Lucía Lipperheide, experta en limpieza de hogar: "Para eliminar desteñidos el secreto está en la mezcla de lavados"
Las prendas desteñidas, las toallas con mal olor y la ropa blanca marcada por manchas amarillas pueden recuperarse con mezclas sencillas y eficaces y esta experta explica cómo hacerlo paso a paso
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La ropa sufre con el paso del tiempo, con los descuidos en la lavadora o con el simple hecho de estar guardada demasiado. Los desteñidos, los olores incrustados o las manchas amarillas en tejidos blancos son problemas habituales que suelen acabar en frustración o en prendas olvidadas en el fondo del armario. La especialista en limpieza del hogar Lucía Lipperheide ofrece soluciones prácticas que devuelven vida a lo que parecía perdido.
En sus explicaciones subraya que el secreto no está en la prenda sino en cómo se lava. Uno de los errores más comunes es mezclar colores intensos en la colada y descubrir después que han dejado marcas en otras prendas. Para revertir este efecto, recomienda aplicar laca sobre la mancha, acompañar el lavado con detergente líquido y añadir vinagre blanco junto a un quitamanchas potente. La combinación, afirma, logra que la prenda recupere su aspecto original en una sola lavada.
Su enfoque también se centra en textiles que sufren un desgaste especial como toallas y trapos de cocina. El uso diario, la humedad y los restos de cremas corporales hacen que acumulen olores difíciles de eliminar. La propuesta de Lipperheide pasa por un prelavado con agua tibia, bicarbonato, jabón de platos y amoniaco en un espacio ventilado. Después, aconseja introducirlos en la lavadora a sesenta grados con detergente, vinagre y un aditivo quitamanchas para conseguir que vuelvan a estar frescos y suaves.
Otro de los problemas habituales está en las prendas blancas que llevan tiempo guardadas. Muchas veces aparecen manchas amarillas difíciles de quitar y que restan luminosidad al tejido. Para resolverlo, la experta sugiere preparar agua caliente con percarbonato y dejar la prenda en remojo durante varias horas. El siguiente paso consiste en lavarla de nuevo a cuarenta grados con un programa corto y añadir detergente sin realizar aclarado previo. Con este método, la ropa blanca recupera su tono natural y se evita tener que reemplazarla.
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Lipperheide resume sus recomendaciones recordando que cada tipo de mancha necesita su propia mezcla. No existe una fórmula única y el éxito depende de elegir bien los productos y adaptarlos a cada situación. Lo importante, añade, es no dar por perdida una prenda a la primera dificultad, ya que en la mayoría de los casos se puede recuperar con un tratamiento adecuado.
El cuidado de la ropa no tiene por qué basarse en comprar más sino en aprender a lavar mejor. Con pequeñas combinaciones de productos domésticos y un poco de atención a los procesos, la colada deja de ser un problema para convertirse en un espacio de ahorro y sostenibilidad.
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