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Madrid se derrite por los mejores helados
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Madrid se derrite por los mejores helados

Nos alegra, baja nuestra temperatura y además llena los momentos de calor insoportable de una dulce frescura: luando llega el verano todos queremos un helado aunque

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Madrid se derrite por los mejores helados

Nos alegra, baja nuestra temperatura y además llena los momentos de calor insoportable de una dulce frescura: luando llega el verano todos queremos un helado aunque existe una gran diferencia entre los industriales y aquellos que podemos degustar en tiendas pequeñas. La oferta de heladerías artesanales en Madrid ha aumentado considerablemente durante los últimos años gracias a nuevos locales que ponen en práctica conceptos rabiosamente modernos a la hora de fabricar y vender una delicia que de acuerdo con las leyendas lleva milenios entre nosotros. De piña, para el niño y la niña... y mucho más allá: ¿hace un cucurucho?

  

► La primera es en realidad la última que ha llegado a Madrid. Se trata de La Romana, una heladería que nació en el casco antiguo de la ciudad italiana de Rímini allá por finales de los años 40 y que en su nuevo local en La Moraleja (Avd. Olímpica, 26 – Arroyo de la Vega) promete unos helados irrepetibles: difícil –por no decir imposible– resulta encontrar una heladería cuyos productos sean tan frescos que se pueda observar en directo el laboratorio donde se fabrican directamente. Con una decoración vintage, fruta española de agricultura biológica, frutos secos italianos y un escaso porcentaje de grasa (7% frente al tercio del total que suelen tener los industriales), sus helados son puro placer. Una recomendación: el de Zabaoine, realizado con yema de huevo y licor de marsala.

► La propuesta de Bajo Cero lleva ya algún tiempo instalada en Madrid con tres céntricos locales (Glorieta de Quevedo, 6 – Conde de Peñalver, 32 – Génova,12). Tomás Alía se encuentra tras la decoración de las tiendas puestas en marcha por el modista Roberto Torretta y la modelo Nieves Álvarez. Cuenta con una carta de hasta 250 sabores (el número varía dependiendo de la temporada). Resulta imprescindible probar el helado de mascarpone con higos macerados: una delicada propuesta que se combina con el resto de productos, desde cócteles hasta bollería pasando por batidos o granizados.

► La propuesta de Giuseppe Ricci se presenta en unos locales coloridos en los que los sabores de los helados son puro exotismo. Cuenta con varias tiendas en Madrid (Huertas, 9 – Lavapiés, 31 – Alcalá, 414), Córdoba, A Coruña y Valencia. Entre sus ventajas, cuenta con helados preparados con soja o arroz (perfectos para personas con intolerancia a la lactosa y la sacarosa). Entre los inconvenientes, que no suele haber demasiada variedad debido, sobre todo, al pequeño tamaño de los locales. Aun así es posible encontrar auténticas joyas como el helado de baobab.

► En Madrid Delicia (Alcalá, 143) la cosa va de ‘cromoterapia’. Con 36 gustos diferentes (y tanto: mojito, huevo kinder o gin tonic entre los sabores más peculiares) y una carta de cócteles organizada por colores, propone que empecemos a comer con los ojos dejándonos llevar por las sorpresas: la cambiante carta presenta cada semana ideas originales como los helados de tigretón, pantera rosa, torrija...

Nos alegra, baja nuestra temperatura y además llena los momentos de calor insoportable de una dulce frescura: luando llega el verano todos queremos un helado aunque existe una gran diferencia entre los industriales y aquellos que podemos degustar en tiendas pequeñas. La oferta de heladerías artesanales en Madrid ha aumentado considerablemente durante los últimos años gracias a nuevos locales que ponen en práctica conceptos rabiosamente modernos a la hora de fabricar y vender una delicia que de acuerdo con las leyendas lleva milenios entre nosotros. De piña, para el niño y la niña... y mucho más allá: ¿hace un cucurucho?

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