Paloma Segrelles vuelve a la vida pública tras su divorcio

A principios de junio una imagen de Emilio Alvarez, marido de Paloma Segrelles, besando a una chica en un lugar público fue el detonante de la separación conyugal. Cinco años después de una boda por todo lo alto y con invitados célebres, la constancia gráfica de la infidelidad del marido puso fin a un matrimonio que aparentemente y de cara a la galería parecía feliz.

De ahí la sorpresa de las amigas y del círculo social porque sólo los más íntimos sabían de lo mucho que estaba padeciendo la empresaria. Tuvo que cambiar sus planes vitales y entre ellos la presentación de libro de memorias que había escrito su madre y donde ella tenía también parte activa. No quería que se mezclaran la historia literaria con el morbo que podía suponer su aparición estelar con rueda de prensa incluida. Las preguntas sobre su contencioso amoroso hubieran formado parte de la presentación de “Tal como somos” (Esfera de los Libros).

Prefirió dar tiempo al tiempo, utilizar los meses de verano como antídoto para la tristeza y dejarse arropar por su padres y disfrutar de las mellizas. Repartió las vacaciones entre Galicia, Asturias y la finca de unos amigos en Extremadura. Su invisibilidad mediática fue absoluta y no hubo reportajes playeros como el año anterior.

Paloma Segrelles no estaba con ánimo y mucho menos para acompañantes masculinos que no formaran parte de su familia. Circuló el rumor de que le habían visto en un restaurante cerca de Pontevedra con un joven apuesto e incluso llegaban a ofertar fotos realizadas con el móvil que nunca vieron la luz porque no existía tal encuentro.

Una vez finalizado el verano, Segrelles ha vuelto a Madrid para retomar con sus hijas su vida cotidiana. Ahora sólo falta zanjar el divorcio, que a no ser que haya cambios no esperables, no será contencioso.