Así es como debes limpiar las juntas de la ducha para que se queden relucientes

• Lo último decoración de baños: las duchas cápsula harán a nuestros baños futuristas y minimalistas
• Vuelta a los clásicos: la ducha japonesa que es más cómoda que la bañera convencional

Las juntas de la ducha son, sin duda, una de las zonas más complicadas de mantener limpias en el baño. Con el paso del tiempo, la humedad, la cal y los restos de jabón se acumulan entre los azulejos, generando manchas oscuras y moho que afean el aspecto general del espacio. Sin embargo, conseguir unas juntas relucientes no requiere productos caros ni tratamientos profesionales: basta con conocer los trucos adecuados y ser constante.

Lo primero es prevenir la acumulación de humedad, el principal enemigo del brillo. Después de cada ducha, conviene dejar la puerta o ventana del baño abierta unos minutos para ventilar y secar la superficie. Pasar una espátula o una bayeta sobre los azulejos ayuda a eliminar el exceso de agua que se filtra en las juntas y favorece la aparición de moho. Mantener la ducha seca la mayor parte del tiempo es, de hecho, el paso más importante para que las limpiezas posteriores sean más sencillas.

Cuando las juntas ya están ennegrecidas o con restos visibles, es momento de actuar. Uno de los métodos más efectivos y económicos es el uso de bicarbonato y vinagre blanco, dos clásicos de la limpieza doméstica. Mezcla tres cucharadas de bicarbonato con un poco de agua hasta formar una pasta espesa, aplícala con un cepillo de dientes viejo sobre las juntas y deja actuar unos 10 minutos. Después, rocía vinagre blanco sobre la zona: notarás una efervescencia que ayuda a desprender la suciedad. Frota nuevamente y aclara con agua tibia.

Si el moho persiste, otro aliado eficaz es la lejía diluida. Mezcla una parte de lejía con tres partes de agua y aplica con precaución sobre las juntas, dejando actuar durante cinco minutos antes de aclarar. Es fundamental usar guantes y mantener el baño ventilado durante el proceso. En caso de superficies delicadas o juntas de silicona, conviene hacer una pequeña prueba antes, ya que la lejía puede dañar algunos materiales o decolorar los bordes.

Para quienes prefieren soluciones más naturales, el limón y el bicarbonato también ofrecen un resultado sorprendente. Su poder desinfectante y blanqueador ayuda a eliminar los restos sin recurrir a químicos agresivos. Simplemente exprime un limón sobre las juntas, espolvorea bicarbonato y deja reposar media hora antes de enjuagar. El resultado: juntas más claras y un aroma fresco que elimina los malos olores del baño.

Una vez limpias, el siguiente paso es proteger las juntas para que el esfuerzo dure más tiempo. Puedes aplicar una capa de cera incolora, vinagre diluido o incluso un sellador específico para azulejos que evita la filtración de humedad. Además, incorporar una limpieza ligera semanal —pasando un cepillo con jabón neutro o vinagre— evitará que la suciedad vuelva a acumularse.