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La Iglesia vende el palacete de los Reyzábal en la sierra madrileña
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La Iglesia vende el palacete de los Reyzábal en la sierra madrileña

La mansión está en Miraflores de la Sierra y fue la casa de verano del promotor del edificio Windsor y Torre Picasso. Son 1.000 metros cuadrados edificados en una parcela de 5.000

Foto: Fachada del palacete de los Reyzábal en Miraflores de la Sierra.
Fachada del palacete de los Reyzábal en Miraflores de la Sierra.

El anuncio se colgó el miércoles y desde entonces no se habla de otra cosa en Miraflores de la Sierra, una de las localidades más bellas de la sierra de Guadarrama (Madrid). "Venta de chalet-palacete de 5.000 metros de parcela y 1.000 metros construidos de vivienda en varias estancias y distribuida en varias plantas. La vivienda principal cuenta con planta sótano con bodega, planta baja con dos salones, biblioteca, un dormitorio y dos baños, zona de servicio compuesta de salón, varios dormitorios, dos baños, amplia cocina y porche de 80 metros; primera planta compuesta de 5 dormitorios y dos baños; segunda planta compuesta de sala-dormitorio y un baño y desván amplio. Vivienda de guardeses con salón, tres dormitorios, cocina y baño. Amplia piscina con vestuarios, zona de jardín, barbacoa-bar y sala aledaña. Amplio frontón con sala adyacentes. Torreón amplio".

El imponente palacete se encuentra a la entrada del pueblo. Antes de abordar la última curva que lleva a Miraflores, se abre a la izquierda un camino empinado que conduce a un cerro. Varios carteles anuncian entonces la llegada a la Gruta de Begoña, una especie de pasaje excavado en la roca donde los Reyzábal construyeron una pequeña capilla presidida por la imagen de la patrona de Bilbao y Vizcaya. Desde allí, se divisa la herida que un arroyo ha infligido sobre el paisaje granítico y también se hace uno preguntas sobre qué tipo de persona podía haber detrás de este extraño monumento.

placeholder EL busto de Julián Reyzabal en la Gruta de Begoña.
EL busto de Julián Reyzabal en la Gruta de Begoña.

En realidad, la gruta se construyó en los bajos del palacete que el promotor inmobiliario y productor Julián Reyzábal Delgado edificó en el pueblo madrileño para pasar los veranos. En la localidad serrana donde también veranearon Vicente Aleixandre o Ramón y Cajal, Reyzábal esculpió ese homenaje a su virgen a mordiscos bajo la roca. La gruta está abierta a quien quiera visitarla y se encuentra en perfecto estado de conservación, de lo que se ocupa la Iglesia.

La mansión, sin embargo, lleva años abandonada y cerrada a cal y canto. "A los vecinos siempre nos ha parecido una casa especial, estaba llena de cosas extravagantes, había un pavo real metido en una gran jaula, la cabeza de un elefante disecado y otros animales... Cuando éramos niños nos gustaba mirar por los barrotes de la puerta y ver el jardín, lo tenían todo tan cuidado, con esas grandes escalinatas...". Los vecinos recuerdan los grandes tiempos del palacete, que ahora permanece ajado y sin vida.

placeholder La sierra de Guadarrama.
La sierra de Guadarrama.

La casa fue el símbolo de una fortuna que creció gracias al olfato de Julián Reyzábal Delgado, un hombre único que hizo fortuna gracias al 'destape' y a su buen ojo inversor. Provenía de una familia de campesinos burgaleses dedicados a la tierra y a capar cerdos y otros animales. De adolescente se marchó a Bilbao, donde trabajó como reventa de entradas de cine, un dinero con el que pudo pagarse las clases de contabilidad. Ya en Madrid, se empleó en una distribuidora hasta que decidió independizarse y montrar su propio cine para proyectar películas. Sala a sala, fue creando una red de negocios que en los últimos tiempos incluía una línea de cosméticos, las discotecas más conocidas de Madrid, la productora Ízaro Films (que lanzó a Esteso y Pajares), una treintena de salas de cine y una rama inmobiliaria que se benefició de su ojo para adivinar cuál iba a ser el desarrollo urbanístico de la ciudad. Su máxima expresión: el edificio Windsor o Torre Picasso.

