¿Te sumas a la moda bike? Te contamos cómo usar la bicicleta con seguridad
Nuestras calles se han llenado de bicicletas. Es 'cool', es 'trendy', pero... ¿sabes de verdad montar en bici por ciudad? Sigue leyendo y sabrás los puntos que debes dominar para no ser un peligro andante
Has decidido que tu transporte de ahora en adelante será la bici. Razones no te faltan: es barato, es ecológico y, además, te ayuda a estar en forma. Pero una cosa es hacer piernas en la estática del 'gym' o por un poco transitado camino de montaña y otra muy diferente es meterse en el tráfico rodado de una urbe. Ahora, de repente, todos los argumentos que te llevaron a tomar la decisión se tambalean. ¡Espera! Antes de dejarla criando malvas en un altillo, toma buena nota de cómo conseguir que todo vaya sobre ruedas.
Siempre por el centro del carril
Sobre todo si no hay uno específico para la bicicleta y tienes que vértelas con todos los coches. Si circulas por el centro, se te verás más y no correrás el riesgo de que algún coche aparque, abra la puerta de golpe y tú hagas un aterrizaje de emergencia en el suelo. Y evitarás también que algún conductor no muy hábil te adelante sin calcular bien la distancia.
No te embales
Después de tener que sudar la gota gorda en las subidas y mantener un ritmo constante en los caminos llanos, te encuentras con una bajada y te sientes como un niño con zapatos nuevos. Ahora puedes correr un poquito y ¡sin esfuerzo! Pues no te pases, recuerda que la velocidad máxima son 30 km/h y que el coche de delante podría frenar de golpe.
Señaliza tus movimientos
Es muy fácil darle al intermitente cada vez que vayas a hacer un giro. Pero tú no tienes, así que tu intermitente son tus brazos. Si extiendes el izquierdo, señalizas un giro en ese sentido. Hacia la derecha puedes marcarlo con el brazo derecho extendido o el izquierdo hacia arriba (como si fueras el repelente que va contestar una respuesta en clase, pero sin levantar el dedo). Si tienes que frenar, haz movimientos rápidos arriba y abajo con el brazo izquierdo.
Guarda la distancia de seguridad
Aunque te vengas 'parriba' y aproveches la inercia y la potencia de tus piernas para conseguir un buen ritmo, no te pegues a ese vehículo que tienes delante. Puede frenar muchísimo más rápido que tú y tal vez no tengas tiempo de hacer lo mismo y te lo comas con patatas.
El carril de la derecha
Es el de los lentitos, oséase, el tuyo. Aunque tengas unas piernas de hierro, te sientas Indurain y tengas delante un fétido camión de la basura, no lo abandones. En el resto de carriles, la velocidad es superior a la que tú puedes alcanzar.
Planifica tus trayectos
Tal vez conozcas de sobra el camino más rápido entre dos puntos, pero lo importante aquí es que emplees el máximo de carriles bici posibles. Y también que evites, en la medida de lo posible, las calles muy masificadas, con muchos carriles. Y puestos, si te lo puedes permitir, sáltate las horas punta.
Sí, lo sentimos: tienes que ponerte ese chaleco
Por la noche todos los gatos son pardos y todos los ciclistas se vuelven sombras difíciles de identificar por el resto de vehículos. La solución es llevar un chaleco fosforito, amén de las luces de señalización. Sabemos que no es la prenda más sexy del mundo, pero cuando llegues a tu destino, puedes esconderlo y aquí no ha pasado nada. Y una mala noticia para los góticos: en bici siempre es mejor vestir colores claros.
Ponte casco
Es cierto que a partir de los 16 años no es obligatorio para circular en bici. Y también lo es que resulta una pesadez llevarlo arriba y abajo. Pero el casco puede salvarte la vida. Así que no te lo pienses, busca uno homologado y del tamaño adecuado.
Hoy toca coger el bus
Las bicicletas no son solo para el verano, pero desde luego no son para los días de lluvia. Es mucho más fácil que resbales, que pases inadvertido o que pilles una galipandria de campeonato. Así que consulta la previsión meteorológica antes de salir de casa y vuelve a tu estado de viandante en días tormentosos.
Revisa tu bicicleta
El estado de los frenos y de las ruedas es básico para no tener desagradables sorpresas. No esperes para reparar cualquier desperfecto a mañana. Es cierto que puedes frenar poniendo el pie en el suelo, pero ¿qué pasaría en una bajada?
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Has decidido que tu transporte de ahora en adelante será la bici. Razones no te faltan: es barato, es ecológico y, además, te ayuda a estar en forma. Pero una cosa es hacer piernas en la estática del 'gym' o por un poco transitado camino de montaña y otra muy diferente es meterse en el tráfico rodado de una urbe. Ahora, de repente, todos los argumentos que te llevaron a tomar la decisión se tambalean. ¡Espera! Antes de dejarla criando malvas en un altillo, toma buena nota de cómo conseguir que todo vaya sobre ruedas.