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Alex Saint: “La piel tiene textura, la mirada tiene historia; el maquillaje no debería borrar eso”
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Alex Saint: “La piel tiene textura, la mirada tiene historia; el maquillaje no debería borrar eso”

Desde pequeña le fascinaba el poder de la transformación y la expresión a través del maquillaje. Recuerda ver películas y videoclips y fijarse más en los

Foto: Alex Saint (Gtres)
Alex Saint (Gtres)

Desde pequeña le fascinaba el poder de la transformación y la expresión a través del maquillaje. Recuerda ver películas y videoclips y fijarse más en los rostros y el estilo que en la trama. Empezó a maquillar a amigas por diversión, y con el tiempo se dio cuenta de que le salía de forma muy natural, había encontrado una forma propia de comunicar. Tenía el poder de hacer que las personas se sintieran diferentes, más seguras o simplemente más ellas gracias a su trabajo, así empezó la historia de amos con este arte que ahora la ha convertido en una de las manos más reclamadas de nuestro país.

Tu estilo como maquilladora destaca por su equilibrio entre naturalidad y sofisticación. ¿Cómo definirías esa esencia y qué crees que te hace única dentro del mundo del maquillaje?

Creo que mi estilo mezcla naturalidad con intención. Me gusta potenciar la belleza de cada persona sin ocultarla, pero al mismo tiempo aportar un toque de fantasía o sofisticación que haga que el look cuente algo. Soy muy observadora y me guío mucho por la energía de quien tengo delante.

placeholder Alex Saint (Gtres)
Alex Saint (Gtres)

Esa búsqueda de autenticidad parece central en tu trabajo. Encontrar una identidad propia no siempre es sencillo en una industria tan competitiva. ¿Cuál dirías que ha sido el mayor desafío creativo que te ha ayudado a consolidar tu voz como artista?

Ha sido encontrar mi propia voz dentro de una industria tan saturada de referencias. Al principio quieres encajar o seguir tendencias, pero con los años aprendí que lo que realmente te diferencia es ser fiel a tu sensibilidad, incluso si eso significa no gustarle a todo el mundo.

Y en ese proceso de descubrir tu propio lenguaje, las tendencias pueden ser tanto una inspiración como una distracción. En un panorama donde cambian constantemente, ¿cómo eliges aquellas que te inspiran y cuáles consideras que han perdido autenticidad o frescura?

Me encanta que haya una tendencia hacia lo dewy, la piel real y los acabados frescos, más conectados con la naturalidad. Lo sobrevalorado, para mí, es cuando todo se vuelve tan filtrado o perfecto que pierde emoción. La piel tiene textura, la mirada tiene historia; me gusta respetar eso.

Tu forma de hablar del maquillaje sugiere que lo ves casi como un lenguaje artístico. ¿Quiénes han sido los referentes o maestros que más te han influido en esa visión de la belleza?

He admirado siempre a artistas que han hecho del maquillaje un lenguaje propio, como Pat McGrath o Lisa Eldridge. También me inspiran maquilladores españoles que admiro mucho por su autenticidad y su capacidad de innovar sin perder la elegancia, como mi amigo Iván Gómez.

Hoy ese lenguaje se expande en nuevas plataformas. Con la llegada de las redes sociales, el maquillaje se ha convertido también en una forma de comunicación. ¿Cómo ha transformado eso tu manera de trabajar y de mostrar tu creatividad?

Las redes han cambiado todo. Ahora el maquillaje se vive casi como una narrativa visual. Me ha permitido compartir mi visión, conectar con gente de todas partes y trabajar con artistas increíbles. Pero también exige equilibrio, porque a veces la inmediatez de las redes puede chocar con la profundidad que requiere un proceso creativo.

Esa visibilidad también te ha llevado a colaborar con artistas tan reconocidas como Aitana. ¿Qué dirías que hace especial vuestra relación profesional y cómo ha evolucionado con el tiempo?

Aitana tiene una energía preciosa: cercana, divertida y muy profesional. Lo especial es que confía, y eso me hace estar muy a gusto. Ya son seis años juntas y nos entendemos con una mirada casi.

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Alex Saint (Gtres)

Cuando preparas un look para ella o para cualquier celebrity, especialmente en eventos importantes, ¿qué te guía en ese proceso creativo: la energía de la persona, el contexto o la historia que quieres contar a través del maquillaje?

Empiezo por la energía del evento y la esencia de la persona. A veces es el vestuario el que marca la dirección, otras lo que la persona quiere transmitir. Me inspiro mucho en el cine, la música y en los pequeños gestos de quien voy a maquillar. Busco que el resultado refleje algo auténtico, no solo que sea “bonito”.

Imagino que esa conexión humana también es clave para gestionar la presión. Trabajar con figuras tan expuestas conlleva una gran responsabilidad. ¿Cómo consigues mantenerte fiel a tu estilo bajo esa mirada constante?

Sí, claro. Hay mucha expectativa alrededor de cada look. Pero aprendí que el secreto está en mantenerte conectada a la persona, no al ruido externo. Cuando trabajas desde el respeto y el cariño, todo fluye.

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En medio de esa exigencia, siempre hay momentos que marcan. ¿Podrías compartir alguna experiencia o anécdota que te haya dejado una enseñanza o un recuerdo imborrable en tu carrera?

Recuerdo una sesión que empezó siendo caótica: todo iba mal, los tiempos, la luz… y acabó siendo uno de mis trabajos favoritos. Fue un recordatorio de que el arte también nace del caos, y de que cuando hay un buen equipo detrás, al final todo sale.

Detrás de cada trabajo se percibe una intención más profunda. Más allá de lo estético, el maquillaje tiene un significado emocional. ¿Para ti representa más una forma de arte, una vía de expresión personal o una herramienta de empoderamiento?

Para mí es todo eso a la vez. El maquillaje tiene un poder transformador, pero lo que más me emociona es cómo puede reconciliarte contigo misma. Es arte, pero también es identidad, libertad y autoconocimiento.

Y para cerrar, con todo lo que has aprendido y vivido, ¿qué sueños o proyectos te gustaría alcanzar en los próximos años para seguir creciendo y evolucionando como maquilladora?

Me encantaría seguir creciendo internacionalmente, explorar más el mundo editorial y colaborar con marcas que compartan mi visión de la belleza como algo diverso y real. Y, sobre todo, seguir disfrutando y conseguir tener un buen balance con mi vida personal.

Desde pequeña le fascinaba el poder de la transformación y la expresión a través del maquillaje. Recuerda ver películas y videoclips y fijarse más en los rostros y el estilo que en la trama. Empezó a maquillar a amigas por diversión, y con el tiempo se dio cuenta de que le salía de forma muy natural, había encontrado una forma propia de comunicar. Tenía el poder de hacer que las personas se sintieran diferentes, más seguras o simplemente más ellas gracias a su trabajo, así empezó la historia de amos con este arte que ahora la ha convertido en una de las manos más reclamadas de nuestro país.

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