Los Reyzábal fueron parte imprescindible del petardeo madrileño durante décadas. Tal y como relató el periodista José F. Leal, experto en grandes fortunas, en 'El Mundo', en su negocio "todo encajaba". "Julián se dejaba ver ante los periodistas en el restaurante La Dorada en compañía de Raúl Sender, Moncho Borrajo, Eloy Arenas, Norma Duval o María José Cantudo, y el resto de artistas de sus espectáculos. Marujita Díaz ponía su imagen a disposición de los laboratorios cosméticos y los cines exhibían las películas que ellos mismos producían o distribuían". Después han seguido siendo noticia por alguno de sus miembros más famosos, como Barei, o lamentablemente por alguna tragedia.

Foto: Imagen del desaparecido edificio Windsor, símbolo del emporio inmobiliario de los Reyzábal.

Los siete hijos que tuvo Julián con Milagros Larrouy Orive -José María, Eduardo, Julián, Florentino, Jesús Alejandro, Milagros y Fortunato- se implicaron también en sus negocios y heredaron su fortuna tras su muerte en 1978 a los 76 años. Un gran caudal hereditario en el que no se encontraba la gran mansión de Miraflores ni la Gruta de Begoña, que el promotor quiso legar al Arzobispado de Madrid. Su intención era que la Iglesia usara sus más de diez dormitorios para crear un centro de formación de nuevos sacerdotes o una residencia para curas veteranos. Algunos macureños recuerdan incluso el día que fue el entonces arzobispo de Madrid, monseñor Rouco Varela, a "tomar posesión" del chalé y del santuario de la Virgen de Begoña y a agradecer la generosidad de la familia.

placeholder Imagen del desaparecido edificio Windsor, símbolo del poder económico de los Reyzábal.
Imagen del desaparecido edificio Windsor, símbolo del poder económico de los Reyzábal.

Pero pasó el tiempo y los proyectos para encontrarle un nuevo uso a la gran casa serrana no llegaban. Se cerró a cal y canto y solo pasaba por allí el jardinero, hasta que se jubiló. El Arzobispado de Madrid ahora ha decidido ponerla a la venta, como confirman desde la propia institución. "Es un inmueble que nunca se ha usado para nada pastoral ni caritativo y su mantenimiento es costoso para la diócesis", reconocen.

El Arzobispado pide por la casa 1.090.000 euros, una 'ganga' si tenemos en cuenta los metros cuadrados y la fiebre posconfinamiento por salir de las ciudades. El 'secreto' está en que hay que llevar a cabo una gran reforma para actualizarla. Al ser una casa de verano, no tiene calefacción, como se advierte en el anuncio. Los baños, la casa de los guardeses, la piscina, todo necesita un buen lavado de cara.

A cambio, el viejo torreón custodiado por La Najarra, el rumor del arroyo de la Luz que corre cercano y el aire serrano.

El anuncio se colgó el miércoles y desde entonces no se habla de otra cosa en Miraflores de la Sierra, una de las localidades más bellas de la sierra de Guadarrama (Madrid). "Venta de chalet-palacete de 5.000 metros de parcela y 1.000 metros construidos de vivienda en varias estancias y distribuida en varias plantas. La vivienda principal cuenta con planta sótano con bodega, planta baja con dos salones, biblioteca, un dormitorio y dos baños, zona de servicio compuesta de salón, varios dormitorios, dos baños, amplia cocina y porche de 80 metros; primera planta compuesta de 5 dormitorios y dos baños; segunda planta compuesta de sala-dormitorio y un baño y desván amplio. Vivienda de guardeses con salón, tres dormitorios, cocina y baño. Amplia piscina con vestuarios, zona de jardín, barbacoa-bar y sala aledaña. Amplio frontón con sala adyacentes. Torreón amplio".

Familia Reyzábal