Intoxicaciones: cinco trucos para que el bufé del hotel no te estropee las vacaciones
Son una tentación, sí, pero también un riesgo. Si quieres evitar que el bufé del hotel te fastidie las vacaciones con una intoxicación alimentaria, sigue estos sencillos consejos
Son uno de los reclamos de los ‘todo incluido’ y la gran tentación para tragaldabas de cualquier pelaje. Hablamos de los bufés de los hoteles, de esa barra libre alimenticia que pone a prueba nuestro autocontrol al tiempo que legitima la ley del pobre: reventar antes que sobre. Pero mientras tenemos claro que un bufé es el mayor enemigo de la dieta, a menudo no somos conscientes del riesgo que puede suponer para nuestra salud. Y no porque, como en el dicho, reventemos, sino porque pueden propiciar una intoxicación alimentaria.
Nos lo cuenta la doctora Silvia Zuluaga, especialista en dietética y nutrición, quien aclara que “el establecimiento que ofrece el bufé es el primer interesado en que no se produzca ninguna contaminación y, por tanto, tendrá un personal debidamente formado en manipulación de alimentos”. Entonces, ¿dónde está el peligro? Pues en nosotros mismos, en el vecino de mesa que no deja de estornudar, en los críos que corretean de bandeja en bandeja…
“El mayor riesgo -nos cuenta la doctora- puede estar en los propios clientes, ya sea porque no se hayan lavado bien las manos, porque utilicen los cubiertos de servir los macarrones para, por ejemplo, servirse el pollo, o porque se haya escurrido un cubierto hasta dentro de una bandeja y lo rescaten metiendo la mano hasta dentro… “.
No todo está perdido. Si no estás por la labor de que un ataque de aprensión te haga renunciar a ese tentador bufé, pero quieres evitar que una intoxicación te fastidie las vacaciones, sigue estos consejos:
1. Elige los alimentos que puedan cocinarse en el momento: las tortillas recién hechas, la carne y el pollo a la plancha en vez de guisados…
2. Si ves que alguna comida no tiene mucho éxito, es de esperar que esté mucho tiempo expuesta sin que se reponga. Por tanto, el riesgo de contaminación es mayor.
3. No te sirvas alimentos si has visto que se han servido con otros cubiertos distintos de los proporcionados para ello (no se sabe de dónde vienen esos cubiertos). Tampoco si ves que la cuchara de servir está hundida en una preparación caldosa, crema, sopa o yogur, ya que no sabemos si alguien ha metido la mano para intentar recuperarla (ni si esa mano estaba limpia). Y tampoco te sirvas si ves que ha rebosado líquido que provenía de un plato de un cliente (hay quien mezcla comidas frías y calientes en el mismo plato, incluso quien reutiliza el mismo plato).
4. Sigue la regla de oro: la comida fría, bien fría; la caliente, bien caliente. Por tanto, mete la cuchara hasta el fondo para servirte el estofado desde abajo, desde donde está más caliente, o coge las gambas de la zona más próxima al hielo.
5. Procura evitar la comida que tiene mucho éxito con los niños. Algunos críos prueban con la misma cuchara los distintos helados hasta decidir cuál se van a servir y llevar a la mesa...
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Son uno de los reclamos de los ‘todo incluido’ y la gran tentación para tragaldabas de cualquier pelaje. Hablamos de los bufés de los hoteles, de esa barra libre alimenticia que pone a prueba nuestro autocontrol al tiempo que legitima la ley del pobre: reventar antes que sobre. Pero mientras tenemos claro que un bufé es el mayor enemigo de la dieta, a menudo no somos conscientes del riesgo que puede suponer para nuestra salud. Y no porque, como en el dicho, reventemos, sino porque pueden propiciar una intoxicación alimentaria.