José Fernando ingresa en un centro de desintoxicación que cuesta 9.000 € al mes

José Ortega Cano no olvidará jamás el 19 de marzo, Día del Padre. Su hijo, José Fernando, le dio este miércoles el mejor regalo que podía recibir tras ingresar por voluntad propia en el Instituto Hipócrates, cerca de Barcelona,para tratar sus adicciones y curiosamenteel mismo centroen el que estuvieron Belén Ordóñez, Pepe 'El Marismeño' y el ex jugador de waterpolo PedroGarcía Aguado, actual presentador de Hermano mayor.

El diestro y José Fernando salierona las 18.00 horas de Benidorm y llegaron a la clínicacuatro horas y media después.Tal era la cantidad de medios de comunicación que esperaban el ingreso del hijo del extorero, que el chófer de los Ortega se vio obligado a conducir en dirección contraria y metersecasi en el recinto del Instituto Hipócrates paraevitar a todos a la prensa.

Unas horas antes, a mediodía,Pepe 'El Marismeño', que se ha convertido entutor de José Fernandoy que ejerce desde hace una décadacomo terapeuta para que otras personas dejen las drogas, llegaba al centro.

“La intención de mi hijo es buena, quiere recuperarse y llevar una vida ordenada. Le veo fuerte, su intención es positiva y la de su alrededor también. Nos ha costado un poco convencerle para que ingresara, lo hablamos con él y aceptó. Aún estamos a tiempo de solucionar el problema”, comentó a Vanitatis el diestro poco antes de abandonar la clñinica al filo de la medianoche. Tenía el semblante cansado y la miradatriste y ausente. Su gran consuelo, según él mismo ha revelado a este medio,fue loque le había dicho su hijo poco antes de despedirse: “Papá, no te preocupes por mí que voy a poner de mi parte”.

Ortega, preparado para ir a la cárcel

A su llegada al Instituto Hipócrates, José Fernando dio la callada por respuesta y entró prácticamentecabizbajo y protegido por su padre,el chófer y una de las empleadas del centro médico.

Orgulloso de su hijo, José Ortega Cano ve cada vez más cerca su ingreso en prisión, un futuro quele asusta.“¿A quién no le importa lo que le va a pasar de aquí en adelante. Estoy preparado para ir a la cárcel”, afirmó apesadumbrado y amparándose en su fe mientras miraba hacia el cielo. A su lado, y en todo momento, ha tenidoa su hija Gloria Camila, que acaba de cumplir 18 años. “Es una chica preciosa, tiene la cabeza muy madura, ha sufrido mucho y está muy contenta que su hermano haya tomado la decisión”.

Según ha podido saber Vanitatis, actualmentehay 30 jóvenes ingresados en este centro, al que sólo pueden acudir bolsillos más quesolventes ya el programa terapéutico -dividido en cuatro fases: desintoxicación, deshabituación, rehabilitación y reinserción- cuesta casi 9.000 euros al mes. Cada paciente cuenta con una habitación privada pintada de blanca, con una decoración sencilla ydos camas,una de ellas reservada a las visitas que llegarán en el momento que el doctor lo crea oportuno.

En las primeras 8 semanas,José Fernando estará ‘incomunicado’, es decir, no podrá ver la televisión, usar el móvil, las redes sociales o escuchar música.Cada viernes podrá recibir la visita de un familiar -normalmente será su padre- aunque la primera no será hasta el próximo 28 de marzo.Cada día, el joven tendráque asistir acuatro horas de terapiajunto a otros paciente,hacerdos horas de deportey acatar ciertas pautas de comportamiento. En tres o cuatro días podrá salir del edificio para dar largos paseos y practicartenis, golf, ping pong y usar algunas de las instalaciones del recinto termal del hotel El Montanyà, pero sin salir de la urbanización en la que se encuentra el Instituto.

Una de las normas que tendrá que cumplir a rajatabla será la denorelacionarse amorosa o sexualmente con ninguna chicaya que eso significaría la expulsión automática de los dos. Una vez terminada su estancia deberá seguir el tratamiento en otro centro colaborador que, en su caso, está situado en Sevilla.