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Tahití: bailes sensuales en el mayor festival del Pacífico
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Tahití: bailes sensuales en el mayor festival del Pacífico

Desde que los primeros occidentales pusieron su pie en las islas del Pacífico se quedaron sorprendidos por la belleza de las mujeres de esta tierra. Sus

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Tahití: bailes sensuales en el mayor festival del Pacífico

Desde que los primeros occidentales pusieron su pie en las islas del Pacífico se quedaron sorprendidos por la belleza de las mujeres de esta tierra. Sus sensuales bailes, cargados de ritmo y elegancia, fueron prohibidos por los misioneros cristianos. Estos primeros visitantes consideraban que los tamure (baile en tahitiano) eran impuros. Los sucesivos colonizadores, sin embargo, supieron ver el lado folclórico y permitieron su supervivencia. Desde este martes y hasta el próximo 25 de julio las islas celebran el Heiva i Tahiti, el mayor encuentro folclórico de las islas.

 

Cuando los europeos llegaron a esta tierra se encontraron con que la música y el baile formaban parte de la sociedad de la isla hasta el punto de que eran utilizados para ritualizar casi cualquier ocasión en la vida de sus habitantes. Durante su estancia en las islas los franceses decidieron recuperar el acontecimiento y ligarlo desde 1882 a uno de su propia historia: la toma de la Bastilla. Hoy el día grande de las fiestas se celebra, precisamente, el 14 de julio.

Los visitantes que lleguen esperando encontrar un festival turístico han de tener en cuenta que a pesar de parecer un show para recién llegados en realidad este es un acontecimiento hecho por y para los tahitianos. Lo que ocurre es que los himene, composiciones polifónicas fundamentales para comprender las melodías del lugar, son en realidad la fusión sincrética de la música británica de raíz religiosa con el misticismo maorí. El término himene, que hace referencia a cánticos a capela (himene ru’au); en conjuntos (himene tarava) o de ritmos rápidos (himene ute) proviene en realidad del inglés hymn.

Con una temperatura envidiable (siempre por encima de los 20 grados y por debajo de los 30), no sólo llega el momento de los bailes. Las disciplinas deportivas tradicionales también ocupan un lugar destacado. Ya sea en piraguas, con jabalinas para acertarle a un coco desde más de 20 metros de diostancia, levantando de piedras o corriendo con obstáculos, todos se vuelcan. La principal competición son las carreras de canoas: al fin y al cabo este es el deporte rey en estas islas.

También hay momentos para la artesanía: en Tahití se trabaja el sándalo, las conchas o los telares. La tradición y una cándida inocencia tienen aquí espacio: a lo largo de los días se suceden los concursos más originales buscando la flor más bella o el tubérculo de mayor tamaño. Los viajeros suelen ser los más asombrados con estas competiciones en las que también se elaboran complicadas esterillas de coco o pandano.

Cuando el sol se esconde entre las aguas del gran océano y la noche toma Papeete llega el momento de los grandes bailes y coreografías. Tras ensayar durante meses, grupos de hasta 150 participantes se contorsionan de mil formas para sorprender a los espectadores, que también tienen su oportunidad de participar caminando sobre las brasas de las hogueras encendidas. No hay que tener miedo de quemarnos los pies: con todas las explicaciones recibiremos será prácticamente imposible que nuestras plantas se chamusquen.

Desde que los primeros occidentales pusieron su pie en las islas del Pacífico se quedaron sorprendidos por la belleza de las mujeres de esta tierra. Sus sensuales bailes, cargados de ritmo y elegancia, fueron prohibidos por los misioneros cristianos. Estos primeros visitantes consideraban que los tamure (baile en tahitiano) eran impuros. Los sucesivos colonizadores, sin embargo, supieron ver el lado folclórico y permitieron su supervivencia. Desde este martes y hasta el próximo 25 de julio las islas celebran el Heiva i Tahiti, el mayor encuentro folclórico de las islas.