller, y Jordi, el pastelero, son las tres almas del que, desde hoy, es el mejor restaurante del mundo, heredero del que su madre ha regido durante toda la vida en el humilde barrio gerundense de Taialà.Los tres se han deshecho siempre en elogios hacia Ferran Adrià y, ahora, su trabajo les ha llevado al lugar que aquel ocupó durante cinco años al frente de El Bulli, que espera reaparecer reconvertido en fundación.

Los mimbres son distintos y, aunque unos y otros han convertido la cocina en una suerte de laboratorio de alquimista, Adrià tiende más al perfil de genio, mientras que los Roca se abonan a la tradición de raíz familiar, al rigor y al esfuerzo.Cada uno de los tres hermanos aporta el equilibrio necesario para el éxito en este restaurante que presume de tres estrellas Michelin desde 2009.

Hijo de los propietarios de un pequeño establecimiento que siempre ha servido comidas en Girona, Joan Roca siempre tuvo claro que su profesión sería la de cocinero y estudió hostelería, aunque sin imaginarse que algún día sería coronado como el mejor del mundo.Los hermanos, una vez decidido su futuro, pidieron prestado a sus padres en 1986 el local anexo al restaurante familiar para regentar su propio negocio.

La clave fue romper con las reglas de la tradición gastronómica de la familia y apostar por una cocina de vanguardia, en buena parte para evitar la competencia directa con los progenitores, pero también por una vocación respaldada por el éxito de toda una generación de chefs españoles.

En 2007, dos años antes de lograr la tercera estrella Michelin, el Celler de Can Roca cambió de local para establecerse en el espacio actual, a unos doscientos metros del anterior.El restaurante, después de aquellos inicios, ve ahora cómo llena cada día las mesas y cómo la fama y el reconocimiento de guías y clasificaciones conlleva una difícil tarea de gestión de reservas.

En el trayecto, la consecución de la segunda estrella Michelin en 2002, que supuso también el salto definitivo a la experimentación culinaria, y la primera, de 1995, que le dio estabilidad al negocio.

Ahora, el objetivo sólo es disfrutar del éxito de saberse el mejor del mundo y de proyectar el entusiasmo en el proyecto de 'El Somni'.

El Celler de Can Roca, ubicado en la ciudad de Girona, ha recogido esta semana el relevo de El Bulli como mejor restaurante del mundo dos años después de que cerrase sus puertas el local que encumbró el chef Ferran Adrià.Sin salir de la provincia, los dos establecimientos se han pasado el testigo para mantener en lo más alto el prestigio de la cocina catalana y española.