De Nicole Kidman a Margot Robbie: las mejor y peor vestidas de los SAG Awards
Los Screen Actors Guild Awards dieron mucho de sí durante la madrugada del lunes. Por su alfombra roja pasaron ‘celebrities’ de toda condición mientras lucían todo
A continuación, repasamos los mejores y los peores 'looks' de la noche.
Este vestido joya de Ralph and Ruso con escote palabra de honor y faldas de flecos tenía un aire tan romántico como propio de los felices años 20. Las ondas al agua de su peinado y esos labios en mate carmesí resultaron el broche perfecto a un diseño de ensueño.
Quién nos lo iba a decir, que hasta un Prada puede arruinarte la noche. Aunque se trata de un diseño simple y sofisticado, no encajaba para nada ni con el estilo, ni con la luz, ni con el color de la actriz. Este es un claro ejemplo de cómo llevar al traste un vestido.
Cuánta poesía esconden los vestidos con capa. Y este diseño de J Medel, también en rosa pastel y con plumas bordadas en pedrería, se convierte en toda una lección de sofisticación y buen gusto.
Fantasía galáctica con este diseño de Christian Dior Couture. Tiene el sello de Maria Grazia Chiuri con ese top tan romántico de 'plumeti' negro.
Este diseño rojo de escote desigual en ¿lycra? y lentejuelas no es todo cuanto esperábamos de la actriz. De Dundas.
No sabríamos cómo calificarlo. O quizá sí: ¿estamos ante la versión sado de un vestido de corte victoriano? Este diseño de Philosophy escapa a nuestro entendimiento.
A medio camino entre el malva y el rosa, la actriz puso una pica en 'fashion' a través de este vestido de Louis Vuitton de apariencia sofisticada y volúmenes arquitectónicos gracias a sus detalles de pedrería que ensalzaban su silueta. Las joyas, de Cartier, eran todo cuanto necesitaba para brillar como ha brillado.
Este vestido de Miu Miu es toda una fantasía. Su corte griego está pensado para que le siente como un guante a cualquiera. Menos a Alison Sudol. El escote caído y el empaste del color con su piel la llevó a arruinar un vestido tan simple como sofisticado.
Pamela Roland ha sido la encargada de confeccionar este vestido con el que la actriz estaba francamente sugerente. Detalle de pedrería y sobrecola en gasa de color marrón. Un mix estilístico que la convirtió en una de las mujeres más sexis de la velada.
Este vestido de lentejuelas en cobre envejecido es lo menos que esperábamos de Nicole después del disgusto que nos dio a su paso por la alfombra roja de los Critics' Choice Awards de la semana pasada. Soberbia con este Armani Privé.
No hay por dónde coger ni ese moño, ni ese collar, ni esas sandalias. Ella decidió ponérselo todo y reírse del siempre acertado 'menos es más'.
La actriz optó por la delicadeza del blanco y la personal factura de Chanel. Todo un acierto del que, quizás, debería haber tomado buena cuenta su compañera Millie Bobby Brown.
Si lo que buscaba era parecerse a la reina de corazones de 'Alicia en el País de las Maravillas', lo consiguió. Pero este vestido de la colección Pre Fall de Valentino no estaba hecho para ella. Confiamos en que, en su próxima aparición, se redima de este monumental pecado estético.
Qué decir. Que preferimos la apariencia felices años 20 de Allison Williams a este diseño en morado elegido por la actriz. Todo un exceso.
También en rosa empolvado, con delicadas incrustaciones de pedrería y fajín de plumas. Un diseño de Miu Miu con el que volvió a dar una lección de estilo como solo ella sabe.
La querencia de ciertas actrices por la estética 'made in mercadillo' de Erdem nos empieza a preocupar. Y la mezcla del rosa y el rojo es siempre un desatino. Casi tanto como este vestido rematado con volantes.
Cuántos éxitos le granjean a Sarandon los escotes Bardot. Una muestra más de que nadie como ella para lucir estos diseños. En concreto, en azul noche y con lentejuelas de Alberta Ferretti.
Ella quería dar la nota. Y para eso, nada como optar por el mostaza y la cota de malla. Un vestido imposible. Y no nos referimos a su escote desigual.
Toda la galaxia llevada a un vestido pero, a diferencia del impecable diseño que lució Natalia Dyer, el de Leslie nos parece un ejemplo de barroquismo. Aunque el azul noche le sienta de cine, quizá algo menos de pedrería hubiese sido más beneficioso para ella.
Entre lo psicodélico y la estética pop. Este vestido pantalón escapa a nuestra lógica. Todo un exceso.
Vaya por delante que este minivestido de ‘pailletes’ con capa en rosa empolvado de Calvin Klein by Appointment es todo un acierto. El error está en esas zapatillas blancas y en esos dos recogidos rematados con lazos que la convertían en una especie de princesa Leia contemporánea. Achacaremos este mix estético a su corta edad y a ese deseo de restarle sobriedad a una noche como esta. En los Globos de Oro estuvo infinitamente mejor.
Los Screen Actors Guild Awards dieron mucho de sí durante la madrugada del lunes. Por su alfombra roja pasaron ‘celebrities’ de toda condición mientras lucían todo tipo de diseños: desde impresionantes modelos como el Armani Privé de Nicole Kidman hasta llegar al singular vestido joya de Allison Williams, pasando por el arquitectónico traje en rosa empolvado y pedrería de Louis Vuitton que tan bien defendió Saoirse Ronan. Una noche que, en líneas generales, mostró más bien lo peor en clave estética de las actrices internacionales. Una noche donde el tan traído y llevado 'millennial pink' se convirtio en el color predominante de la velada. Normal, porque tras los estilismos de los Globos de Oro, las 'celebs' necesitaban sacudirse el polvo de tanto oscurantismo.
Hubo vestidos capaces de cortar la respiración -y no por su impecable estética-, sino más bien por todo lo contrario. Corpiños, ballenas e incluso algunas que parecían esconder miriñaques bajo los vuelos de sus faldas -como en el caso de Madeline Brewer y su diseño color ‘nude’ de Reem Acra- nos demostraron que no todo está ganado en unos premios donde los actores galardonan a otros colegas de profesión. A pesar de todo, aquí está el repaso a una alfombra roja que ha dado más disgustos que alegrías. Pero es lo que tiene tanto acto cinematográfico seguido: que hasta las estilistas merecen tener sus días malos.
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