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La sinagoga de un español en Nueva York enamora a Sarah J. Parker, Gere y Madonna
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La sinagoga de un español en Nueva York enamora a Sarah J. Parker, Gere y Madonna

En el corazón de la Gran Manzana existe un espacio, propiedad de un vecino de Huesca, que ha seducido a multitud de famosos. Hablamos con Ángel Orensanz

Foto:  Sarah Jessica Parker.
Sarah Jessica Parker.

Muchos recuerdan que Sarah Jessica Parker se casó vestida de negro. Corría el año 1997, justo antes del estreno de 'Sexo en Nueva York', y el altar en el que dijo 'sí, quiero' a Matthew Broderick fue el de una espectacular sinagoga del Lower East Side de Manhattan.

Lo que pocos saben es que el dueño de tan privilegiado espacio, ubicado en el 172 de Norfolk Street, es un artista nacido en 1940 en Larués, a escasos kilómetros de Jaca (Huesca), llamado Ángel Orensanz. Un escultor de gran formato que decidió comprar en 1986 ese espacio, casi abandonado, para establecer allí su fundación sin saber que se convertiría en uno de los lugares favoritos de las celebridades de toda índole.

“Sarah Jessica vino por sí misma. Ella sabía que estaba esta fundación y apareció aquí. Frecuentaba mucho el Lower East Side”, explica el artista en una entrevista para Vanitatis. Aunque lo suyo suena a pelotazo inmobiliario (un año después de su compra, el edificio fue declarado lugar histórico de la ciudad de Nueva York), su sensibilidad para el arte y su dedicación para preservar y mejorar un espacio que estaba totalmente abandonado ha sido clave para su éxito. Así, la boda no se hubiese realizado si no fuera porque él siempre defendió a capa y espada su estructura original. “Siempre he conservado el altar. No dejo que lo reinterpreten, siempre a distancia sin tocarlo”, explica.

placeholder Ángel, junto a Sarah Jessica Parker. (Orensanzevents.com)
Ángel, junto a Sarah Jessica Parker. (Orensanzevents.com)

Actrices, cantantes, diseñadores

En este caso, Sarah Jessica no estaba marcando tendencia, sino siguiéndola. El primero que descubrió el espacio fue Lou Reed, “que siempre ponía una cara muy triste”, asegura Orensanz. Los que han pasado en el último mes son personalidades tan variadas como David Bisbal, que recogió el premio de la New York Summit, o Kathleen Kennedy, hija de Robert Kennedy. “Tenía una manera de hablar geométrica, nada afectuosa. Casi cubista”, dice este artista que mira a la fama con ojos conceptuales. Entre medias, Whitney Houston rodó allí el vídeo de su mítica canción 'I’m Every Woman', Lady Gaga presentó aquí su gira y, si uno escribe en Youtube 'live from Angel Orensanz', se encuentra conciertos de Ariadna Grande, Beck, John Meyer o Moby. Aunque la famosa favorita del artista siempre será Julie Andrews, “una actriz que no presume”, dice.

“Por aquí han pasado Al Pacino, Robert de Niro, Richard Gere, Mia Farrow, Steven Spielberg y Madonna”, explica este escultor, con el acento aragonés todavía intacto y que cuando dice que Lady Gaga solía ser vecina suya, pone el acento en la última sílaba: “Lady Gagá”. De Madonna dice que vino gracias al consejo de otra leyenda, Lauren Bacall, y también contribuyó a la popularidad del espacio el espectacular debut de Alexander McQueen en la Semana de la Moda de Nueva York en 1996, que eligió para ello esta sinagoga construida en 1849 por el arquitecto judío Alexander Saelty, inspirada en la catedral de Colonia y con las mismas medidas que la Capilla Sixtina.

placeholder  Detalle del interior. (Orensanzevents.com)
Detalle del interior. (Orensanzevents.com)

"Era un edificio que ya no existía"

Pero ¿cómo llegó este edificio a manos de Ángel Orensanz? El artista, formado en la Escuela Superior de Bellas Artes San Jorge de Barcelona, llegó a Estados Unidos con una beca del Comité Hispano-Norteamericano, “una beca que ya no existe”, dice. Venía ya con obras instaladas en España y Francia, con premios y participaciones en las bienales de París, Venecia y Sâo Paulo.

En Nueva York tuvo grandes oportunidades, como hacer una instalación en el legendario Studio 54, pero su consagración artística y económica llegó gracias a un proyecto escultórico en Atlanta apadrinado por el arquitecto John Portman titulado 'South Music': seis columnas colosales de acero en el hotel Marquis Marriot de la ciudad. Fue gracias a eso que pudo comprar el edificio del que se había encaprichado (“Era un edificio que yo sentía”, explica) y que consiguió, ya entonces, a un precio alto “al borde de la usura”. Con todo, fue una acertadísima inversión que le ha enfrentado también a las leyes implacables del mercado.

“Todo el mundo ha querido comprar este edificio y me han venido con ofertas terribles. Ofrecían poner un tabique en mitad de la sinagoga, que eso es una brutalidad. Y ofreciendo lo que haga falta de dinero”, asegura. Entre los pretendientes de la sinagoga, menciona a artistas como Julian Schnabel. Él, en cambio, siempre se ha mantenido en sus trece, a pesar de que el edificio requiere muchísimos cuidados y también ha dado problemas, como cuando en 2014 una gala de recaudación de fondos tuvo que ser cancelada por problemas estructurales del edificio, que no reabrió hasta casi un año después. Pero, después de más de 30 años con ella, “la fundación ha generado mucho bienestar constante, mundial, internacional”, asegura. Por no hablar de que su experiencia con los famosos no ha tenido, hasta ahora, ningún pero. “No ha habido problemas nunca. Estos señores son educados. Tienen poder e inteligencia, tienen mucha personalidad”, perjura.

placeholder  Detalle de las mesas en el interior de la sinagoga. (Orensanzevents.com)
Detalle de las mesas en el interior de la sinagoga. (Orensanzevents.com)

Y es que, pese a su tradición europea y su afición a la concepción poética del viejo continente, Orensanz reconoce que solo en un lugar como Nueva York y en un país pragmático como Estados Unidos su sueño podía cumplirse. “Lo imposible se convierte en posible, lo que es eterno no es por una razón filosófica que queda por demostrar, sino que si hago una obra la pagan”, concluye quien también asegura que prefiere un evento estadounidense que uno latino. “En una hora se ha hablado de todo, la gente si no se aburre. En nuestra cultura la gente quiere bailar hasta las 5 de la mañana, pero eso puede ser aburrido también”.

Muchos recuerdan que Sarah Jessica Parker se casó vestida de negro. Corría el año 1997, justo antes del estreno de 'Sexo en Nueva York', y el altar en el que dijo 'sí, quiero' a Matthew Broderick fue el de una espectacular sinagoga del Lower East Side de Manhattan.

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