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Muere Joel Schumacher, el director creyente que tuvo sexo "con 20.000 personas"
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Muere Joel Schumacher, el director creyente que tuvo sexo "con 20.000 personas"

Irónico y divertido, el director de 'Batman y Robin' o 'Un día de furia' no se cortaba un pelo a la hora de hablar de su vida sexual

Foto: El director en 2011. (EFE)
El director en 2011. (EFE)

"Comencé a beber a los nueve, fumar a los diez y perder el tiempo sexualmente cuando tenía 11 años". La frase de Joel Schumacher, fallecido este lunes a los 80 años, puede resultar tan irreverente como lo era él mismo, un director de Hollywood desprejuiciado y artesanal que lo mismo dirigía secuelas de 'Batman' que dramas judiciales como 'Tiempo de matar' o 'El cliente'. Su gran cénit artístico fue, sin embargo, 'Un día de furia', en la que retrató las ansiedades del urbanita moderno con ojo clínico; con la misma mirada escéptica con la que hizo declaraciones sobre su propia vida.

Él mismo dijo, sin mayor problema, que era gay la mayoría de las veces en las que habló de su trayectoria personal. Aunque tuvo relaciones con mujeres desde los 15 años, su trayectoria sexual comenzó teniendo escarceos con compañeros de instituto. Por entonces, era solo un adolescente.

Hace pocos meses, Schumacher ofreció una entrevista a la revista 'Vulture' en la que confesó muchas de sus preferencias sexuales y reveló, con cierta sorna, unas cifras bastante elevadas sobre sus compañeros y compañeras de cama. "¿Podrías saber el número de relaciones sexuales que has tenido?", preguntó el periodista Andrew Goldman al cineasta. "Seguramente sea una cifra de miles y dos dígitos", respondió. "¿Te refieres a 2.000 o 3.000?", volvió a lanzar la cuestión. "Eso no es un doble dígito, es solo uno. Entre diez y veinte mil", matizó ante la sorpresa de la prensa, que enseguida recogió el titular.

La entrevista también versó sobre las dificultades a las que se había enfrentado un hombre de su condición. "Siendo bisexual hay muchas más opciones. Ahora muchas personas homosexuales se van a casar, están adoptando o tienen hijos, pero no había nada de eso cuando era joven. Si entrabas a un bar gay y había 200 hombres allí, nadie se preguntaba: ¿quién quiere tener una pequeña casa con una cerca blanca y un perro y un niño, levanten la mano?, sino ¿quién quiere echar un polvo esta noche? El concepto de una vida suburbana encantadora o tener una familia no estaba asimilado", explicó. En la época de la que hablaba Schumacher, el miedo a la epidemia del VIH también cambió su vida y la de muchos de sus amigos. Usé condones, pero los preservativos se rompieron alguna vez y había mucha drogadicción, sucedían muchas cosas entonces. Era una forma de lidiar con la pérdida, creo, de tantas personas que amaba, me gustaban, o sentía afecto o admiraba", dijo.

placeholder Schumacher, en los 90 junto a Chris O'Donnell y Val Kilmer. (Reuters)
Schumacher, en los 90 junto a Chris O'Donnell y Val Kilmer. (Reuters)

Más allá de sus preferencias sexuales, Schumacher se autodefinía creyente pero no en Dios, sino en algo que diese sentido a nuestras vidas. Si no le gustaba usar la palabra Dios era "porque se ha politizado y tiene una connotación horrible ahora". También creía en el Partido Demócrata, a cuyos candidatos donó dinero en varias ocasiones, y era bastante discreto sobre el cáncer contra el que luchaba desde hace años.

Irónico hasta el final, no ambicionaba grandes logros artísticos con su cine. A veces, era crítico y sardónico al hablar de sus propias películas. El año pasado, por ejemplo, recordó el enorme fracaso que supuso 'Batman y Robin' y exculpó a George Clooney, protagonista de aquel recordado desastre. "Sabes que eso (echarse la culpa) es muy de George. En primer lugar, Batman ha sobrevivido desde 1939: tenemos la misma edad, nada ha detenido a Batman... George tiene el sentido del humor más perverso… Es un ser humano increíble", dijo.

Meses más tarde, Hollywood se ha quedado sin uno de sus más hábiles artesanos. Un hombre brutalmente sincero acerca de su sexualidad y poco pretencioso. Un director que dio a los espectadores unas películas que seguro que les hicieron pasar un buen rato. A veces, eso es más que suficiente.

"Comencé a beber a los nueve, fumar a los diez y perder el tiempo sexualmente cuando tenía 11 años". La frase de Joel Schumacher, fallecido este lunes a los 80 años, puede resultar tan irreverente como lo era él mismo, un director de Hollywood desprejuiciado y artesanal que lo mismo dirigía secuelas de 'Batman' que dramas judiciales como 'Tiempo de matar' o 'El cliente'. Su gran cénit artístico fue, sin embargo, 'Un día de furia', en la que retrató las ansiedades del urbanita moderno con ojo clínico; con la misma mirada escéptica con la que hizo declaraciones sobre su propia vida.

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