Cuidar las plantas de interior se ha convertido en una afición cada vez más común en los hogares españoles. Es una forma sencilla de dar vida y color a cualquier estancia, además de aportar beneficios para la calidad del aire y el bienestar emocional. Sin embargo, incluso las especies más resistentes, como el Pothos o la Sansevieria, pueden presentar signos de deterioro si no se cuidan adecuadamente. Uno de los problemas más frecuentes son las hojas marrones, un síntoma que a menudo se interpreta como señal de que algo no va bien, y con razón.
El motivo más común detrás de las hojas marrones es un ambiente excesivamente seco. Este problema se agrava especialmente en invierno, cuando las casas permanecen cerradas y la calefacción está encendida durante horas, lo que reduce considerablemente la humedad ambiental. Este aire seco afecta sobre todo a las plantas tropicales, que necesitan una atmósfera más húmeda para desarrollarse correctamente. Las puntas secas y marrones son el primer signo de que la planta está sufriendo por este motivo.
Las hojas marrones indican falta de humedad en el ambiente. (Pexels)
Otro factor determinante es el riego inadecuado. Curiosamente, tanto el exceso como la falta de agua pueden provocar que las hojas se tornen marrones. La clave está en conocer las necesidades hídricas de cada especie y adaptarlas a la estación del año. En verano, las plantas suelen necesitar más agua, mientras que en invierno los riegos deben espaciarse. Especial atención merece el encharcamiento, uno de los errores más habituales. Cuando la tierra permanece constantemente húmeda, las raíces pueden pudrirse. Para evitarlo, es recomendable no regar si el sustrato aún conserva humedad y optar por métodos como colocar un plato con agua bajo la maceta.
La luz es otro elemento fundamental. Una planta que recibe sol directo de forma prolongada puede quemar sus hojas, mientras que la falta total de luz también afecta negativamente a su salud. Por ello, lo ideal es ubicar las plantas en espacios con luz natural abundante, pero sin exposición directa a los rayos solares. Además, es crucial protegerlas de corrientes de aire frío, especialmente en invierno, ya que los cambios bruscos de temperatura pueden dañar sus hojas.
La hoja puede indicarnos lo que necesita nuestra planta. (Pexels/ Kaboompics.com)
Para prevenir la aparición de hojas marrones, una de las soluciones más eficaces es aumentar la humedad en el entorno inmediato de las plantas. Esto puede lograrse mediante el uso de humidificadores o, de forma más casera, pulverizando agua alrededor de las macetas con un difusor. Otra técnica útil es colocar pequeños recipientes con agua cerca de las plantas o agruparlas en una misma zona para que se beneficien mutuamente del microclima que generan.
Si tu planta ya muestra hojas marrones, el primer paso es podarlas, eliminando solo las zonas afectadas para no comprometer la salud de toda la hoja. Después, revisa sus condiciones de riego, ubicación y humedad, y ajusta los cuidados según las necesidades específicas de la especie.
Cuidar las plantas de interior se ha convertido en una afición cada vez más común en los hogares españoles. Es una forma sencilla de dar vida y color a cualquier estancia, además de aportar beneficios para la calidad del aire y el bienestar emocional. Sin embargo, incluso las especies más resistentes, como el Pothos o la Sansevieria, pueden presentar signos de deterioro si no se cuidan adecuadamente. Uno de los problemas más frecuentes son las hojas marrones, un síntoma que a menudo se interpreta como señal de que algo no va bien, y con razón.