Una mujer de 119 años revela el secreto de su desayuno para la longevidad

El desayuno es una de las comidas más importantes en la dieta de una persona. Desayunar y hacerlo adecuadamente ofrece numerosos beneficios como: activar el metabolismo, ayuda a aumentar el rendimiento, mejora el estado de ánimo… Por eso, saber cuál es el alimento que toman las personas más longevas del planeta puede servirnos de inspiración en nuestra primera comida del día.

En primer lugar, desde Vietnam, Trinh Thi Khong es la mujer que está intentando conseguir que se le reconozca en el Libro Guinnes de los récords como la persona con mayor edad en el mundo. A sus 119 años, esta mujer superaría a la española María Branys Moreno, de 117 años, y la situaría en primer lugar de esta categoría del famoso libro de hitos mundiales.

Al hablar de edades que superan los 100 años, la proporción de población con estos años es muy reducida. De ahí que sea interesante observar y analizar los hábitos de vida que mantiene en su día a día. En ese sentido, esta mujer filipina ha revelado que su principal alimento en los desayunos son las gachas de avena. Un plato sencillo que se elabora cociendo este cereal con agua o leche.

Según reveló su familia a los medios de comunicación de su país, la mujer originaria de la provincia de Dong Nai, come gachas de avena todos los días al levantarse. También conocido como porridge, este plato está compuesto por una papilla elaborada con avena cocida en agua o leche que se puede combinar con muchos otros alimentos como frutos secos, trozos de fruta...

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Un alimento que en los últimos años ha ganado notoriedad en los perfiles de redes sociales como Instagram o blogs dedicados a la elaboración de platos y recetas dentro de una alimentación saludable. Por su parte, otra de las personas con mayor edad sobre el planeta de los últimos años fue la italiana Emma Morano, proveniente de la región de Piamonte.

En el caso de esta mujer italiana, que llegó a los 117 años antes de fallecer en 2017, subrayó que parte de su longevidad se debía a una dieta que aprendió después de la Primera Guerra Mundial. "Como tres huevos al día y para hacer la digestión bebo la grappa que preparo yo misma: la meto en un frasco con siete hojas de salvia, un racimo de ruda y unas uvas. Luego la bebo con una cuchara”, explicó.