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Estos son los clubs privados donde no pisan las mujeres (y vuelven a estar de moda)
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solo aptos para UN gentleman

Estos son los clubs privados donde no pisan las mujeres (y vuelven a estar de moda)

Por sus puertas pocas veces se oyen unos tacones. Sus socios son empresarios, aristócratas, políticos y hasta militares. Aunque pocos, aún quedan sitios solo para hombres

Foto: Típica escena de un club privado de hombres (Istock)
Típica escena de un club privado de hombres (Istock)

No llame a sus puertas si usted es una mujer. No importa su bolsillo o que su tarjeta de visita sea un puesto en una multinacional. No la dejarán ser uno de sus socios. Los Gentlemen's Club vuelven a estar de moda, pero sus orígenes hay que buscarlos en la época romana, cuando los hombres se reunían en las termas. Londres fue y es (no hay duda) la cuna mundial de estos clubs. Se crearon en el siglo XVIII en la zona de St. James (donde siguen los más exclusivos) como lugares en los que los varones de alta alcurnia apostaban, cerraban importantes acuerdos empresariales, formaban o derrocaban partidos políticos y se cultivaban artistas y bohemios. Sitios selectos que guardaban celosamente su privacidad y que solo abrían sus puertas a socios e invitados especiales.

Los tres más antiguos y aristócratas son el White´s (al que pertenece Carlos de Inglaterra o el príncipe Guillermo), el Boodle´s y el Brook´s. Aún hoy siguen existiendo y aún hoy ser miembro es un privilegio reservado para algunos de los hombres más ricos. Dicen que solo los presidentes del Gobierno británico tienen la seguridad de poder ser miembros del White´s y que ni siquiera es garantía para entrar el ser recomendado por el príncipe de Gales si el varón en cuestión no reúne los requisitos. Elegir uno u otro también depende de las inquietudes. Exquisitos, sibaritas... En el Club Garrick (que en junio celebró un sondeo que negó de nuevo abrirlo a las mujeres) se dan cita escritores, actores o jueces. El Beefsteak es el favorito de los intelectuales. Pero no solo en Londres viven este tipo de sociedades. No hay una gran ciudad sin un espacio solo para hombres. ¿Y en Madrid? En la capital tienen poco de cool, pero sí son exclusivos.

Las privilegiadas Pedroche y Zurita

Al Nuevo Club se accede por una escalinata y un ascensor regio que nos lleva a salones de techos altos, sillones de cuero y reservados muy íntimos donde se celebran eventos y tertulias en los que sí están invitadas las mujeres, aunque no puedan ser socias. Sepan como curiosidad que las pasadas Navidades se celebró una fiesta que reunió a algunas 'privilegiadas' como Ana Obregón, Carmen Lomana, María Zurita, Arancha del Sol o Cristina Pedroche. Su restaurante, del mismo nombre, ha recibido también visitas royal, como la del Rey emérito Don Juan Carlos.

Situado en la madrileña calle Cedaceros, sus socios comparten aficiones y tertulias en las salas de juego, el bar, un restaurante y varias bibliotecas que recuerdan a alguno de los clubes privados de Londres. Presidido por Tomás Gaytán de Ayala, conde de Valdellano, cuentan que en sus orígenes estaba formado por jóvenes de las familias más aristocráticas de la sociedad madrileña. Fue a finales del siglo XIX cuando se constituyó como sociedad para comprar el edificio en el que ahora se ubica. Poco más hemos podido saber ya que la privacidad de sus socios es su regla más exigente.

Con mucha solera: la Real Gran Peña

Desde los inicios, al frente de este club privado con pocas reglas escritas pero muchos hábitos suele estar un teniente general o un grande de España. Desde 2002 lo dirige Antonio Gallego de Chaves y Escudero, marqués de Quintanar, que sucedió a Francisco Queipo de Llano, conde de Toreno. Gallego de Chaves procede de una saga con asentada raigambre en la historia española. El suyo es un título nobiliario español concedido en 1714 por el rey Felipe V y al que la reina Isabel II lo incorporó a la lista de grandes de España. Tiene 82 años y está casado con Belén Castillo Moreno, hija del VI marqués de Jura Real. Es propietario de la finca Quintanar, que se ha especializado en la cría del toro de lidia y yeguada.

Su abolengo es casi como el de la asociación que representa. Se creó en 1869 por militares españoles del Estado mayor y del cuerpo de ingenieros que solían reunirse en el café suizo madrileño. Fue en 1914 cuando sus miembros deciden encargar a unos arquitectos la construcción de la sede en un edificio en plena calle Gran Vía, que se inauguró en 1916 por los reyes de España Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Desde entonces han sufrido muchos avatares. Les echaron el cerrojo durante la República, según dicen por maquinadores. Con Franco, por libertinos y jugadores. En la actualidad siguen en el edificio y organizan charlas, tertulias, conferencias, juegan a las cartas o cenan en la espectacular terraza...

Los 'peñistas' son militares, aristócratas, arquitectos, médicos, banqueros, ingenieros, políticos, diplomáticos... Aunque la discreción también es condición sine qua non, su presidente de honor es el Rey emérito Don Juan Carlos y entre sus socios han figurado el rey Alfonso XIII, José Canalejas o José Calvo Sotelo. No admiten mujeres, aunque sí las dejan pasear por las instalaciones. ¿Quiere ser usted socio? Pida a cinco miembros (dos de la junta directiva) que le avalen.

Foto: Montaje realizado por Vanitatis

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No llame a sus puertas si usted es una mujer. No importa su bolsillo o que su tarjeta de visita sea un puesto en una multinacional. No la dejarán ser uno de sus socios. Los Gentlemen's Club vuelven a estar de moda, pero sus orígenes hay que buscarlos en la época romana, cuando los hombres se reunían en las termas. Londres fue y es (no hay duda) la cuna mundial de estos clubs. Se crearon en el siglo XVIII en la zona de St. James (donde siguen los más exclusivos) como lugares en los que los varones de alta alcurnia apostaban, cerraban importantes acuerdos empresariales, formaban o derrocaban partidos políticos y se cultivaban artistas y bohemios. Sitios selectos que guardaban celosamente su privacidad y que solo abrían sus puertas a socios e invitados especiales.

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