Cinco meses después de su ictus, la reina Paola reaparece en la vida pública
La familia real belga asistió a la tradicional misa por sus difuntos que se celebra cada año en Notre Dame de Bruselas
Tras cinco meses de convalecencia y un silencio informativo total sobre su estado de salud, la reina Paola ha reaparecido ante los belgas. El motivo, la misa que cada año se celebra en Notre Dame de Bruselas por los familiares fallecidos de la familia real. Lo hacía tranquila y con buen aspecto, casi medio año después del ictus que sufrió a finales de septiembre, por el que tuvo que ser ingresada de urgencia y del que informó en ese momento la Casa Real belga. Fue un comunicado puntual al que siguió un sepulcral silencio sobre los avances de la madre del rey Felipe, quizá en un intento por separar la vida privada del rey de su vida oficial y pública.
Aunque con ciertas dificultades para caminar y apoyándose de un bastón, la reina Paola subía las escaleras de acceso a la catedral cogida del brazo de su marido, el anterior rey de los belgas, Alberto II, y se situaba en primera fila para escuchar la misa. Junto a ellos, el actual monarca con la reina Matilde y el príncipe Laurent, el hermano pequeño del rey. Tras el oficio, la familia real se dio a la salida un auténtico baño de multitudes, acercándose a los ciudadanos que se arremolinaban a las puertas del templo y que los recibieron y despidieron con auténtico fervor. La reina incluso dirigió unas palabras a los medios de comunicación, una señal de su clara mejoría.
Fue el 25 de septiembre, durante unas vacaciones privadas con el rey Alberto en Venecia, cuando la reina Paola sufrió un derrame cerebral, un problema de salud que se unía a los que la madre de Felipe de Bélgica ya venía arrastrando desde 2017, cuando sufrió primero la rotura de una vértebra y luego de la cadera. Además, el delicado estado de su corazón le obligó a guardar reposo durante un tiempo. Cierto es que reapareció poco después del ictus para ejercer su derecho al voto en unos comicios celebrados en el país. Pero el mutismo de la Casa Real y su alejamiento de la vida pública desde ese momento hasta su reaparición este martes hacían pensar que la salud de la reina Paola no era la mejor.
Tras cinco meses de convalecencia y un silencio informativo total sobre su estado de salud, la reina Paola ha reaparecido ante los belgas. El motivo, la misa que cada año se celebra en Notre Dame de Bruselas por los familiares fallecidos de la familia real. Lo hacía tranquila y con buen aspecto, casi medio año después del ictus que sufrió a finales de septiembre, por el que tuvo que ser ingresada de urgencia y del que informó en ese momento la Casa Real belga. Fue un comunicado puntual al que siguió un sepulcral silencio sobre los avances de la madre del rey Felipe, quizá en un intento por separar la vida privada del rey de su vida oficial y pública.